Los Dólmenes aspiran a ser Patrimonio de la Humanidad

La candidatura se completa con los bellos enclaves naturales de la Peña de los Enamorados y El Torcal

03 jun 2016 / 10:00 H.

Los Dólmenes de Antequera quieren convertirse en Patrimonio de la Humanidad. Está previsto que la Unesco tome la decisión en breve sobre si incluirá este original monumento megalítico y su precioso entorno natural en la lista de los bienes protegidos y que merecen ser legados a las generaciones futuras. El comité de Patrimonio Mundial, integrado por los embajadores de la Unesco de los diferentes países, se reunirá para tratar este expediente del sitio de los dólmenes entre el 10 y el 20 de julio en su reunión anual en Estambul. Los Dólmenes de Antequera serían, sin duda, una aportación inédita dentro del Patrimonio Mundial. El sitio está conformado por tres sepulcros megalíticos —los dólmenes de Menga y Viera y el tholos de El Romeral— y dos monumentos naturales —El Torcal y la Peña de los Enamorados—, junto a un espacio de amortiguamiento o entorno.

Las construcciones no se orientan hacia el orto solar, como es habitual, sino a las montañas de la Peña de los Enamorados y a el Torcal. El Sitio de los Dólmenes de Antequera aporta, de este modo, elementos originales y únicos a la cultura del megalitismo. El conjunto se caracteriza por el uso de grandes piedras que forman cámaras y espacios con cobertura adintelada o falsa cúpula, utilizados con fines rituales y funerarios. Destaca, especialmente, el túmulo de Menga, uno de los dólmenes conocidos de mayores dimensiones y único con pilares interiores, que lo convierte en una de las cumbres de la arquitectura adintelada de la Prehistoria reciente europea.

La candidatura incide, igualmente, en que los tres megalitos gozan de condiciones adecuadas de conservación y no están amenazados por procesos de desarrollo que hagan temer por su integridad. Han preservado prácticamente inalteradas sus estructuras originales y, a diferencia de monumentos de este tipo del norte de Europa o de la Bretaña francesa, no han sido necesarias en el caso de Antequera grandes intervenciones reconstructivas. Además, tanto los monumentos megalíticos como los espacios naturales incluidos en la propuesta están catalogados y preservados con las preceptivas figuras legales de protección patrimonial o medioambiental.

La candidatura de los Dólmenes de Antequera para convertirse en Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco ha potenciado su interés. El pasado año 2014 el monumento megalítico recibió 95.691 visitas, el 32,70% del total. El Torcal se posiciona en segundo lugar, con el 31,1%, alcanzando 91.055 visitantes.

El Paraje Natural Torcal de Antequera encierra una de las muestras más impresionantes de paisaje kárstico de toda Europa y, debe su nombre, a las dolinas o torcas, unas curiosas formaciones en forma de depresiones circulares. En “El Torcal” predominan las calizas, rocas con más de 150 millones de años, formadas por sedimentos marinos muy sensibles a la erosión. La acción lenta pero continuada de la lluvia, la nieve y el viento sobre este material han moldeado este característico paisaje. Sus cuevas y simas configuran un entorno idóneo para la práctica de la espeleología. Algunas de ellas, como la del Toro y la Marinaleda I, albergan huellas de la presencia del hombre en El Torcal desde la Prehistoria.

Este medio de gran belleza y apariencia inhóspita contiene además una rica y variada vegetación con algunas especies exclusivas. En su paisaje, encinas, quejigos, serbales o arces se entremezclan con plantas adaptadas a vivir en las fisuras de las rocas. Es la llamada vegetación rupícola y, el Torcal Bajo, es el lugar idóneo para conocerla. Su fauna es rica en aves como el buitre leonado o el búho real, además de en mamíferos como el zorro y la comadreja. Junto a esta zona del Torcal Bajo, el mirador de las Ventanillas se asoma al valle del Río Campanillas, ofreciendo bellas panorámicas de su paisaje y de la localidad de Villanueva de la Concepción.

Cerca de El Torcal, se halla la ciudad de Antequera. Al localizarse en el centro geográfico de Andalucía, un importante trasiego de culturas ha dejado su impronta en ella. Las murallas de su castillo y sus numerosas torres o conventos sobresalen entre la arquitectura popular, de cubiertas de teja árabe y fachadas de cal. En esos conventos se elaboran, aún hoy, exquisitos dulces tradicionales como los alfajores, el angelorum y el bienmesabe. De su gastronomía no hay que olvidar sus afamados molletes, el ajoblanco o la porra antequerana. La gran tradición artesana de Antequera en orfebrería ha dado paso a otros oficios en los que se utiliza mimbre, esparto, vidrio, hierro y madera.

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