Villargordo camina al mismo paso por su patrón
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Una noche mágica que vuelve a demostrar que el pueblo villagordeño camina al mismo paso por su patrón. Villargordo se echa a la calle con profunda devoción en uno de los actos más esperados de las Fiestas de Santiago: la bajada del Santísimo Cristo de la Salud. Como marca la tradición, la venerada imagen partió desde la ermita de Santa Ana en solemne procesión hasta la iglesia parroquial de la Asunción, donde permanecerá hasta el domingo, momento en el que se celebrará el recorrido de vuelta. Este emotivo traslado marca el comienzo religioso de las fiestas patronales y reúne a centenares de vecinos y visitantes en un ambiente de recogimiento, fe y tradición en la población de Villatorres. Antes de comenzar la procesión, se llevó a cabo el acto de recogida de la hermana mayor, momento simbólico que refuerza el papel activo de la cofradía en la vida religiosa del municipio.
Este año, la Asociación Musical José Manuel Pérez Marfil fue la encargada de poner el acompañamiento sonoro al cortejo, contribuyendo a engrandecer aún más la solemnidad de la cita con sus emotivas marchas procesionales. Cabe destacar la alta participación de los más pequeños en la festividad, garantía de que las raíces y las tradiciones de este rincón olivarero se encuentran a buen recaudo. El fervor del pueblo de Villargordo por el Cristo de la Salud se hizo visible a lo largo de todo el recorrido, con calles engalanadas, balcones decorados y numerosas muestras de cariño por parte de los fieles. Cabe recordar que el pasado año la cofradía celebró su 175 aniversario, una efeméride que subraya la arraigada devoción y el legado histórico que esta imagen representa para el municipio. La bajada del Cristo de la Salud vuelve a poner de manifiesto la pasión y alegría desbordada que la imagen sagrada genera en esta tierra, que vive unos días de reencuentros y gran emotividad.
“Llevamos varios años sacando al Cristo de la Salud, somos hijos del pueblo y estamos muy orgullosos de acompañarlos en este traslado”, asegura Tomás García, inspector jefe de la Policía. Vicente García lleva casi toda su vida como hermano de la cofradía, por lo que siente algo tan grande que “no se puede describir con palabras”. “Desgraciadamente, nuestro hijo se fue al cielo muy joven y no ha podido heredar la tradición, pero sentimos que siempre está con nosotros”, manifestó Santiago Martos. Ana María Jiménez confesó que cada año regresa desde Madrid “con mucha ilusión y fe para participar en la procesión”. “Mi madre me apuntó a la cofradía desde que era pequeña, y la verdad que esto es algo muy grande que es muy difícil de explicar”, indicó Carmen Palomo.