Manu Ibáñez

¿Habrá rotondas más feas que las de Jaén?

Expresiones de grandilocuencia estética, odas a lo kitsch y homenajes al horror vacui que mamaron de un mecenas inagotable: la hacienda pública, esa mina nutrida por los bolsillos del ciudadano, cuya voz y voto importan más bien poco para según qué cosas. El fenómeno del rotondismo en plena onda expansiva del estallido de la burbuja inmobiliaria en 2007 afectó a la provincia de Jaén igual que a toda España. El río de billetes que el Gobierno central puso en circulación para paliar el desastre financiero a través de la obra pública pobló el mapa nacional de rotondas, que se convirtieron en el lienzo perfecto para que numerosos artistas desataran su talento con obras, en muchos casos, de dudoso gusto. Basta teclear “rotonda Jaén” en Google para dar con el must por antonomasia de esta lista de cuestionable honor: más allá de un par de noticias sobre siniestralidad al volante, la gran mayoría de los resultados la copa la conocida como rotonda de los pavos, en la carretera de Torrequebradilla, junto a la Universidad. Su autor, el siempre extravagante José Ríos. No es la única, por supuesto. Pero, más allá de la diatriba entre fealdad o belleza, hay una pregunta de mayor importancia: ¿hubo quien se aprovechó de aquel desembolso económico en plena crisis?

El 1% Cultural

España, finales de la primera década del siglo XXI, recta final hacia el patíbulo de la época de los pelotazos inmobiliarios. La Ley de Patrimonio Histórico era clara: “en los contratos de obras públicas es obligatorio destinar, al menos, un 1% de las inversiones a trabajos de conservación o enriquecimiento del Patrimonio Cultural Español o al fomento de la creatividad artística, con preferencia en la propia obra o en su inmediato entorno”, reza la web del Ministerio de Cultura y Deporte. Ese 1% se cogía de los fondos aportados por el Estado para financiar parcial o totalmente obras públicas, pero también de los presupuestos de obras públicas construidas y explotadas por particulares que hubieran requerido para ello una concesión administrativa, aunque el Estado no hubiese puesto ni un duro. Otro apunte importante: las obras cuya inversión excediera los 601.012,1 euros estaban exentas de aplicar ese 1% a conservación de patrimonio o fomento de la creatividad artística. En 2013, el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana propuso el incremento del porcentaje mínimo hasta el 1,5%, medida que se aprobó el 15 de octubre de ese mismo año.

El boom de la obra pública

Tras el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2007, la provincia de Jaén vivió un boom de inversiones en obra pública, que sustituyó a una iniciativa privada en encefalograma plano. Ya en el propio 2007 la inversión alcanzó los 607,2 millones de euros, pero es que en 2008 la cifra creció hasta, ni más ni menos, que los 939,1 millones de euros, montante económico aún récord en este sentido. Ello fue fruto de diversas iniciativas estatales puestas en marcha para paliar la severa crisis económica cuyas consecuencias aún se sufren. El Plan Activa Jaén, medida estrella del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, registraba en 2008 el mayor porcentaje de ejecución de los proyectos incluidos. Luego, ya se sabe, pasó de ser canto de sirena a gramófono escacharrado.

Billetes a mansalva

Más de una década después, hay quien todavía recuerda el Plan E de Zapatero como un despilfarro de dinero público para llenar los pueblos, entre otras cosas, de rotondas innecesarias. En 2008, el Gobierno del expresidente socialista impulsó el Plan Español para el Estímulo de la Economía y el Empleo, más conocido como Plan E, compuesto por más de un centenar de medidas para impulsar la actividad económica del país con ingentes cantidades de dinero público para hacer frente a la crisis económica. A las administraciones llegaron desorbitados ríos de billetes que, en muchos casos, se usaron para ejecutar obras cuya necesidad generó en su momento y ahora todo tipo de dudas- rebuscando en la hemeroteca, uno encuentra que el Ayuntamiento de Jaén recibió unos 22 millones de euros-. En 2014, el Tribunal de Cuentas publicó un informe en el que, entre otras cosas, se reflejaba que el Plan E presentó pérdidas de hasta 7.800 millones de euros, además de que había incurrido en irregularidades varias, como la laxitud y la imprecisión en los criterios para adjudicar contratos.

¿Y en rotondas?

