13: Luis Berges y la restauración del Castillo de La Guardia (Continuará...)

Decimotercera parada del serial de Diario JAÉN por el recorrido de la obra del arquitecto, en un conjunto defensivo declarado Bien de Interés Cultural
Luis Berges, en su entrevista con Diario JAÉN.
Manuela Rosa Jaenes

Perfectamente ordenadas e inventariadas tiene Luis Berges Roldán las obras restauradas en la provincia en una intensa carrera arquitectónica convertida en un legado para los jiennenses en forma de tesoro. En esas viejas carpetas marrones con gomas reserva sus apuntes escritos a mano, planos hechos a la antigua usanza, los originales en papel vegetal y unas cuantas copias de toda su producción. Por las dimensiones de lo que guardia se aprecia la envergadura de cada proyecto y, en este sentido, uno de los más importantes de todos cuantos acometió fuera de la capital se encuentra en el Castillo de La Guardia, declarado Bien de Interés Cultural en 1983, gracias a la recuperación que hizo el arquitecto jiennense.

“Lo que más me impresionó es la dimensión que tenía el recinto amurallado y la cantidad de torres, lo que demostraba la gran ocupación que tuvo a lo largo de su historia”

Por encargo de la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Educación y Ciencia, de fecha 13 de julio de 1972, redactó el primer proyecto de restauración por un importe de 1.674.402,05 pesetas, apenas 10.000 euros actuales. Las obras que se ejecutaron consistieron en una excavación general dentro del recinto con retirada de escombros, lo que determinó el hallazgo de tres salas, una de ellas bajo una de las torres que se cubría con una bóveda de medio cañón sobre arcos fajones. Igualmente se encontró el aljibe, junto a la torre redonda, del que se completaron los muros y se reconstruyó la cubierta en bóveda. En la Torre del Homenaje se regruesaron sus muros en la sala alta, que habían sido debilitados, se restauró la escalera de acceso a ella, su bóveda tramada y el jambeado de los huecos. En la torre que defendía la entrada se hormigonó la cimentación de sus muros que, saneados, se elevaron en algunos puntos por encima de la rasante, ejecutándose también la bóveda del paso subterráneo entre dos de las salas descubiertas, reconstruyéndose el arco de la puerta de entrada al recinto. Luis Berges asegura que todo estaba muy abandonado, señal de los múltiples usos que tuvo una fortaleza cuya imagen consiguió cambiar por completo. Dos años más tarde acometió una segunda fase.

“En el patio de armas conseguí localizar los restos de la iglesia parroquial de Santa María del siglo XVI, edificada sobre una planta rectangular. Recuperé todo lo que aparece en los planos, pero quedó mucho trabajo por hacer en esa fortaleza inmensa”

Estado en el que se encontraba el castillo de La Guardia de Jaén.

En ella trató de completar la restauración de la Torre del Homenaje, con la rehabilitación del último tramo que conduce a la azotea, la cual impermeabilizó bajo un solado de grueso ladrillo y completó con lucana, peto y almenado. Tanto en la sala alta como en la baja, restauró las saeteras, que las restituyó a sus dimensiones primitivas y cerró los huecos que estaban en demasía. En la parte correspondiente al aljibe, ejecutó los peldaños de acceso a la cubierta y, desde allí, el sistema de gradas que da entrada a todo el camino de ronda por los adarves. Después hubo más intervenciones, dirigidas por otros profesionales, hasta que, en 2017, el Ayuntamiento propuso su recuperación definitiva con cargo al 1,5% Cultural del Ministerio de Fomento. Se desarrolló un trabajo compatible con el monumento, con respeto a sus valores documentales y artísticos.

Mesa de trabajo

12: LA SALVACIÓN DE UNA OBRA DE ANDRÉS DE VANDELVIRA HUÉRFANA

Había sido de todo. Convento, claustro, iglesia e, incluso, fábrica de aceite. El edificio de “Santo Domingo”, en La Guardia, estaba prácticamente en ruinas cuando Luis Berges Roldán recibió el encargo de recuperar una obra modelada por Andrés de Vandelvira. Era el año 1975, estaba declarado Monumento Histórico-Artístico y el arquitecto jiennense, que pronto cumplirá 100 años, tuvo que remangarse para recuperar lo irrecuperable. “Encontré un edificio de mucha categoría”, recuerda en el reportaje número doce de un serial que recoge la labor realizada por la recuperación del patrimonio de pueblos y ciudades de la provincia de Jaén. El presupuesto, en este caso, era “escaso”.

“En su interior, curiosamente, se había montado una fábrica de elaboración de aceite de oliva y se había estropeado. Quedaba muy poco de lo original”

Apenas 250.000 pesetas —1.500 euros— para un proyecto de urgencia centrado, exclusivamente, en obras de consolidación de la zona del claustro. Eso sí, para ello montó Luis Berges, debidamente, todas las piezas de sillería existentes, algunas de las cuales yacían entre escombros, se arriostró la arquería de planta inferior mediante las vigas del forjado de piso y lo mismo hizo en la planta alta. El sofito del techo fue decorado con azulejos vidriados, los mismos que lucen ahora en el altar mayor del templo. El arquitecto rescató estas piezas únicas y las colocó en su original emplazamiento, tal y como consta en la Memoria que guarda como oro en paño, tanto la original escrita en una antigua máquina de escribir como las copias. Declarado Monumento en febrero de 1975, la fundación del antiguo convento de Santa María Magdalena, estudiado por Soledad Lázaro, fue fijada por Ximena Jurado en 1530 y se debió a los señores de La Guardia, don Rodrigo Messía Carrillo y su esposa, doña Mayor de Fonseca, avecindados en Salamanca.

“Logré recuperar las piezas arquitectónicas de gran valor que estaban totalmente desperdigadas y las coloqué en su sitio, con un resultado que creo que fue extraordinario”

Estado en el que se encontraba Santo Domingo, en La Guardia de Jaén.

De aquel monasterio de monjes dominicos queda en pie la iglesia (reconvertida en parroquia dedicada a la Asunción), una de las galerías del claustro y, en estado de total ruina, gran parte de las dependencias conventuales del palacio de la Salina. De estilo inicialmente gótico, la traza seguiría un primer proyecto redactado por Domingo de Tolosa, pasando posteriormente a ser profundamente revisado por Andrés de Vandelvira, que imprimió su personal sello de corte renacentista al templo y logia del claustro. Aunque el contrato firmado por el arquitecto fijaba un plazo de ejecución de dos años y medio, su intervención se prolongó durante veintiséis anualidades, lo cual derivó en un nuevo encargo a Francisco del Castillo “El Mozo”, que ejecutó la bóveda que cubre el coro, el cerramiento de la fachada, dio fin a la galería del claustro y adornó este con una fuente dedicada a María Magdalena, advocación principal del convento. “Esta fuente está, hoy en día, en el patio principal de la Diputación Provincial de Jaén”, subraya Luis Berges. Después de la Guerra Civil, la iglesia de Santo Domingo pasó a ser templo parroquial, una joya arquitectónica “made in” Jaén.

