Las mudanzas, un desafío constante

Los jóvenes se mudarán entre 10 y 12 veces a lo largo de su vida adulta
Foto de dos jóvenes estudiantes de mudanza. / Pexels Photo.
Francisco J. Marín

La forma de vivir cambia dependiendo de la ciudad o de la zona en la que una persona resida. Un aspecto que se acentúa sobremanera si se tiene una casa en propiedad o si la vivienda es alquilada. Las generaciones actuales son tan cambiantes que, por una diferencia escasa de años, hay un abismo entre una y otra. Y eso se refleja en el número de mudanzas que hacen los jóvenes. Lejos queda aquella generación del “baby boom”, así como otras tantas sucesivas, que tenía la oportunidad de adquirir una vivienda a un precio asequible y que, por ende, las mudanzas eran más por mejorar la calidad de vida que por necesidad laboral. La Generación Z, aquellos nacidos entre mediados de los 90 y principios de los 2010, está redefiniendo las normas y comportamientos en los patrones de mudanza y preferencias de vivienda.

Así lo afirma un reciente estudio que analiza los comportamientos de este grupo demográfico elaborado por Porter Delivery, la plataforma online y app de movilidad bajo demanda para contratar un porte o mudanza de forma totalmente digital. A diferencia de las generaciones anteriores, los individuos de la Generación Z muestran una mayor tendencia a mudarse con frecuencia, impulsados por la búsqueda de nuevas oportunidades laborales. La tecnología ha jugado un papel crucial en este proceso, con aplicaciones y plataformas en línea que facilitan la búsqueda de vivienda y los servicios de mudanza. La Generación Z se distingue por su enfoque dinámico y tecnológicamente avanzado en diversos aspectos de la vida, incluyendo las mudanzas. Se muda con mayor frecuencia que las generaciones anteriores. Se estima que un miembro de la Generación Z podría mudarse entre 10 y 12 veces a lo largo de su vida adulta (frente a las 6 de media de los Millenials), impulsado por la búsqueda de nuevas experiencias y oportunidades, y es que los miembros de esta generación valoran la flexibilidad, tanto en sus carreras como en sus lugares de residencia.

La agilidad es crucial para ellos, ya que suelen tener un estilo de vida acelerado y en constante cambio. Es por ello por lo que la tecnología juega un papel crucial en cómo la Generación Z gestiona sus mudanzas. Aplicaciones de búsqueda de vivienda, plataformas de alquiler de corto plazo y servicios de mudanza en línea han facilitado enormemente el proceso, haciéndolo más eficiente y menos estresante. Además, buscan servicios que ofrezcan flexibilidad en horarios y opciones, adaptándose a sus necesidades específicas y estilo de vida dinámico.

La Generación Z tiene una tendencia hacia el minimalismo, priorizando la calidad sobre la cantidad. Valoran las mudanzas económicas y eficientes que se ajusten a sus presupuestos. Atraídos por las oportunidades laborales y sociales, muchos jóvenes de la Generación Z prefieren vivir en áreas urbanas. Estas zonas no solo ofrecen mejores perspectivas de empleo, sino también una amplia gama de servicios y entretenimiento. Las empresas de bienes raíces y los proveedores de servicios de mudanza deben estar preparados para ofrecer soluciones flexibles y tecnológicamente avanzadas para satisfacer a este dinámico grupo demográfico.

“Es inevitable que la gente se mude tantas veces. Busca precios más razonables”, Faiez Abu-Helaiel Moren, cocinero.

Este linarense reside actualmente en Palma, en Mallorca. Desempeña la actividad profesional de cocinero en una lujosa cadena de hoteles, aunque ha trabajado en otros sectores profesionales. Nació en 1993, por lo que se puede considerar de la Generación Z. En lo que va de año ha realizado cuatro mudanzas en la capital de las Islas Baleares, además de otras tantas en el curso pasado entre Almería, Palma y Linares. “El trabajo manda. Y no queda otra que trasladarse donde salga una buena oferta laboral. En mi caso, después de algunos trabajos precarios en Linares, he vuelto a Palma, donde la empresa en la que trabajo sí valora lo que hago, tanto en lo profesional como en lo económico”, expone. Asegura que la situación de la vivienda en Palma no se puede comparar con la de la provincia de Jaén. “Mallorca, especialmente Palma, es como Madrid o Barcelona. El precio del alquiler de una vivienda es una locura. Un apartamento de 30 metros cuadrados cuesta 800 euros al mes, que sería lo más barato. Aquí hay mucho trabajo, lo que no hay son pisos”, afirma. No obstante, el joven destaca que no es el mejor ejemplo de los jóvenes que se trasladan a Mallorca en busca de un empleo y, por tanto, en busca de una vivienda. “Yo pago unos 450 euros con el consumo de agua y luz incluido, porque el piso lo tiene arrendado mi hermano y vive con su novia. Esto no es lo común. Es algo inusitado en Mallorca”, explica el joven, que agrega: “He tenido suerte en los periodos que he estado en Palma, porque he encontrado vivienda a través de terceros”. Pagar dicha mensualidad cada mes supone a Faiez un 20% de su sueldo. “Si fuera un caso normal, me supondría el 40% o el 45% de mi nómina. Es inevitable que la gente se mude tantas veces. Busca precios más razonables en los alquileres. Están por las nubes en las grandes ciudades”, destaca.

“La hora de la verdad llega cuando hay que acondicionar el inmueble”, Andrés Moreno Padilla, empresario.

Nació en 1990 y también es de Linares. Pertenece a la Generación Millennials por solamente cuatro años. Es un empresario dedicado a la venta de cursos formativos y, a diferencia de Faiez, trabaja y reside en Linares. Su situación laboral, junto con la de su esposa, le ha permitido formar una familia y adquirir una vivienda en la ciudad linarense. De hecho, Andrés se encuentra inmerso en una mudanza y remarca que es un cambio complicado si no se tiene todo bien atado. “Nosotros, al cambiarnos de una vivienda amueblada a otra sin amueblar, estamos tardando bastante tiempo, ya que hemos tenido que acondicionar la cocina, así como el resto de estancias, para que sea nuestra vivienda habitual”, expresa. Andrés cuenta con estudios universitarios y los cursó en Granada. El linarense realizó una serie de mudanzas en su periodo en la ciudad nazarí, pero, según expone, nada tiene que ver con las que ha realizado en los últimos años entre Baeza y Linares. “Se trataba de mudanzas sencillas, ya que lo único que se portaba era ropa y algunos artículos de primera necesidad. La hora de la verdad llega cuando hay que acondicionar el inmueble, cuando se trasladan muebles”, asevera. Las mudanzas universitarias, como las que en su día realizó Andrés, son las que imperan entre la Generación Z: maletas repletas de ropa y algún que otro artículo liviano. A esta circunstancia hay que añadir que es muy habitual que los jóvenes de 20 a 35 años compartan vivienda. Una etapa similar a la universitaria, pero con las responsabilidades laborales inherentes que conlleva un empleo. El linarense recomienda que, para hacer una buena mudanza, sin pasar demasiados apuros, hay que tener bien conceptuados y bien ordenados todos los movimientos. “Yo me habré mudado cerca de diez veces a lo largo de mi vida y, sin duda, esta es la más compleja de todas”, concluye.