Muere a la espera de una operación que nunca llegó
La espera en una lista hospitalaria, en la cola de un centro de salud, incluso en la cama de un hospital público pendiente de que quede libre un quirófano. Es lo que considera inadmisible Loli Olivares Trigueros, hija de Domitila Trigueros Gallego, octogenaria de Siles que ingresó el 9 de noviembre de 2021 en el hospital de Úbeda para ser operada de una fractura en el cuello del fémur de su pierna derecha y falleció, sin pasar por el quirófano, el 20 de noviembre. “¿Qué hubiera pasado si al ingresarla operan a mi madre? Quizás hubiera tenido una oportunidad, o quizá hubiera muerto también, pero eso ya no lo sabremos”. Esta es la pregunta clave de Loli Olivares, por la que reclamó respuestas y por la que se decide a relatar su testimonio. ¿Qué ocurrió en esos días? Dos suspensiones de la operación por causas diferentes, relatos con divergencias, y dos reclamaciones de Loli, el 20 de noviembre y el pasado 1 de febrero, a las que ha tenido acceso este periódico, como a la respuesta, en marzo, del hospital.
El relato de la hija de Domitila y el que firma en su carta de respuesta el director del “San Juan de la Cruz”, Jesús de la Paz, coinciden básicamente en que la operación tuvo que ser pospuesta en dos ocasiones y cuando esperaban fijar una nueva fecha para operar sucedió el desenlace. Loli Olivares expone en su primer escrito que la operación no pudo hacerse a partir del día siguiente del ingreso de su madre porque varias urgencias ocuparon el quirófano. La carta del director del hospital incorpora un escenario conocido: “La gran presión asistencial agravada por la situación actual derivada de la pandemia, ocasionó que tras varios intentos infructuosos para operar a la paciente en el quirófano de urgencias se decidiera intervenirla de forma programada el día 14 de noviembre”.
Ese día era domingo y Loli Olivares sostiene que la fecha prevista era el lunes, día 15, a las tres de la tarde. ¿Qué sucedió después? La hija de Domitila refleja en su primer escrito que se pospuso la operación por otras urgencias, y el director del hospital sostiene que la paciente tuvo un episodio de “fibrilación auricular paroxística” el mismo día que iba a ser operada, lo que desaconsejó la intervención por el peligro que suponía para la paciente. Loli reconoce el episodio, pero lo sitúa un día antes de la operación programada. Pasan 7 días hasta que muere Domitila.
¿Qué ocurrió después? Relato de Loli: “Noté que mi madre empeoraba en esos días. El día 20 por la mañana respiraba como si tuviera ‘mocos’ en la garganta. Vino una enfermera y le puso la tensión y dijo que la tenía bien, nada más. Después vinieron a atenderla en la cama, aseo y esas cosas; cuando entré vi que le salían como dos hilillos blancos de líquido por la boca y grité. Llegó el médico y cuando salió me dijo que mi madre había muerto”.
Relato del hospital tras precisar que fue tratada por el servicio de medicina interna de la fibrilación, agravada por factores como obesidad e hipertensión de la paciente, y asegurar que su estado mejoró hasta plantearse de nuevo la operación: “Súbitamente sufrió una parada cardiorespiratoria el día 19 de noviembre a las 11:55 de la mañana”, tras atenderle varios especialistas. “Lamentamos el desenlace del proceso, pero no pudo hacerse más por ella”, finaliza. Loli no está conforme, insiste en la primera oportunidad perdida que demoró todo el proceso.
Las fechas y el parte de defunción
Loli Olivares puso el 1 de febrero su segunda reclamación por la falta de respuesta a la primera. Recibió el 3 de marzo la respuesta, fechada el 24 de febrero. “No la enviaron en esa fecha, soy cartera y sé cómo va esto”, asegura. Cuestiona la fecha de la muerte que refleja el hospital: “No fue el 19, fue el 20; es increíble”, dice. Y asegura que el parte de defunción no estaba firmado: “Tuvo que firmarse después para enterrarla”.