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11: RESTAURACIÓN DEL CASTILLO DE HORNOS

En un paisaje acuático de excelencia, con el pantano del Tranco como telón de fondo, se alza un castillo construido por los caballeros sanjuanistas a finales del siglo XIII y principios del XIV. Hoy alberga un Observatorio Astronómico convertido en un auténtico atractivo turístico en pleno Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas. Sin embargo, hasta llegar al estado en el que se encuentra hubo quienes trabajaron con ahínco en su recuperación patrimonial. Uno de ellos fue Luis Berges Roldán, con quien hacemos parada en Hornos en este recorrido por su obra que suma ya once capítulos. Con fecha 26 de julio de 1971 se redactó un proyecto de restauración por un importe de 4.358.516, 36 pesetas –725.000 euros– de ejecución material, encargado por la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Educación y Ciencia y aprobado por Orden Ministerial de 22 de abril de 1972. Las obras fueron recibidas el 27 de septiembre de 1973.

“Encontré una fortaleza dentro de un recinto amurallado con una Torre del Homenaje a la que se accedía no desde el suelo, sino a media altura por una de sus caras, lo que obligaba a quien quisiera atacarla tener que utilizar una escala, por lo que era difícil el hecho de que se pudiera tomar”

Los trabajos consistieron en una excavación general dentro del recinto, que pusieron al descubierto arranques de muros, que se recrecieron. En la Torre del Homenaje estaba totalmente destruida la bóveda de la sala alta y parcialmente la de la baja, de tal forma que existían, además, grandes brechas en dos de los muros. Recuerda el arquitecto que, cuando llegó y realizó su primer análisis, se dio cuenta de que estaban desaparecidas las escaleras interiores de acceso. Lo primero que hizo, después de los pertinentes estudios arquitectónicos que guarda en papel vegetal, fue proceder a reconstruir la bóveda sobre el aljibe de la planta baja y también la que la cubre, así como a restituir las escaleras, saneándose muros, en los que también se colocaron atados metálicos en el interior de su masa. Se restauró también la puerta de acceso a la torre y se sanearon las mamposterías en su arranque. Se reconstruyó un paño de muralla entre la Torre del Homenaje y la siguiente, así como las paredes del aljibe.

“Hornos tiene un paisaje acuático que es un encanto, pero no era fácil, a principios de los años setenta del siglo pasado, recorrer todo ese perímetro del embalse hasta poder llegar al municipio, sobre todo cuando estaba totalmente repleto de agua. Era un camino bonito, pero había que pensárselo dos veces antes de ir”

Imagen de archivo del castillo de Hornos.

El Castillo de Hornos de Segura se comenzó a restaurar como primera fase con un proyecto más amplio de limpieza y consolidación del monumento. Sin embargo, en una segunda parte, Luis Berges trató de terminar la Torre del Homenaje, para lo cual se ejecutó la bóveda que cubrió la segunda sala, terminando la azotea con impermeabilización y solería, además de colocarse el almenado sobre el peto de coronación. Relativo al recinto, completó el paño de muralla a ambos lados y atendió también a la restauración de tres torres vigías o atalayas que existen en el recinto. El arquitecto completó la restauración terminando la histórica puerta de entrada. “Fue un verdadero honor trabajar en este pueblo tan bonito y haber dejado para siempre un legado patrimonial que considero muy interesante”, subraya Luis Berges, que pronto cumplirá 100 años de vida. Su obra es un auténtico privilegio para una provincia que la muestra al mundo.

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10: RECUPERACIÓN DE LA PUERTA DE LA VILLA DE HORNOS

La Puerta de la Villa de Hornos, construida entre los siglos X y XII, es un ejemplo de las llamadas puertas en recodo, con las características de no poder emplear el ariete para golpearla, de tal forma que obliga al atacante a descubrir alguno de sus flancos”. Son palabras de Luis Berges, en la entrevista cara a cara para sacar a la luz una más de su extensa obra arquitectónica, la número diez de este serial que estrenó Diario JAÉN con el comienzo del año 2025. Fue en 1971 cuando empezó el “papeleo” para redactar un proyecto de restauración que terminó en 1974. 473.227,01 pesetas costó la ejecución material, encargado por la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Educación y Ciencia.

Sustancialmente, las obras consistieron en restituir las distintas bóvedas que cubrían los tres espacios que constituyen la puerta en recodo, así como los huecos de entrada y salida. Por demolición de una casa construida junto al macizo del acceso a Hornos, se pudieron encontrar los restos de la escalera exterior de entrada a la terraza, un elemento que fue reconstruido.

“Cuando llegué al pueblo, me encontré con una puerta, en un recinto amurallado, que estaba en ruinas y el alcalde decidió demolerla porque los mozos la utilizaban para bailar con las mozas y, naturalmente, había un peligro por la altura que tenía la coronación”

Este municipio de la Sierra de Segura, de trazado medieval, defendido por su castillo, se abalcona en un promontorio rocoso sobre el pantano del Tranco, en el río Guadalquivir, en un emplazamiento que debió ser casi inexpugnable, tal y como reza en la Memoria Final que guarda el arquitecto escrita en papel vegetal. La Puerta de la Villa debió de ser el único acceso posible al interior del recinto amurallado que defendía este rincón segureño, construido sobre una plataforma flanqueada en la mayor parte de su perímetro por elevados cantiles completados por lienzos de murallas que descendían desde la alcazaba y subían después a morir contra él, completando así el cinturón. Luis Berges recuerda que estaba ubicada al final de un camino con una fuerte rampa, formada por una torre bajo la cual el paso se hace en recodo. Su emplazamiento con respecto al perímetro amurallado no cumple la regla ya garantizada desde los romanos de que los caminos de entrada a las ciudades habían de quebrar a la izquierda al salir de ellas con el fin de que el atacante, al acercarse, ofreciese desprotegido el costado derecho, ya que el escudo se llevaba en el izquierdo.

