María Antonia Benítez, una heroína profeta en su tierra

La Carolina concede a la jiennense, en Francia “Maria Chapelle”, la medalla de la ciudad a título póstumo
Mujeres deportadas al campo de concentración de Ravensbrück y, en la esquina superior izquierda, María Antonia Benítez.
Juan Rafael Hinojosa

La carolinense María Antonia Benítez Luque, nacida en 1921 y fallecida en 2012 es una institución en Francia. En ese país, donde vivió la mayor parte de su vida y donde murió tiene la consideración de heroína, con el título de Caballero de la Legión de Honor, concedido —fue elevada a la categoría de comandante meses antes de su defunción, por el presidente Nicolas Sarkozy— como gratitud por su papel en la Resistencia. Su figura fue reivindicada por la periodista Marga Reig en las páginas de Diario JAÉN, en un artículo publicado por este periódico, en su sección de opinión “Giennensas”, el 14 de mayo de 2019.

Recientemente, la Corporación Municipal de La Carolina respaldó una propuesta formulada por IU para entregar a Benítez Luque, a título póstumo la medalla de la ciudad. De esta manera, la luchadora por la libertad será, igualmente, profeta en su tierra. La historia de la resistente oriunda de la capital de las Nuevas Poblaciones es apasionante e ilustra una época convulsa. La apacible anciana sin hijos que residía en el pueblo de Eu, en el departamento del Sena Marítimo. En el colegio Joliot-Curie de Mers-les-Bains (Somme) una sala le está dedicada desde junio de 2024. Su trayectoria aparece en la base de datos de víctimas del franquismo. Vino al mundo, con tres hermanas, en el hogar de un minero originario de Navas de Tolosa. La familia, con nueve hijos, se afincó pronto en Madrid. En la Guerra Civil residió muy cerca del frente. Muy joven, en 1938, se casó con el capitán francés René Chapel, la base de su nombre en el país transpirenaico, Maria Chapelle. Acompañó a su esposo en la retirada de las brigadas internacionales. El matrimonio quedó asentado en la región de Normandía.

Con el comienzo de la II Guerra Mundial y la ocupación alemana, su marido se involucró en la lucha contra los nazis. René Chapel reparaba bicicletas para los soldados teutones, pero en realidad era una tapadera para la labor en la Resistencia. Ella realizaba tareas de enlace, inclusive transporte de explosivos. Acabó detenida, al incautársele una pistola y mucho dinero. Se movía bajo el alias Teresa Cardona, aunque finalmente la Gestapo averiguó su identidad real. Fue interrogada con brutalidad, hasta el punto de que la tortura le desgarró el lóbulo de una oreja. En su camino de deportación pasó por los campos de concentración de Ravensbrück, donde estuvo entre el 25 de junio y el 19 de julio de 1944 y luego paso por el de Buchenwald.

La experiencia en esos infernales lugares de internamiento la marcó pues, a raíz de una dolencia en una pierna, fue operada. Una vez liberada en Francia conoció, tras varios reconocimientos, que no podía tener hijos. En su último periodo en Leipzig, fue empleada en trabajos forzados, donde la carolinense realizaba sabotajes siempre que podía. Tras una denuncia, fue interrogada de nuevo y ahí admitió su implicación en la Resistencia. Estuvo en el calabozo, una celda de aislamiento, en la que la mujer permaneció encadenada. Después de dos décadas en la zona de París, la pareja retornó a Normandía. Allí se tuvo siempre muy presente la labor de Maria Chapelle. Su memoria se encuentra muy presente en la información de Amical de Ravensbrück.