La polilla del olivo, en aumento en los campos jiennenses

La incidencia es del 5,80% en las flores, cifra que podría ascender con la subida de temperaturas y las lluvias
El insecto afecta directamente a las flores del olivar, llegando a dañar el fruto cuajado y la cosecha. / Agustín Muñoz / Diario JAÉN.
Ana Isabel Bravo

Es tiempo de floración, de las tediosas alergias al polen y un momento crítico para las plagas. Mientras los campos jiennenses se llenan de flores, un pequeño insecto comienza a hacer de las suyas. Es el Prays oleae, conocido comúnmente como la polilla del olivo. Entre mediados de abril y finales de mayo, este lepidóptero entra en su segunda fase de ataque, la llamada generación antófaga o de flor, que afecta directamente a las flores del olivar. Aunque en la mayoría de los casos los daños producidos no repercuten de forma significativa en la producción final —ya que el olivo produce muchas flores y pierde naturalmente un gran porcentaje—, cuando hay poca floración o la plaga aparece en grandes cantidades, las pérdidas pueden ser importantes.

A nivel provincial, alcanza actualmente una incidencia del 5,80% en las inflorescencias del olivo, con una presencia en el 75,64% de las 78 Estaciones de Control Biológico (ECB) muestreadas. Así lo comunica la Red de Alerta e Información Fitosanitaria de Andalucía (RAIF) en el último informe publicado, en las inspecciones de la última semana de abril. La cifra contrasta con el 0,3% registrado en la semana anterior y es aún mayor en determinadas zonas. Destaca su incidencia principalmente en Sierra Sur, Sierra Morena y Loma Baja, con un valor medio de 11; 6,90 y 6,70%, de inflorescencias atacadas con formas vivas. Asimismo, el informe resalta la presencia del 27% de inflorescencias atacadas con formas vivas, como valor máximo en algunas áreas de la Campiña Norte.

Aunque la media sigue reflejando un porcentaje bajo de incidencia, desde la RAIF avisan de las posibles consecuencias ante los agentes climáticos que se esperan para los próximos días. “El aumento de las temperaturas, va a favorecer el desarrollo vegetativo del cultivo, así como las previsibles lluvias va a generar unas condiciones ambientales propicias para el desarrollo y expansión de enfermedades”, subrayan. Por ello, recomiendan vigilar de cerca la evolución del insecto mediante muestreos cada 5 a 7 días. El perjuicio consiste principalmente en la destrucción de flores y, por ende, la destrucción del fruto cuajado. Toca estar pendiente de una plaga que, aunque baja por ahora, puede hacer mucho daño.

Porcentajes dispares en cada región andaluza

De momento, los niveles de daño varían mucho según la provincia: van desde un modesto 0,8% de inflorescencias afectadas en Cádiz hasta un 8% en Sevilla. En Jaén, la media se sitúa en un 5,8%, y en Córdoba en un 3,9%. En provincias como Almería o Granada, donde la fenología va más retrasada, aún no se iniciaron los muestreos. El porcentaje de parcelas afectadas varía entre el 46% de Cádiz y el 100% de Huelva.