“Hice varios proyectos de restauración en este municipio de la Sierra de Segura y estoy orgulloso del trabajo que pude ejecutar en un momento complicado, porque llegar hasta Hornos en coche no era fácil por aquellas carreteras. Era una auténtica aventura transitar por aquel camino que rodeaba el perímetro del pantano del Tranco”

Estado en el que se encontraba la puerta.

“Cuando empezamos los trabajos de restauración, la Puerta de la Villa presentaba serios daños por una intencionada destrucción, de tal forma que sus bóvedas habían sido hundidas para evitar que se ascendiese a ellas y los arcos de ladrillo que enmarcaban los huecos de entrada y salida habían sido demolidos en sus jambas para aumentar el ancho de ellas”, rememora el arquitecto. El resultado fue espectacular, porque pudo Luis Berges dar con todos los testimonios para poder hacer una reconstrucción completa. Lo único que no encontró fue rastro de carpintería original. El presupuesto final se incrementó hasta las 611.620 pesetas, apenas 102.000 euros actuales.

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9: ENCARGO DE RECUPERAR LA CÁMARA SEPULCRAL DE TOYA

En los albores del siglo XX, por accidente, un agricultor trabajaba la tierra cuando, de pronto, se le atascó el arado y descubrió algo importante en el subsuelo. Era una cámara sepulcral que, más tarde, excavó Juan Cabré y dató en el siglo IV antes de Cristo. Localizada en el término municipal de Peal de Becerro, es el mejor ejemplo de la arquitectura funeraria ibérica.

El prestigioso arquitecto jiennense Luis Berges recibió el encargo de la Dirección General de Bellas Artes, en 1971, de recuperar aquella joya histórica. El proyecto de restauración costó 1.099.328,45 pesetas —6.607 euros—, obras que concluyeron en noviembre de 1973.

En el transcurso de uno de los trabajos más representativos de este centenario ejemplar se efectuó una excavación total del perímetro, se construyó un muro de mampostería en todo su contorno para protegerla, así como un canal de recogida del agua de lluvia en el mismo ámbito. La memoria del proyecto, escrita a mano por Luis Berges y perfectamente archivada, data la colocación de unas “paredes” formadas por tubos de fibrocemento superpuestos para constituir una cámara de aire bajo una lámina impermeabilizante, tras lo cual se volvió a cubrir la construcción con tierra. Para el acceso a la cámara se construyó una rampa entre muros de contención. En el interior se colocaron los sillares desaparecidos y una puerta de madera con herrajes en la protección de la entrada. Se efectuó una plantación de arbolado y se allanó el terreno.

“Cuando a mí me encargaron la restauración me encontré con que el agua de lluvia había penetrado y había depositado tierra y todas las cámaras estaban enlodadas. Fue difícil, pero encontré solución con unos drenajes y una conducción más baja”

Recuerda el arquitecto, en esta novena parada por el recorrido de su obra en la provincia, que, cuando llegó a Peal de Becerro, encontró un habitáculo enterrado en tierra, con varias salas y un ajuar funerario que se depositó en el Museo Arqueológico Nacional. El primer problema que tuvo que atajar fue solucionar las filtraciones de agua que tenían la Cámara Sepulcral de Toya totalmente “enlodada”. “Se me ocurrió descubrirla toda con mucho cuidado y, cuando la tuve a medias, fui construyendo un muro de mampostería como de corsé que ceñía a todo el monumento, con lo cual, al quitar la tierra, no había posibilidad de que se me abriese como una granada”, expone.

“Fue para mí una gran responsabilidad trabajar en un Monumento Nacional y, además, en una de las joyas más antiguas que se conservan. Estoy orgulloso de cómo quedó, aunque no he vuelto más por allí desde entonces”

Imágenes de archivo de la entrada a la cámara sepulcral de Toya.
Imagen de su estado actual.

Se inventó unos drenajes y una conducción que dio resultado. “Después pensé en hacer un pequeño edificio, como un centro de interpretación, y me di cuenta de que si lo hacía iba a romper el equilibrio en un paisaje tan solitario. Desistí de ello”, rememora. Sin embargo, tampoco le gustaba el acceso a aquella joya histórica, con unas escaleras bruscas que desembocaban directamente en una puerta metálica totalmente distorsionadora. Fue entonces cuando decidió construir una rampa alargada, con un giro y una puerta de madera con herrajes que copié de un vaso griego. “Quedó muy bien, pero ya no sé la suerte que ha corrido este monumento porque, desde entonces, no he vuelto por allí”, dice Luis Berges, toda una institución.

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8: RECUPERACIÓN DE LA PUERTA CATENA EN SEGURA DE LA SIERRA

Era director general de Arquitectura Francisco Pons Sorolla cuando el arquitecto sevillano Rafael Manzano, por encargo del Ministerio de Educación y Ciencia, restauró el Castillo de Segura de la Sierra. El municipio, por decreto del 28 de junio de 1962, había sido declarado Paisaje pintoresco gracias al conjunto que formaban tanto la villa como la fortaleza. Diez años después recibió la nomenclatura de conjunto Histórico-artístico.

Era un lugar muy especial para los profesionales de la recuperación del patrimonio. Luis Berges había trabajado en la puesta en valor de los Baños Árabes y, ahora, recibió el encargo del alcalde, Martín Ojeda Ríos, de sacar a la luz pública una puerta prácticamente relegada al olvido. En aquel tiempo, según cuenta él mismo, el Ayuntamiento de la Sierra de Segura hacía todo lo posible para ahorrar el dinero que generaba el servicio forestal con la corta de madera para, precisamente, invertirlo en la rehabilitación de auténticas joyas patrimoniales que, hoy en día, son las más visitadas por turistas nacionales e internacionales. “Ojalá que todos los alcaldes sintiesen ese amor por su territorio y lucharan como lo hizo Martín Ojeda”, expone el arquitecto jiennense, que el 17 de junio cumplirá 100 años.

“Me llamó el alcalde de Segura de la Sierra, en 1972, porque se había restaurado muy bien el castillo, pero había restos de una puerta que, probablemente, conducía antiguamente al paraje de Catena y quería que pusiera en valor. Era una joya”

El caso es que la restauración de las murallas de Segura de la Sierra fue un proyecto encargado por la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Educación y Ciencia el 11 de septiembre de 1972, redactado en noviembre del mismo año, por un importe de 1.714.492,41 pesetas de ejecución material y aprobado por el 28 de junio de 1973. Los trabajos de restauración consistieron en el tapado de brechas en el tramo oeste, con colocación de merlones y saeteras en algunas torres existentes, sustituidas por ventanas.

