Flamenco jiennense para alegrar las calles de Granada

La cantaora Blanca Pérez “La almendrita” busca su futuro
con un espectáculo a pie de calle

01 feb 2021 / 10:30 H.
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Granada es flamenco. La capital andaluza tiene ese duende que muy pocas ciudades poseen, ese gen que convierte sus calles en puro arte y, sus plazas, en las mejores escuelas. De sus barrios salieron grandes estirpes de cantaores, con los Morente y los Habichuela a la cabeza, un distintivo que la urbe luce con orgullo en cada una de sus esquinas y avenidas.

Blanca Pérez, conocida artísticamente como “La almendrita”, lo tiene claro. “Si quieres triunfar en el flamenco tienes que venir a esta ciudad porque en Jaén es mucho más difícil”, explica. Esta joven cantaora, que acaba de cumplir los 23 años, dejó la capital del Santo Reino nada más cumplir la mayoría de edad. “Me tomé un año sabático. Quería encontrarme, conocer mi lado artístico, así que me lancé a la calle. Y no solo me hallé a mí misma, sino que también di con el flamenco”, sentencia “La almendrita”. Tras doce meses de inactividad, la jiennense se apuntó a la Escuela Municipal de Flamenco de Granada, en la que sigue actualmente. “Desde que entré hasta hoy he evolucionado muchísimo”, relata la cantaora, que además destaca cómo su estancia en el centro le ha propiciado unos contactos muy valiosos que antes no tenía.

Sin embargo, tiene claro que su escuela es la calle. “Llevo años tocando en las plazas, y eso es lo que realmente me está dando la experiencia”, argumenta la jiennense. Su espectáculo es ambicioso, con guitarra, percusión y bailaores, acompañados, por supuesto, por la voz de “La almendrita”. “Hacemos algo natural, no el flamenco de salón que se vende a los turistas, y eso lo notamos en la emoción de los que vienen a vernos”, explica la cantaora. Aunque las leyes y la climatología no siempre acompañan, Pérez tiene claro que la calle ofrece infinitas posibilidades más que un show encorsetado en un local. “Y más cuando vas con baile, aunque en el futuro me gustaría trabajar sola”, relata la artista jiennense.

Lo primeros pasos musicales de Blanca Pérez los dio en su casa. Y de casta le viene al galgo. El primo de su padre, al que quiere como a su propio progenitor, es el cantante de Apache. “Él me descubrió, por así decirlo. Mi madre le pidió que me cogiera y me tutelara, así que comencé a cantar con él”, explica la jiennense. Su pasión musical nunca le abandonó, pese a que en su adolescencia nunca sintió la llamada de los escenarios. “Fue un Etnosur, en mi dieciocho cumpleaños, cuando se acercaron varios guitarristas y me pidieron que cantara. Descubrí que no sabía hacerlo, me costaban ser armónica con ellos, pero ahí descubrí que lo que yo quería era cantar”, sentencia “La almendrita”. Pero el flamenco vino más tarde. “Lo mío era el blues y soul, versionaba a Nina Simone y Amy Winehouse, aunque ahora he perdido un poco esos estilos”, explica la cantaora. Sus actuales referencias vienen del mundo flamenco, como Camarón, Monsté Cortés, Reyes Heredia y los no tan ortodoxos Pata Negra. También le gusta Paco de Lucía, el gran maestro de la guitarra al que, si tiene tiempo, algún día le gustaría imitar. Sin embargo, su referencia más cercana son los Morente, la familia artística por excelencia en la capital vecina. Porque, al igual que ella, hubo un día que regalaron su flamenco a las calles de Granada, un placer que en la antigua ciudad mozárabe equivale al mejor de los títulos escolares.

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