La Reina Sofía en su visita a Jaén, foto a foto
Tapar el sol con un dedo no hubiera bastado para evitar lo inevitable. Amanecía en Jaén como lo hace un día cualquiera, pero no lo era. Bisnieta, nieta, hija y esposa de reyes, y por si fuera poco, Reina de España durante cuatro décadas. Sofía de Grecia llegaba a Jaén dieciséis años después de su última visita para conocer de cerca la realidad del Banco de Alimentos y el trabajo de sus voluntarios.
El reloj no daba las doce cuando ya había quien asomaba para no perderse un acontecimiento de tal calibre. Era inusual incluso para la veintena de periodistas que cubríamos el acto, a los que nos habrían faltado dedos con los que tapar un sol de mediodía que abrasaba.
Primer y único susto. Todos en sus puestos. Un coche se detiene frente a la Fundación Banco de Alimentos. Cámaras al hombro, bolígrafos sobre el papel y los ojos en el visor para afinar bien los objetivos. Falsa alarma, era parte del equipo de comunicación del Ayuntamiento. Vuelve la respiración, pero por poco tiempo. A la contra del refrán, a la segunda fue la vencida.
Autoridades, periodistas y curiosos. Todos los ojos se posaban en ella, más acostumbrada a la falta de costumbre que el resto. Tras la primera línea de saludo, se dirigió a los compañeros de prensa, a quienes saludó con una sonrisa. Nada más llegar, la Reina Sofía se reunió con los responsables de la Fundación Banco de Alimentos, que le detallaron cuál es la situación de la población jiennense más vulnerable y la labor que desempeñan los voluntarios para tender una mano.
No hay quien se marche de Jaén sin una muestra de su primer aceite, lo procuró Francisco Luque, responsable del Banco de Alimentos. Lo que seguro no esperaba Su Majestad era la facilidad de verso del alcalde, Agustín González, que le regaló el libro “Antología de la poesía griega: desde el siglo XI hasta nuestros días”, de José Antonio Moreno Jurado, y hasta un poema so-bre la ciudad de Jaén que escribió él mismo. Puro romanticismo.
Firmó el libro de visitas, donde trasladó un mensaje de agradecimiento al Banco y a todos quienes lo hacen posible por la labor que realizan en beneficio de las personas más desfavorecidas. En su dedicatoria, animó a los voluntarios a dar continuidad al trabajo en pro de la igualdad de oportunidades.
La Reina emprendió un recorrido breve por las instalaciones durante el que tuvo la oportunidad de conocer a los patronos, voluntarios y otras autoridades. Escuchó anécdotas que le robaron alguna que otra sonrisa y también realidades humanas que reflejaron en su rostro el más serio de los semblantes. Todos querían estrechar su mano, pero fueron pocos quienes lo consiguieron. Llegó el turno de las fotos protocolarias y, al final, la de los periodistas. “Un gran ‘selfie’”, dijo Su Majestad justo antes de posar. El recuerdo de una jornada que fue de todo menos un día cualquiera.