Lo más importante fue, sin lugar a dudas, la restauración de la Puerta de Catena, de calicanto, cerrando el perímetro o cuatro paredes del piso inferior y restitución de los arcos apuntados de las dos puertas en recodo. “Los dos paramentos que todavía estaban en pie me permitieron iniciar con toda fidelidad estos trabajos, en los que recuerdo que empleé los mismos materiales y la técnica constructiva original, con lo que conseguí cerrar el perímetro de la sala baja de la puerta, enrasarla hasta el apoyo de las vigas del techo”. La segunda sala tiene restos de los arranques de la bóveda baída que la cubría.

“Tico Medina era redactor jefe del periódico ‘Pueblo’ y, como hablaba muy bien de Segura de la Sierra y de la provincia en general, le regalaron una de las torres del recinto amurallado, que también restauré yo”

Estado en el que se encontraba el recinto amurallado.
Estado actual de las murallas.

No se quedó ahí la obra de Luis Berges. Recuperó también la fachada del Ayuntamiento y, curiosamente, una torre que el Ayuntamiento regaló al periodista Tico Medina. “Era redactor jefe del periódico Pueblo y se ve que difundió este municipio en sus páginas y, como compensación, le dieron una torre que también restauré yo”. Fueron años en los que el prestigioso arquitecto jiennense tuvo que viajar a menudo a Segura de la Sierra con unas carreteras de vértigo.

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7. RESCATE DEL OLVIDO DE LOS BAÑOS ÁRABES DE SEGURA DE LA SIERRA

En plena efervescencia arquitectónica, Luis Berges Roldán recibió la llamada del entonces alcalde de Segura de la Sierra, Martín Ojeda Ríos, con la firme intención de conseguir recuperar parte de un patrimonio monumental e histórico perdido, fundamentalmente, por la falta de conocimiento. Tiene tan lúcida la memoria el arquitecto jiennense, a tres meses de cumplir los 100 años, que recuerda cómo llegó, por primera vez, a este municipio de la Sierra de Segura. Lo hizo en un Seat 600 que, por cierto, se le quedó bloqueado por culpa de la nieve, un temporal que tuvo que sortear a pie y que le obligó a dormir, esa noche de 1971, en tierra ajena. El principal objetivo era rescatar del olvido los Baños Árabes, prácticamente enterrados en los bajos de una vivienda propiedad de un vecino que, generosamente, cedió a cambio de que le reformaran gratuitamente su casa. No sólo ejerció Luis Berges de arquitecto, sino también de negociador. “En esos años había mucho amor por los pueblos”, rememora.

“Recuerdo que me llamó el alcalde, Martín Ojeda Ríos, para invitarme a recuperar el patrimonio de su pueblo. Fui en mi Seat 600 y me pilló una nevada que me obligó a andar más durante más de dos kilómetros”

La primera fase, mediante un proyecto de urgencia por un importe de 100.000 pesetas, encargo de la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Educación y Ciencia, consistió en adquirir el edificio por parte del Ayuntamiento. Las obras realizadas fueron de demolición de todas las fábricas y elementos ajenos al Baño, excavación del subsuelo de sus tres salas y hallazgo de fragmentos de primitivos fustes. En una segunda fase, por un importe de 1.010.504 pesetas de ejecución material, que se aprueba por orden ministerial de 18 de abril de 1972, se reconstruyen los atajos en ambos extremos de cada sala a partir de los restos existentes en dos de ellas. En la casa contigua encontraron los empleados, en forma de pequeño almacén, una tina, cubierta con bóveda de medio cañón y, cerca de ella, la embocadura de la caldera.

“El baño era la última casa del final de una calle en la que terminaba la población y, como siempre, había alguien que había construido una casa y se había apoderado de él. Le dije al alcalde que si había forma de recuperar aquello para hacer una restauración completa. Estuvimos hablando los tres y el propietario cedió el espacio generosamente”

Estado actual de los Baños Árabes de Segura de la Sierra.
Imagen de archivo del estado en el que se encontraban.

En esta parada número siete del recorrido por las principales obras de Luis Berges, descubrimos los Baños Árabes de Segura de la Sierra, situados bajando por la calle de la Iglesia y luego por la calle Caballeros Santiaguistas. Este bello monumento se compone de tres naves longitudinales correspondientes a las salas fría, la más exterior, templada y caliente, la más interior, con espacios acotados a los lados por doble arco de herradura y bóveda de cañón con claraboyas. La falta de elementos originales hace casi imposible su datación, aunque algunos elementos encontrados hacen pensar que se construyeron en los siglos XI y XII, época que coincide con un gran esplendor de la población. Son, juntos con los de la capital, de los pocos que se conservan en la provincia. En aquella época la gente quería mucho a sus pueblos, para el alcalde su municipio era como el paraíso, el amor que se le tenía al lugar de nacimiento era algo mágico... y pude hacer una restauración completa del baño y se quedó para siempre”, subraya Luis Berges. Su legado es incuantificable.

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6: RECUPERACIÓN DE UNA JOYA CON SELLO DE VANDELVIRA EN HUELMA

En una carpeta con gomas en los extremos, de las de toda la vida, guarda Luis Berges el proyecto de restauración de la iglesia parroquial La Inmaculada de Huelma, uno de los ejemplos más notables de la arquitectura religiosa del siglo XVI de toda la provincia. Intactos están, escritos a mano y pasados a papel vegetal, hasta la última peseta de lo que costó cada material utilizado en la recuperación de un templo que empezó con el estilo gótico y se dejó influenciar por el célebre maestro de cantería Andrés de Vandelvira. El desmonte de las tejas de la cubierta actual de la zona del altar mayor y la sacristía, incluido el transporte hasta la tolva, la limpieza y el apilado para su posterior uso; la colocación de plásticos en los lienzos; la formación de canaletas; la reparación de la cornisa, los tejados y los aleros; la instalación de un pararrayos icónico; la dirección de la obra, los trabajos del aparejador... Todo está detallado hasta sumar un presupuesto de 3.973.307,78 pesetas, lo que hoy serían poco menos de 24.000 euros.

