María de los Ángeles Sánchez, panadería Alfonso y Matilde: “Es un comercio cercano”
El ochio dulce es uno de los típicos dulces jiennenses que en la panadería Alfonso y Matilde elaboran bien desde hace 45 años. María de los Ángeles Sánchez, la mujer al frente, participará en la gran ochiada del próximo martes, día 16, para el provecho de los paladares más dulces.
—¿Cómo y cuándo nace su negocio, la panadería Alfonso y Matilde?
—Mis padres la fundaron hace 45 años, por eso el nombre, Alfonso y Matilde. Mi padre siempre ha trabajado desde jovencito, empezó en la panadería Chinchilla. Hasta que se les dio a ellos la oportunidad y montaron su negocio. Al tiempo se jubilaron, mi padre falleció y pasó a mis manos. Actualmente, la tenemos cerrada porque me detectaron un cáncer de mama, pero siempre ha estado ahí estos 45 años.
—Siempre han estado en la calle Teodoro Calvache, en San Ildefonso, ¿no?
—Sí, no nos hemos movido. Somos una panadería muy de barrio, la gente que viene nos conocen mucho, de toda la vida. Antes de tuviéramos que cerrar por enfermedad, te puedo decir que teníamos una clientela de día a día, que veíamos muy a menudo. Sé que es típico decirlo, pero es como si fuéramos familia. Siempre nos decían que era un comercio muy cercano, de confianza, teníamos charlas entre nosotros como si estuvieras hablando con tu madre.
—Un sitio muy típico en la capital de Jaén, ¿sus productos son igual de tradicionales?
—Efectivamente, es una panadería artesanal, todo hecho a mano. Nos dedicamos a la repostería tradicional puramente jiennense, desde roscos de anís a mantecados de huevo, ochios o magdalenas, siempre hemos tenido mucha variedad.
—¿Cuál es la especialidad de panadería Alfonso y Matilde?
—Los mantecados de huevo, sobre todo, que son muy típicos de Jaén. Los roscos de anís, también tienen mucho tirón. Aunque se vende más en Navidad y en Semana Santa porque es cuando más se comen estos dulces, lo hacemos ya todo el año. También tenemos el mantecado típico de las fiestas navideñas, el mantecado manchego y el del país, que solo se hacen en esas fechas. Nuestras magdalenas y bizcochos también se venden muy bien.
—Tienen una clientela fiel con estos productos, ¿no?
—Sí, especialmente porque saben que los pueden tener durante todo el año. Aunque sean muy estacionales, cada vez se consumen más en fiestas o en cualquier celebración. Tienen muy buena aceptación.
—¿Cómo ve el estado actual de las panaderías?
—Por lo que hablo con otros compañeros que están abiertos, la cosa está más fastidiosa. Hoy día, encuentras de todo en determinados sitios. Pan y repostería ya tienes en todos lados. La economía también tiene sus dificultades, está a trancas y barrancas. En un tipo de negocio como este, se echan muchas horas. Y te planteas seriamente si valen la pena los resultados. Pero, cuando haces un buen producto, se nota. Siempre va a haber gente que quiera una buena panadería.
—Su negocio es uno de los participantes en la ochiada, ¿cómo le llega la oportunidad?
—Lo propuso el presidente de la Asociación Provincial de Fabricantes y Expendedores de Jaén (Apfepan). Preguntó qué panaderías querrían participar en una cita de este tipo a nivel de Jaén. Yo quise apuntarme desde el principio. Aunque en mi situación, puedo hacer poca cantidad, quiero aportar lo que pueda.
—¿Cuándo empezará con las preparaciones de ochios?
—Al ser un producto tan perecedero, lo dejaremos para los días previos. Para el día de antes, seguramente para que se conserve lo mejor posible. Con ganas de volver a poner a funcionar las máquinas para esta ocasión.
—¿Vende muchos ochios en su negocio particularmente?
—Sí, al final es un producto que a todo el mundo le gusta su masa de pan con aceite y azúcar. O, al menos, de esa forma dulce como lo hacemos en Jaén. Es un producto muy nuestro, muy típico de la provincia. Especialmente, triunfa entre la gente joven.