El Encinarejo: Estampa de una tierra que se aferra a la supervivencia

Un año del catastrófico incendio en el Parque Natural de la Sierra de Andújar que arrasó 800 hectáreas en la zona, en las faldas del propio embalse
Situación actual de la zona de El Encinarejo, un año después del incendio. / Jason Moyano / Diario JAÉN.
Juanfran Paredes

Han pasado más de 365 días de uno de los momentos más tristes y oscuros que ha vivido la provincia de Jaén en su historia más reciente. El fuego se desató en la zona del Encinarejo de Andújar durante alrededor de 30 horas con unas consecuencias terribles para la fauna y la vegetación de este paraje natural a los pies del Cerro del Cabezo. Casi 800 hectáreas —exactamente 797 hectáreas, de las que 530,44 son forestales (345,19 arboladas y 185,25 de matorral) y 256,44 de pasto, siendo las restantes de uso agrícola y urbano— fueron abrasadas en esos momentos de angustia y pánico de agosto de 2024, una catástrofe medioambiental que también obligó a desplazar a 500 personas tras desatarse el fuego en la cara este del Embalse del Encinarejo.

La escena a día de hoy es bien diferente en este enclave del Parque Natural Sierra de Andújar, aunque quedan restos muy visibles de los efectos del fuego en gran parte de la vegetación. Esta zona está denominada como dehesa por su tipo de vegetación y pertenece a la ecorregión de bosque esclerófilo y semicaducifolio de la Península Ibérica, una forma de bosque mediterráneo. Este tipo de zonas ecológicas están principalmente ocupadas por matorrales, pastizales y encinas. Una gran causa de la correcta recuperación de esta tierra es la buena temporada de lluvias que hubo en primavera, lo que ha provocado la vuelta de un ingente pasto a la superficie calcinada. Unas precipitaciones que, como el año pasado, generaron una gran cantidad de pasto, lo que aumentó la rapidez del incendio, “eso hizo que el fuego corriera mucho y no hiciera tanto daño en lo que son las copas de árboles”, señaló el delegado del Gobierno de la Junta, Jesús Estrella, un mes después de la catástrofe en plenas pesquisas de la investigación.

Un año en el que los trabajos de reforestación y adecuación del territorio han sido un compromiso para la Junta de Andalucía. Desde la Consejería de Sostenibilidad y Medio Ambiente han intentado reanimar este espacio natural. En este caso, la actuación se rige por criterios técnicos y científicos en el que se han basado, en primer lugar, en la respuesta natural de la zona antes de acometer intervenciones artificiales. Según apuntan, esta metodología “permite determinar con precisión si el ecosistema avanza en su propia regeneración o si, por el contrario, se requiere una reforestación u otras medidas de restauración específicas”.

Durante este tiempo de observación, sostienen, “se han desarrollado diferentes actuaciones públicas orientadas a la conservación y mejora del entorno”. Entre ellas, la Consejería de Medio Ambiente destaca las intervenciones en el acceso a la Casa de Zumacares y en determinados tramos de Valquemado. Asimismo, se llevaron a cabo arreglos en vías pecuarias, con especial mención a la construcción de un vado en el cordel de Fuencaliente. De esta manera, los alrededores del Embalse del Encinarejo han vuelto a llenarse de vida y de esperanza tras una de las mayores catástrofes forestales de la provincia. Una tierra que se aferra a la vida después de la negrura que abrasó sus cimientos.