“Es una iglesia elegantísima, que está resuelta con el estilo corintio. Entrar en aquel monumento me producía la misma emoción de silencio, esbeltez y elegancia que cuando entro en la Catedral”

Era el año 1975 cuando la cayó en manos del prestigioso arquitecto jiennense un proyecto con el que quedó maravillado. Todavía recuerda, a punto de cumplir los 100 años, la “imponente belleza” de sus muros. “Es lo mismo que siento al entrar en la Catedral de Jaén”, manifiesta. No fue todo en una fase, sino que hubo varias. El objetivo principal era reforzar la cubierta, pero era tanto el trabajo que quedaba por hacer para recuperar esa “joya” que se afanó Luis Berges hasta completar una obra convertida, en la actualidad, en uno de los monumentos más visitados.

La iglesia de La Inmaculada de Huelma, al igual que el templo catedralicio de la Plaza de Santa María, empezada en gótico, dio un giro con la corriente renacentista, cuando apareció en escena Andrés de Vandelvira, quien imprimió una transformación y ampliación al primer proyecto, de acuerdo ya con la corriente influida por el barroquismo incipiente, que supo acoplarlo perfectamente a la parte ojival ya construida. El exterior de la iglesia huelmense es noble y su estilo sobrio y renacentista. Tiene dos portadas, una al norte y otra al sur, en las fachadas laterales.

“Entonces fue cuando conocí mejor Huelma, un pueblo que tiene un castillo de poca importancia como refugio militar, pero que debió de soportar muchísimos embates en el reino nazarí. Estaba situado en un promontorio que conservaba las edificaciones primitivas del pueblo, con un caserío urbano interesante”

Iglesia de la Inmaculada Concepción, en Huelma, en la actualidad.

La torre quedó sin terminar, de tal forma que se construyó un cuerpo vulgar y pobre para campanario, por lo que resulta desproporcionada y hay quienes dicen que estropea el conjunto. Artísticos ventanales, armas de obispos y de los señores de la villa decoran las fachadas y la torre. El interior del templo resulta mucho más rico y es, sin duda, uno de los más bellos y suntuosos de la Diócesis. Está dividido en tres naves con seis pilares cruciformes exentos, que recuerdan a los de la catedral de Jaén, aunque tienen los fustes lisos. Los capiteles son corintios, y sobre ellos corre una atrevida cornisa de la que parten los arcos de medio punto que sostienen bóvedas baídas, muy labradas, tan típicas de Andrés de Vandelvira.

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5: RESTAURACIÓN DE LA TORRE DEL HOMENAJE Y EL CASTILLO DE LA YEDRA EN CAZORLA

Es Luis Berges un apasionado de la montaña. Conoce el Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas como la palma de su mano, tiene casa propia en Villacarrillo y siempre buscó los momentos, en su vida laboral para hacer escapadas al campo con su familia. Trabajar en Cazorla fue, para él, una satisfacción y un “orgullo”. La Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Educación y Ciencia encargó al arquitecto jiennense, el 17 de febrero de 1972, la recuperación de la Torre del Homenaje y el Castillo de la Yedra. La primera fase costó 1.243.822,01 pesetas y la segunda, en 1973, 5.302.418,07 pesetas. Es decir, por menos de 7.500 euros de esta época se recuperó, en aquella, un patrimonio único en el pulmón verde de Jaén.

“Fue un trabajo laborioso, porque recuerdo que se habían perdido los forjados del piso de la torre, de tal forma que no quedaba más que el elemento pétreo de las cuatro fachadas. Tuvimos que buscar una enorme viga de madera para poder forjar los distintos pisos”

Las obras ejecutadas consistieron en eliminar añadidos efectuados en la torre que defiende la entrada a la fortaleza, transformada en vivienda, de tal manera que se construyó un alfarje como techo de la planta baja, tras sanear los muros de tapial, excavación de tierras entre los dos monumentos, con construcción de escaleras entre ambas para acceso a la segunda planta de aquella primera torre, reconstruyéndose tres saeteras transformadas en ventanas. También se montó entre ambas un porche de enlace entre las dos torres y el arranque de la citada escalera exterior. En la del Homenaje se continuó la escalera de acceso a su terraza, que se impermeabilizó mediante lámina asfáltica y se pavimentó encima. En la segunda fase, se montó el alfarje de techo sobre la segunda planta de la torre junto a la entrada, el peldañeado de la escalera exterior, el rejuntado de paramentos de mampostería, la colocación de carpintería en huecos ajimezados y la construcción de forjado de techo sobre la tercera planta. Levantó Luis Berges, entre la segunda y tercera planta, una escalera en el grueso del muro.

“Es un orgullo que la gente se lleve fuera un conocimiento de la población tan bonita que tenemos y del paisaje de un Parque Natural de la categoría de Cazorla, Segura y Las Villas”

El Castillo de la Yedra, en la actualidad.

Recuerda el arquitecto que, en esta torre del Homenaje se monta el destruido alfarje de techo de la primera planta, sobre dos vigas de madera de grandes dimensiones. Se restaura la bóveda que cubre la última planta y todos los huecos de las tres plantas, pavimentándose la totalidad de las salas con la colocación de merlones en la terraza. En el interior del recinto y de la albacara se lleva cabo una limpieza general de la vegetación espontánea, restaurándose la puerta que enlaza ambos recintos y descubriéndose dos aljibes. En cuanto al Ayuntamiento, su recuperación costó alrededor de cinco millones de pesetas, también en dos fases, en 1973 y en 1975. La obra consistió en devolver el carácter original a un edificio que, construido con tapial y verdugadas de ladrillo, había sido revestido de elementos neoclásicos con hormigón moldeado. Los huecos de la última planta se ordenan como arquillos enmarcados en dos paños ciegos extremos con escudos de Cazorla. Después se colocaron balcones de repisas y antepechos de hierro forjado, un área porticada con arcos de medio punto y, en general, una joya hoy internacional.

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4: LA RESTAURACIÓN DEL CASTILLO DE BURGALIMAR EN BAÑOS DE LA ENCINA

La cuarta parada del recorrido de la obra de Luis Berges en la provincia, en el año de su centenario en vida, se centra en Baños de la Encina, catalogado como uno de los pueblos más bonitos de España. El encargo de la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Educación y Ciencia fue la restauración del Castillo de Burgalimar, usado antes que Despeñaperros como paso entre Castilla-La Mancha y Andalucía durante el siglo XVIII. Sin embargo, cuando el arquitecto llegó al municipio y vio el estado en el que se encontraban muchas portadas históricas de las fachadas de las viviendas se afanó en recuperar la belleza de todas ellas. Era el año 1971, y había mucho trabajo por hacer.

