“La inteligencia artificial es el futuro de la profesión”

El doctor José Luis Martín, del grupo Vithas, analiza la repercusión de esta nuevas técnicas y la aplicación del big data
José Luis Martín Alguacil.
Fran Miranda

El doctor José Luis Martín Alguacil es traumatólogo especialista en cirugía de rodilla del Hospital Vithas Granada, así como del Granada Club de Fútbol, del equipo de baloncesto Covirán Granada y de la Federación Española de Esquí. Considera que la inteligencia artificial es el futuro y pone el foco en las nuevas mejoras implementadas en el ámbito de la medicina. Se ha formado en España, Estados Unidos, Francia, Alemania, Italia y Reino Unido; estando vinculado durante la mayor parte de su carrera profesional a Vithas Granada, que acaba de cumplir diez años.

—¿Cambió mucho la forma de trabajar en los últimos años?

—En Vithas Granada, al principio éramos dos traumatólogos y hacíamos de todo. Ahora somos nueve y dos médicos del deporte, por lo que nos hemos subespecializado para intentar que cada traumatólogo haga un tipo de cirugía concreta. Es mucho mejor. En mi caso, hago unas 150 prótesis de rodilla al año, pero pie o cirugía de manos no hago, digamos que pongo el foco de mi formación sobre una articulación, lo que al final te da más experiencia que si se diversifica.

—¿Qué técnicas se han implementado en la Unidad de Traumatología de Vithas Granada?

—Hemos sido pioneros en Andalucía en hacer cirugía robótica para prótesis de rodilla y hemos introducido una técnica muy innovadora para ligamento cruzado de rodilla. Incluso retransmitimos una intervención a través de unas gafas conectadas a una cámara, de tal forma que interactué con traumatólogos de toda España que querían aprender la técnica a la vez que yo operaba. Me hacían preguntas y yo respondía.

—¿Se ha hecho en otros casos?

—En Andalucía nunca. Nosotros lo hemos hecho dos veces y ha sido una experiencia muy bonita. Surgió fundamentalmente por la pandemia, durante la que los médicos, como todo el mundo, no podíamos viajar. Ese método de formación nos ha permitido difundir técnicas vanguardistas sin la necesidad de que el médico en cuestión esté presente.

—Incluso aunque hubiese sido presencial, con ese método se llega a más profesionales, ¿no?

—En cada sesión tuvimos a siete u ocho traumatólogos conectados. Fue una experiencia muy productiva y creo que los traumatólogos disfrutaron mucho. Para mí, todo lo que sea compartir experiencias y conocimiento es un placer, aunque creo que es importante estar en el terreno. Hemos sido huéspedes, también por primera vez en Andalucía, de una beca de la Sociedad Europea de Rodilla, a través de la que vinieron cinco traumatólogos con muy buenos expedientes para formarse en nuestros hospitales. Lo que quiero decir es que es verdad que hay ciertos detalles técnicos que perfectamente se pueden aprender a través de una retransmisión, pero estar en quirófano, tocar al paciente y los instrumentos siempre aporta un poco más.

—Con estas nuevas técnicas que se implementan con el paso de los años, ¿qué se consigue? ¿Son operaciones menos invasivas para los pacientes?

—Perseguimos recuperaciones más rápidas, que el paciente vuelva a la actividad cuanto antes. En las operaciones que hemos hecho con cirugía robótica, lo que se busca es que el implante esté perfectamente puesto, que consiga una precisión absoluta, la perfección. No lo que piensa el cirujano que es perfecto, sino lo que realmente lo es según parámetros objetivos que solo son capaces de sacarse informáticamente. En esos casos, además de una mejor recuperación, se consigue una mayor durabilidad del implante, algo que aún no se puede asegurar porque todavía la técnica robótica no cuenta con el periodo de seguimiento suficiente, pero se supone, o al menos los cálculos y análisis que se han hecho nos dicen, que los implantes con cirugía robótica, al gozar de mayor precisión, durarán más tiempo.

“Perseguimos recuperaciones más rápidas, que el paciente vuelva a la actividad cuanto antes”

—¿Es pronto aún para decirlo?

—Actualmente, la duración de las prótesis es de unos quince años. La técnica robótica se implementa desde hace cinco, por lo que harían falta alrededor de veinte años para decir que, efectivamente, los implantes puestos mediante técnica robótica duran más que los tradicionales, pero qué duda cabe.

—¿Son importantes los avances tecnológicos en Medicina?

—Son el futuro. Por suerte o por desgracia, la inteligencia artificial, en la que incluyo la robótica y el big data incorporado a la toma de decisiones en Medicina, está encaminado a obtener mejores resultados y, por lo tanto, a que los pacientes tengan una mejor calidad de vida, desde una recuperación más rápida después de una cirugía hasta que un implante dure más años y la posible reintervención se acometa más tarde.

—¿Es necesaria una formación constante en su profesión?

—Cuando estudiaba le decía a mi padre que estaba deseando terminar la carrera para no coger un libro más. Mi padre, que también es traumatólogo, se reía y me decía que cuando acabara la carrera era realmente cuando iba a estudiar, y esa es la verdad. Estudio todos los domingos, después de comer me encierro en el despacho, lo hago y me apetece porque al final estudio sobre mi trabajo, mi pasión. La formación es muy necesaria para mantenerte al día y poder dar tu mejor versión porque la Medicina es una ciencia en constante evolución.

—¿Avanza rápido la Medicina?

—Sí, aunque hay que ser cautos y no comprar todo lo que se publica. Hay un importante interés de la industria farmacéutica, que a veces intenta que los médicos realicemos técnicas que suponen un beneficio para ella, pero no necesariamente para el paciente.

“La medicina avanza rápido, sí, aunque hay que ser cautos y no comprar todo lo que se publica”

—¿Qué es lo que le resulta más satisfactorio de su trabajo?

—Ayudar a los demás. Tengo la suerte de que la gente está agradecida con lo que hago, y eso no lo digo yo. Elsa Punset habló una vez en televisión sobre lo que hacía feliz al ser humano y una de las cosas era ayudar a los demás, objetivamente, desde el punto de vista científico. Luego, a nivel personal, haber podido trabajar con mi padre, esta profesión me permitió disfrutar más de él.

—¿Recuerda la intervención más complicada? ¿Algún caso que fuera muy difícil abordar?

—Ahí es donde las nuevas tecnologías ayudan, pero la verdad es que los casos difíciles se estudian y preparan mucho, por lo que a veces es en lo más sencillo donde te pilla el toro, cuando uno se confía o realiza algo muy repetitivo. En definitiva, los casos más difíciles requieren una gran planificación preoperatoria, no hay lugar para la improvisación porque eso significa más tiempo de exposición y riesgo de infección.