‘Qué más da’ si es de Luisa Arenas

La cantante de Mengíbar lanza su nuevo single, segunda entrega del proyecto ‘Canciones desesperadas’, un EP que verá la luz en los próximos meses
Luisa Arenas, en un fotograma de ‘Qué más da’.
Miguel Ortega

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Su abuela le cantaba tangos y coplas cuando era niña, en Mengíbar. Su madre no se cansaba de escuchar a María Dolores Pradera y su padre giraba y giraba el dial de la radio para escuchar a Los Panchos, María Dolores Pradera, Concha Piquer o Antonio Machín. Esa fue la banda sonora de la infancia de Luisa Arenas, cantante de Mengíbar, afincada ahora en Córdoba. Su primer proyecto musical se llama ‘Coplas desesperadas’. Será un EP, un mini álbum, con tres canciones. La primera, ya lanzada en un single el pasado mes de marzo, es ‘Quién eres’, y ahora lanza el segundo: ‘Qué más da’. El tercero está en marcha, lo titula ‘Bailar la cumbia’. En unos meses, porque no hay fecha fijada todavía, saldrá el EP ‘Coplas desesperadas’. “Es una llamada desesperada al olvido”, dice Luisa Arenas de este segundo single. Ese olvido que reclama la vida cuando una pérdida la rompe en pedazos, para recomponerla después colocando cada pieza en su sitio y rehacerse. La cantante compone sobre circunstancias reales y hechos vividos. “Para hacer mis temas cojo mis propias experiencias y desde ahí aderezo para ir más allá de la cotidianidad y la rutina intentando darle belleza”, relata. La artista compone todos sus temas: letra , melodía y lo básico de la armonía. “A la hora de producir y hacer los arreglos está Pablo Gómez Molina, que es fantástico”, añade. ‘Qué más da’ tiene la mano de Pablo Gómez Molina, que la produce y la mezcla. La ha masterizado The Mars Citizen, de Barcelona y se ha grabado en al también barcelonesa La Canica Cuadrada. También han participado Elisa Díaz, realizadora y directora artística, el guitarrista Baris Yavuz y la fotógrafa Cecilia Almagro.

De ‘Coplas desesperadas’ refiere que “son un intento desesperado por saber de mí y resolver ese acertijo imposible y trivial que es la vida”. Es más: “Han actuado como cemento y bálsamo y me han revelado la naturaleza sencilla y eterna de las pequeñas cosas”. Mucho tiene que ver, además de sus encrucijadas vitales, ese arsenal sonoro que ha ido sedimentando desde pequeña con grandes del género; bien los que tarareaba la abuela o los que escuchaban madre y padre en la radio”. Y da el salto al charco de nuevo: “Me inspira la música latinoamericana folclórica, la música de los cincuenta y sesenta; los boleros, las rancheras, por la pasión que viene implícita en el mundo musical latinoamericano. A mis padres siempre les gustó mucho y siempre ha estado en mi subconsciente. Creo que debo tener raíces allí, porque mi música está muy impregnada de ello, también de la música y el folclore mediterráneo y castellano”, corrobora. Y del folclore de Jaén: “Recuerdo que por Navidades, en casa de mis padres, cantábamos mononas...”. Por todo eso vuelve, al menos una vez al mes, a Mengíbar a verlos. Recoloca ese puzzle que tienen entre manos los transterrados para rehacer raíces. “Voy mucho por Jaén. Este fin de semana, por ejemplo, con mis hijos. Conforme más tiempo paso con mis padres, más me gusta estar en el pueblo”, sentencia.