“Tengo la satisfacción de haber trabajado en uno de los pueblos más bonitos de España. Cuando llegué allí por primera vez, me di cuenta de que había mucho más trabajo que el Castillo de Burgalimar”

Redactó su proyecto en febrero de 1.972, con 500.000 pesetas de presupuesto de ejecución material. Las obras consistieron en la restauración de la fachada de la Casa Consistorial, donde se limpió la cal de sillería, se ordenaron los huecos, se sustituyó el antepecho del balcón por otro de hierro forjado y se colocó un tejaroz sobre el mismo. Se limpiaron y adecentaron las fachadas de veintiocho edificios más o menos singulares y, además, se procedió a la pavimentación de la Iglesia Parroquial.

“Conseguí convertir la puerta del Ayuntamiento en una pequeña joya, porque le habían sacado un cuerpo horrendo”

En octubre de 1973, Luis Berges redactó el proyecto de restauración del Castillo de Burgalimar por 2.612.086,28 pesetas, aprobado por Orden Ministerial de 14 de abril de 1975 y terminado el 17 de mayo de 1.977. Fue entonces cuando se excavaron y extrajeron las tierras que cegaban las plantas bajas de las catorce torres del perímetro de la muralla. En el recinto, se extrajeron las que se pudo, pues él mismo recuerda que, en una excavación superficial, encontraron un nivel de osario generalizado que determinó que el lugar había sido como cementerio local. Se completó la colocación de merlones, tarea ya iniciada antes de la intervención, tanto en torres como en el peto de la muralla. Se completaron algunos parapetos de las torres, demolidos en la sala alta, en su cara al interior del recinto. Se completaron los paños del adarve sobre la puerta de entrada, así como también el paramento exterior de las dos torres que la flanquean. Estas restauraciones se hicieron con tapial en un tono más claro que el del material original, para destacarlo de la fábrica primitiva. Luis Berges recuerda con frescura, en la recta final de sus 99 años, el trabajo realizado: “Trabajé en todo el perímetro. Es curioso, yo he estado pensando por qué tenía garitas a todo alrededor, y es que ahí vivía la dotación de guerreros del castillo y debían tener los caballos en el patio de armas. Hay otra cosa más curiosa todavía: un poyo de piedra circular que servía para que el guerrero, ya armado, pudiera ajustarse en la silla del caballo”. Hay que tener en cuenta los árabes no usaban el estribo, por lo que necesitaban un apoyo para que no fuera tan difícil salir corriendo. Burgalimar es el más antiguo de España y el segundo de Europa.

Mesa de trabajo

Una treintena de viviendas logró rescatar del olvido su esplendor

Gran parte de la belleza que lucen las fachadas históricas de las viviendas de Baños de la Encina se debe al trabajo de Luis Berges. “Yo tenía el encargo de restaurar el Castillo, que es el más antiguo de España y el segundo de Europa, pero hice mucho más y me alegro. Yo creo que eso le debió de servir de acicate y ha mejorado mucho el pueblo”. El arquitecto jiennense limpió las portadas que estaban prácticamente perdidas y recuperó todo su esplendor.

3: CONVERSIÓN DE LA CASA DEL PÓPULO DE BAEZA EN OFICINA DE TURISMO

En esta tercera parada por el recorrido de la obra de Luis Berges en la provincia, cobra especial fuerza la monumental Baeza, una ciudad convertida en Patrimonio Mundial de la Humanidad que también tiene el sello del prestigioso arquitecto jiennense. Hay dos obras importantes. En primer lugar, en 1970 se comienzan a encargar proyectos a profesionales distintos al encargado de zona y fue entonces cuando entró en escena el protagonista de esta historia. ¿Qué hizo? Fueron escasas intervenciones, a pesar de ser él uno de los arquitectos que más trabajó en la restauración de monumentos en las décadas de los sesenta a los ochenta del siglo pasado en la provincia. En 1972, la Dirección General de Bellas Artes le encargó la restauración urgente de un lienzo de muralla. El encargo iba dirigido al paramento que se había desprendido como consecuencia de los temporales de agua, de tal forma que ejecutó una consolidación levantando la zona ausente con mampostería igual a la del resto del paño. Guarda en una carpeta, perfectamente ordenada, el acta de recepción.

“Me hacía mucha ilusión trabajar en uno de los monumentos de una ciudad tan bonita como Baeza y conseguí, además del encargo, limpiar la fachada que estaba llena de yeso”

En 2001, Luis Berges realizó el proyecto de adecuación de la Oficina de Turismo en la Casa del Pópulo, conocida también como las Escribanías Públicas. Interiormente hizo una remodelación del edificio mediante la que optó por mantener la escalera que construyó Prieto-Moreno, pero con algunas transformaciones en el último tramo para evitar el acceso al balcón mediante escalones. Eso sí, se vio obligado a demoler unos metros de forjado y construir una sobreelevación con vigas metálicas y tabiquillos sobre las vigas de madera del antiguo forjado.

“Recuerdo que tuvimos que emplear chorros de agua caliente a baja presión para recuperar el color original de la piedra del edificio con mucha paciencia y una ardua labor manual”

En la planta primera, se creó una entreplanta a la que se acede mediante una escalera de caracol en chapa metálica. Asimismo, se renovaron las instalaciones para adaptarla a la normativa vigente, tanto como las leyes de accesibilidad y protección contra incendios. El inmueble presentaba algunos deterioros, como unas grietas verticales en la fachada lateral Este, que se solucionaron con unos cosidos a varias alturas del muro lateral izquierdo con el posterior mediante grapado con perfiles de acero IPN 140 embebidos en la masa del muro. Para evitar los desperfectos en la fachada principal por el efecto del agua de lluvia, se colocó un canalón oculto para evitar la continua erosión. Fue, tal y como Luis Berges explica, un trabajo arduo, casi manual, que obligó a una limpieza profunda con chorros de agua caliente a baja presión. “Conseguimos recuperar el color original de la piedra, que estaba totalmente perdido”, subraya. La Casa del Pópulo está situada en la Plaza de los Leones, en la entrada a Baeza por la carretera proveniente de Jaén, un monumento que tiene adosado el llamado Arco de Villalar a su fachada Oeste. Data del año 1535 y su denominación se debe a una imagen sobre lienzo de la Virgen del Pópulo, colocada sobre uno de sus balconcillos. Una joya.

