Auténtica potencia arqueológica

Tierra de la Ruta Nazarí, conjuga su rico pasado ibero con maestros artesanos de la piedra

22 mar 2016 / 09:20 H.

En el límite de la cercana Córdoba, Porcuna es parada obligada en la Ruta de los Nazaríes. Situada en un cerro, es rica en arqueología, con singulares hallazgos como la fabulosa colección de esculturas ibéricas de un monumento funerario del siglo VI a. C. descubiertas en Cerrillo Blanco. Fue en la época romana cuando tomó el nombre de Obulco, favorecida por César, por haberle respaldado en su campaña contra Pompeyo.

Quien recorra sus calles no puede dejar de conocer la Torre del Homenaje del Alcázar, que construyeron los caballeros calatravos y la Torre Nueva o de Boabdil, que revive uno de los episodios más legendarios del reino nazarí, ya que en ella permaneció prisionero unos meses Boabdil, el “rey Chico”.

El foco central de Porcuna es la Plaza de Andalucía, un hermoso conjunto flanqueado por la iglesia de la Asunción. La Casa Consistorial es un potente edificio neoclásico de 1798 que en los años cuarenta del siglo XX se adaptó para sede municipal. En su nave central se exhiben piezas del Museo Arqueológico Municipal de cronología iberorromana. De visita obligada es la torre de Boabdil, con el Museo de Obulco. En un paseo histórico y monumental sobresale el Torreón del Homenaje de su antiguo alcázar y la citada Torre Nueva o de Boabdil. En sus dos cámaras interiores con bóvedas góticas de nervios se disponen sendas salas del Museo Arqueológico Municipal, con materiales que van desde las épocas del Paleolítico y Neolítico a las ciudades ibérica y romana de Ipolca y Obulco.

De obra más actual destaca el templo parroquial, de Nuestra Señora de la Asunción. Fue proyectada por Justino Flórez, inaugurándose en 1910. En su interior conserva la bella sacristía manierista del templo original, junto con pinturas del cordobés Julio Romero de Torres de 1903, una de las escasas series de temática religiosa del pintor.

La Casa de la Piedra, quizá el monumento más representativo de la época actual, es fruto del tesón de Antonio Aguilera Rueda, “Gronzón”, que empleó en su construcción 29 años y es todo un manifiesto de la imaginación y maestría de los canteros locales. Junto a las excavaciones de la antigua Obulco está la ermita de San Benito, reflejo de Porcuna como uno de los más importantes prioratos de la orden de Calatrava en la Edad Media. Y, a las afueras, el santuario de la Virgen de Alharilla, un tranquilo enclave que alcanza la mayor animación durante la romería. Buena excusa para acercarse hasta Porcuna.