El linarense Bartolomé Moreno vivió en primera persona la crueldad de la DANA en Valencia
Más de 60 carreteras, la mayoría de la red secundaria, están afectadas por las consecuencias de las lluvias torrenciales que han desbordado ríos e inundado vías en la Comunidad Valenciana. Una de ellas es la V-31, también conocida como Pista de Silla, que es la autovía de acceso de la ciudad de Valencia por el sur. En el municipio de Silla trabaja Bartolomé Moreno Padilla, un linarense de 40 años que vivió en primera persona la crueldad de la DANA en la provincia valenciana. Afortunadamente, Bartolomé salió indemne del angustioso temporal, pero remarca que se vivieron momentos aciagos, especialmente en la mañana del martes, cuando arreciaron las precipitaciones. “Hay que dar gracias porque, pese a que la DANA dejó episodios virulentos, Silla no ha sufrido como Torrent, Chiva, Cheste, Utiel y Requena”, manifiesta Bartolomé, que declara que tuvo que hacer dos noches en casa de un amigo en Silla debido a que todos los trenes quedaron suspendidos.
“Yo vivo en Valencia y me traslado a Silla en tren a diario. Todo estaba cortado, como consecuencia de la devastación producida por las fuertes riadas”, relata el linarense, que agrega: “En Silla se podía circular con el coche, aunque con grandes dificultades”. Estas complicaciones, sobre todo, se acentuaron sobremanera en la Pista de Silla, donde cientos de vehículos quedaron atascados para posteriormente quedar apilados e incomunicados en las medianas y en los polígonos industriales envueltos en barro y entre los escombros. Bartolomé trabaja como ingeniero técnico de telecomunicaciones en uno de los polígonos industriales cerca de la Pista de Silla, la denominada zona cero de la DANA. Asegura que fue desolador otear las zonas cercanas a su trabajo: “Algunos camioneros estaban atrapados en las naves industriales rodeados de agua, pidiendo ayuda”, expresa.