Pero, ¿qué porcentaje de ese dinero se gastó en rotondas artísticas en la provincia de Jaén? Lo cierto es que resulta más que complicado rescatar el dato. La Ley de Transparencia de España no se aprobó hasta finales de 2013 -se publicó en el Boletín Oficial del Estado del 10 de diciembre-, un lustro más tarde del estallido definitivo de la crisis económica. A ello se suma una cuestión meramente política, maniqueísta, incluso tribal: el afán de borrar todo atisbo de la gestión anterior cuando accede al Gobierno de una Administración un partido enemigo del anterior, una suerte de mester de clerecía del siglo XXI. Esta amalgama de circunstancias se traduce en serias dificultades para acceder a la información de concesiones de ejecución de proyectos -vía licitación o cualquier otra forma- dependiendo de la época en la que se sellaron. Además, en ocasiones los portales web de las administraciones parecen más bien laberintos imposibles, un apabullante entramado de enlaces, pestañas y accesos directos capaz de conducir a la locura. En el caso de la web de la Junta de Andalucía, aunque no resulta complicado llegar hasta el buscador de licitaciones en el área de “Contratación pública”, si uno trata de encontrar proyectos licitados entre 2008 y 2009, obtiene como resultado un mensaje definitivo: “Este buscador permite consultar las licitaciones con anuncios publicados al menos en los últimos 5 años en los distintos Perfiles de Contratante de la Administración de la Junta de Andalucía , con el fin de asegurar la transparencia de la información relativa a la actividad contractual y el acceso público a dicha información, pudiendo filtrar por múltiples criterios y visualizando sólo aquellas licitaciones que cumplen las condiciones establecidas”. Todo cuanto se licitó antes de 2017 se ha convertido en silencio. Si a la inversión en obra pública en 2008, por ejemplo, le aplicamos el 1% Cultural vigente ese año, ese año, como mínimo, se gastaron en ese sentido 9,39 millones de euros en la provincia. Saber qué porcentaje de ese dinero fue a parar a rotondas artísticas es, sin embargo, una quimera. En 2008, un estudio del proveedor de cartografía digital Tele-Atlas reveló que, en el último año, el número de rotondas en España había crecido un 20%. Eso sí, Jaén, con 15, aparecía en la lista de las provincias en las que menos infraestructuras de esta índole se habían construido.

Ríos-Valdivielso, el tándem imbatible

La aplicación de 1% Cultural al filón de iniciativas de inversión pública tuvo en Jaén a los perfectos catalizadores: el delegado territorial de Obras Públicas de la Junta de Andalucía, Rafael Valdivielso, y el artista orcereño José (Fernández) Ríos. Valdi y Ríos, un tándem imbatible en lo que a la producción de rotondas artistas en la provincia jiennenses se refirió. La rotonda de los pavos, las esculturas de las hormigas en el parque empresarial Nuevo Jaén, el Monumento al Guerrero Íbero... todas son obras engendradas y alumbradas en los albores y la etapa más cruda de la crisis económica 2008-2014. Pero no fue Ríos el único artista de cuyas obras la Administración se convirtió en su mecenas: Belin y Fernando Lorite fueron otros de los que participaron en esa suculenta idea de convertir el casco urbano de la capital en un museo al aire libre, una suerte de renacimiento del New Deal estadounidense en cuyo útero se gestó en torno a medio centenar de obras de esta clase.

El proceso de licitación/adjudicación

La Ley 9/2017, de 8 de noviembre, de Contratos del Sector Público, dicta que los proyectos de ejecución de obras públicas han de adjudicarse mediante un proceso de licitación, excepto en los contratos menores, que, en el caso de las obras, son los inferiores a 40.000 euros. En el caso de los ayuntamientos, los concursos públicos del rotondismo los gestionaban las propias administraciones locales. En el caso de la Junta de Andalucía, según fuentes de la antigua Delegación Territorial en Jaén de Obras Públicas -primero- y Fomento y Vivienda -después-, la licitación de muchos de estos proyectos no se llevaba a cabo desde la propia provincia, sino directamente desde la Agencia de Obra Pública en Sevilla. “Era un servicio que estaba muy centralizado”, apuntan. En cualquier caso, los expertos en la materia consultados por este periódico tienen una opinión casi unánime al respecto: “Sí, se abusó de ese modelo”.