Mesa de trabajo

Luis Berges retrató a Baeza con sus dibujos

“Dibujando en Baeza” es el libro en el que Luis Berges retrata a la ciudad patrimonial a través de sus dibujos. “La panorámica”, “La calle”, “La plaza” y “Las casas consistoriales” son los capítulos en los que se divide un trabajo que José Luis Chicharro, doctor en Historia, define como “un libro muy conveniente para el acervo plástico de nuestra bella ciudad”. Como dice Manuel Parras, exrector de la Universidad, el lector experimentará una sensación de serenidad.

2: LA IGLESIA DE SANTA MARÍA DE ALCAUDETE, UNA REFORMA QUE SE QUEDÓ EN BOCETO

Era el año 1985 cuando Luis Berges recibió el encargo de la Junta de Andalucía, a través de la sección de Bellas Artes, de restaurar la iglesia parroquial de Santa María, en Alcaudete. Lo primero que hizo fue pedir permiso a José María Ruiz Povedano para consultar un trabajo, publicado por el Instituto de Estudios Giennenses en 1985, que contenía la documentación necesaria para conocer el origen de esta bella obra arquitectónica y poder realizar un proyecto de recuperación. Lo consiguió. Todavía guarda en su legado la carta en la que el historiador, residente en Málaga, cursa la pertinente autorización –30 de septiembre de 1985–.

“Fueron unos años muy complicados, porque era quítate de ahí tú para que yo me ponga”

El arquitecto jiennense, que el 17 de junio cumplirá 100 años, recuerda perfectamente la labor, las horas, el esfuerzo y el empeño que puso en un edificio “precioso”, prácticamente en estado de ruina, que terminó después de un arduo trabajo en un momento, además, de masivos encargos. Sin embargo, las circunstancias hicieron que, finalmente, no se llegara a materializar. No sólo le ocurrió con Santa María de Alcaudete, sino con dos más: el Teatro Darymelia y los Baños del Naranjo. Luis Berges aprovecha el momento para recordar a la Diputación Provincial de Jaén y al Ayuntamiento que, en los bajos de la calle Calvario de la capital, existen los segundos baños árabes de una ciudad que, hoy en día, corre el peligro de perderlos y, con ello, el privilegio de ser la única de Europa en tener dos baños árabes de similares características. Sin embargo, ahondaremos en este capítulo más adelante, cuando llegue la recta final de este serial periodístico enmarcado en el centenario de Luis Berges.

“Hubo un montón de jubilaciones forzosas y recuerdo que me mandaron de la Junta de Andalucía unos arquitectos recién salidos del horno y me quitaron obras de restauración como los Baños del Naranjo, el Teatro Darymelia y la iglesia de Santa María de Alcaudete”

Estado actual de la iglesia de Santa María la Mayor, en Alcaudete.

Sí se atrevió a comprobar el arquitecto que el conjunto monumental de la iglesia de Santa Marta de Alcaudete presenta una localización privilegiada dentro del recinto de murallas que antiguamente rodeaba la villa. De estilo gótico-mudéjar, la memoria que realizó deja claro que la planta es rectangular, con unas proporciones de 38 metros de largo y 22 de ancho. Dividida en dos naves, la descripción de sus elementos formales hace catalogarla como un edificio perteneciente al gótico de finales del siglo XI y primeros del XVI, que cristaliza en su arquitectura unas constantes histórico-artísticas y regionales que lo definen como un inmueble gótico-mudéjar o propiamente andaluza. Sin embargo, determinó también que el conjunto arquitectónico y monumental recibió tres grandes aportaciones a lo largo de la historia, dentro de las directrices del Plateresco y del Renacimiento pleno, como son la portada de Santa María, la capilla mayor del templo y algunas obras que fueron encargadas a Andrés de Vandelvira. Sin embargo, lo mismo que cayó en manos de Luis Berges, fue arrebatado un proyecto que, en unos tiempos de plena explosión urbanística, era la política la que primaba y, a veces, las decisiones no eran las más acertadas.

Mesa de trabajo

“Siempre he tenido una buena relación con los alcaldes de los pueblos. En el Ayuntamiento de Alcaudete, que es una obra de mi padre de un edificio precioso, recuerdo que hablé con el alcalde de aquel tiempo, lo mismo que lo hice con Hornos, Cazorla... con todos en los que trabajé en un tiempo en el que todos me hacían encargos”

1: EL CAMINO HACIA LOS CIEN AÑOS DE UN JIENNENSE UNIVERSAL

El 17 de junio cumplirá 100 años. Luis Berges Roldán (Jaén, 1925) vive su centenario con una memoria prodigiosa que le permite hacer un repaso por su legado como arquitecto y urbanista. Su ejercicio libre durante cuatro intensas décadas de trayectoria no sólo permitió la recuperación del rico patrimonio monumental de la capital, de tal forma que, aunque su obra más conocida es la rehabilitación de los Baños Árabes, deja una herencia universal en pueblos y ciudades que merece la pena subrayar. Diario JAÉN estrena hoy un serial con el que pretende resaltar los principales trabajos desarrollados por un jiennense ilustre que siempre caminó por la vida con humildad y sin afán de protagonismo.

“Siento satisfacción de haber acertado. He tenido siempre suerte en mi trabajo”

El primer capítulo está dedicado a la restauración de Castillo de la Mota de Alcalá la Real y la conocida como la Torre del Farol, dos joyas arquitectónicas que lucen pletóricas hoy en día gracias a aquellos planos que trazó a carboncillo, a mano, despojado de la digitalización que tanto facilita el trabajo a los profesionales del siglo XXI. Es un lujo contemplar las carpetas en las que guarda los dibujos de una rehabilitación que tardó años, papeles con facturas originales de presupuestos contabilizados en pesetas y trazos de un futuro arquitectónico que él mismo ha seleccionado para documentar este reportaje periodístico. 1970 y 1973 fueron los años, en sendos proyectos, en los que el arquitecto trabajó para recuperar una ciudadela que fue refugio de los alcalaínos en la época de la invasión francesa.

