Una carta firmada de puño y letra por los Reyes Católicos a Jaén
El mes de septiembre llega al Archivo Histórico municipal con una nueva publicación del Documento del Mes que nos trae una carta que data del 24 de mayo de 1489. Se trata de una provisión en la que los Reyes Católicos se dirigen a Teresa de Torres y a su hijo Luis para ordenar que nadie que ostente el oficio de alguacil de Jaén pueda prender, ni poner en libertad a persona alguna sin expreso mandamiento del corregidor. Con esta provisión, firmada de puño y letra por los propios Reyes Católicos durante su estancia en la ciudad de Jaén, se continúa así con este ciclo del mes enmarcado en la conmemoración del 1200 aniversario de la capitalidad de Jaén.
En el texto se denuncia que los alguaciles de la ciudad acostumbraban a arrestar y dejar en libertad a las personas, y ejecutaban contratos y deudas por iniciativa propia, sin autorización del corregidor ni de los alcaldes. Los monarcas consideraban esto un agravio y un perjuicio para la ciudad que era, por tanto, contrario a las leyes del reino. El oficio de alguacil, dependiente del corregidor, desempeñaba funciones de prevención y persecución del delito, así como de identificación de los delincuentes, constituyendo un claro antecedente de la actual policía judicial. El alguacil mayor, llamado así desde el reinado de Alfonso X, era uno de los puestos más importantes del cabildo y la máxima autoridad policial en la ciudad. El cargo era ostentado por personajes relevantes y poderosos de la ciudad como fue el caso de los Torres, una de las familias más influyentes de Jaén en el siglo XV. Cuando Miguel Lucas llegó a Jaén como Condestable de Castilla heredó el título de alguacil mayor de su suegro Carlos de Torres. Después de las revueltas que causaron la muerte del Condestable en 1473, fue su hijo Luis quien ocupó el cargo hasta 1499, cuando dejó la vida política para ordenarse fraile.
Se trata de personajes clave de este momento histórico, pues una vez fallecido el Condestable D. Miguel Lucas, serían su viuda, la condesa Dña. Teresa de Torres, quien se adhiere a la causa de Isabel la Católica, con la intención de mantener los privilegios obtenidos por el Condestable; y uno de sus hijos, D. Luis, quien iría perdiendo poder político paulatinamente, a la vez que los Reyes Católicos encumbraban a Antonio de Fonseca. El protagonismo de la casa de Villardompardo se diluye progresivamente conforme se iniciaba el paso de la edad media a la modernidad.