Este esa sólo una de las obras de arte de las centenares que salpican la provincia, porque Luis Berges pudo elegir Madrid para desarrollar su carrera arquitectónica y, sin embargo, quiso regresar a Jaén después de una formación exquisita en unos años complicados. Nada fue fácil. Tuvo la suerte de nacer en el seno de una familia acomodada, una saga de arquitectos que dejó su impronta en Jaén y, justo en ese tránsito a la vida adulta, su historia dio un giro de ciento ochenta grados. El segundo de seis hermanos, se quedó huérfano de padre a los catorce y, cuatro años después, de madre. Vivió los horrores de la Guerra Civil, aquella contienda que siguió desde la Zona Roja con horror, miedo y privación. Perseguidos por el Frente Popular, a punto estuvieron de matar a su padre, Luis Berges Martínez, el artífice del ensanche de su tierra que nunca llegó a ver. Se vio obligado a hacer las maletas y poner rumbo a Madrid con la tristeza de ver cómo su familia quedó totalmente disuelta. Acogido por unos tíos en la capital de España, consiguió un puesto de delineante que le permitió cumplir la promesa que se hizo a él mismo cuando falleció su padre. Pasó hambre, atravesó el frío de la soledad rodando de pensión en pensión y le recompensó el destino con el amor y con el oficio. Consiguió terminar la carrera en la Escuela Superior de Arquitectura. Tenía su vida resuelta en Madrid, pero en cuanto tuvo la oportunidad regresó a su tierra, una decisión de la que no se arrepiente, por más que reniegue de las atrocidades urbanísticas con las que se topa en sus paseos diarios. Casado con Catalina Torres Martínez, la gran mujer con la que comparte su vida, volvió a Jaén ya con tres de los siete hijos que tuvo. Eran los años sesenta del siglo pasado y, aunque empezó a trabajar de forma independiente, pronto consiguió aprobar las oposiciones de arquitecto municipal en el Ayuntamiento de su ciudad. Ocho años estuvo hasta que decidió pedir la excedencia en 1976, aunque regresó en 1985 para jubilarse cinco años después.

“El Hospital San Juan de Dios es la obra de la que más orgulloso me siento, pero soy consciente de que los Baños Árabes son los más conocidos, sobre todo por su singularidad y su grandeza”

Luis Berges Roldán junto a unos documentos.
Restauración del patio de la Magdalena.
Premio Europa Nostra, en 1984.

Su primer gran trabajo de restauración y rehabilitación fue el Museo Provincial. Fue su mejor carta de presentación para continuar con grandes y pequeñas obras del patrimonio jiennense, desde iglesias hasta humildes viviendas. Hay tanto que agradecer a Luis Berges... Su creatividad arquitectónica hizo que los representantes políticos de diferentes épocas confiaran en él para rescatar del olvido joyas totalmente perdidas o, incluso, ignoradas. Su trabajo, acompañado de un encargado, un oficial y un peón, consistió en sacarlos de la ruina en la que se encontraban. Revela que una de sus mejores restauraciones fue el Hospital San Juan de Dios, aunque nadie puede negar que los Baños Árabes fue el proyecto más representativo de su trayectoria como arquitecto. La Diputación Provincial consiguió el reconocimiento de Europa Nostra en 1984, una estrella que se puede ver, en la actualidad, incrustada entre aquellas singulares paredes. Amante de su profesión, enamorado del dibujo y del senderismo, hombre del Renacimiento en una era de Posmodernidad, es una de las figuras más importantes de su tierra, un referente que ha dejado huella en la arquitectura con un trabajo creativo y de paciente dedicación restauradora.

(1) CASTILLO DE LA MOTA Y TORRE DEL FAROL, EN ALCALÁ LA REAL

Era alcalde de Alcalá la Real Miguel Sánchez Cañete cuando la Dirección General de Bellas Artes encargó a Luis Berges la recuperación de la Fortaleza de La Mota por un importe de dos millones de pesetas. Estaba prácticamente derruido el Castillo de Ben-Zaide cuando el arquitecto llegó por primera vez a este municipio de la Sierra Sur. Era el año 1970, todo estaba por restaurar y el proyecto, que fue costoso en todos los sentidos, dio sus frutos en cuatro fases.

El jiennense recuerda perfectamente cómo fue la restauración de una auténtica joya, convertida hoy en uno de los monumentos más visitados. Guarda intactos los escritos con la memoria redactada, con puño y letra, los folios de papel vegetal pasados a máquina de escribir, los dibujos milimétricos con todos los detalles de la obra e, incluso, los números de las diferentes operaciones. La primera fase transcurrió entre febrero de 1970 y noviembre de 1972. La Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Educación y Ciencia aprobó un segundo proyecto, por 1,7 millones de pesetas, para dar continuidad a los trabajos en una segunda parte. La tercera consistió en el montaje de un pararrayos iónico y, en la cuarta fase, en 1984, la ejecución material para afrontar principalmente la restauración de la llamada Torre del Farol o de la Atalaya, según encargo previo confirmado en abril de 1985.

“Recuerdo que aquello era una mole de enorme tamaño, prácticamente en ruina, para la que tuvimos que montar un aparatoso andamiaje en el que ayudó mucho Antonio González Frías, un cantero magnífico que tenía contratado el Ayuntamiento de Alcalá”

Luis Berges se afanó en la ejecución de un lienzo de muralla junto a una puerta de acceso al recinto, así como el arranque de fábricas en los muros de la llamada Torre Mocha, hasta una altura de 1,50 metros, así como peldañeado de acceso al adarve de la muralla junto a ella. En la Torre del Homenaje tuvo que construir un zuncho de hormigón para dar apoyo a la sillería desaparecida en su fachada al recinto interior, así como otro más sobre la puerta de acceso a la sala alta. También, la escalera en el interior del muro de acceso a la terraza.

“Lo más complicado fue resolver la gran bóveda y, después, organizar el acceso a una torre para la que no había ni siquiera escalinata”

Estado actual de la Fortaleza de la Mota.

Elevadas las cuatro caras, se excavó una galería para instalar en el interior de ella un gran zuncho de atado de la bóveda esquifada que cubre la citada sala, de tal forma que Luis Berges se vio obligado también a alzar una estructura metálica por encima de tres de sus pechinas. Tras ello se pavimentó la terraza y se colocaron merlones gemelos sobre el peto de coronación, así como matacanes. Todo era más lento que en la actualidad. En la segunda fase, se acometió la restauración de la Torre de la Campana, restituyendo en su interior una bóveda de medio cañón y restaurándose todo el adarve de la muralla y sus accesos, así como se ejecutaron pavimentaciones en todo lo restaurado y cosido de los muros de la citada torre. Hoy en día es un legado para generaciones presentes y futuras con una recuperación modélica, un trabajo de un verdadero artista de la arquitectura que no puede pasar desapercibido y que merece el aplauso público de una provincia entregada a Luis Berges.

Mesa de trabajo

“Trabajamos muy duro en el acceso a la plataforma donde arrancaba el enorme volumen del castillo. Fue una ciudadela donde se había refugiado todo el pueblo en la época de la invasión francesa. También había una iglesia muy interesante, donde hice unas primeras excavaciones donde descubrimos varios enterramientos”