Día Internacional del Lápiz: ¿Qué hubiera sido de nosotros sin él?
No es fácil acordarse con detalle de aquel lápiz con el que garabateamos las primeras vocales en el cuaderno. Sí que estaba con sus primos hermanos de colores en el primer piso del plumier de madera, con el bajo reservado para la goma de borrar, el sacapuntas y algún rotulador de colores. Aquellos primeros lápices de la escuela eran pequeños, se astillaban con facilidad y los colores iban del verde al marrón pasando por el rojo. Luego llegaron los de color madera, a secas, hasta el irrupción del elegante y satinado Sataedtler alemán, rayado como las avispas y con la base redondeada y pintada de rojo. Un punto. De aquellos garabatos aprendiendo a escribir a, por ejemplo, pintar la maqueta base de las páginas de Diario JAÉN en un alzado impreso, como hacemos todavía, con la goma de borrar cerca, por si acaso. Los orígenes de esta herramienta básica, fundamental, se han situado a mediados del siglo XVII en Cumbria, Inglaterra, donde los lugareños comenzaron a utilizar el gráfico de un gran depósito geológico de la zona para escribir sobre la piel de las ovejas. Así marcaban sus rebaños. El lápiz moderno se atribuye al francés Nicolas-Jacques Conté en 1794. Lo hizo de grafito y arcilla, aunque el primero que le dio forma al lápiz como lo conoceríamos después fue el alemán Konrad von Gesner, una naturalista suizo. Conté fue pintor, militar y aeronauta.
Pues el lápiz cumple este jueves 165 años coincidiendo con la celebración de su Día Internacional. Su uso en plena era digital está plenamente vigente y avanza hacia alternativas en busca de sostenibilidad, de insertarse en la economía circular, cohabitando con la fabricación del modelo tradicional de madera y grafito. La empresa SproutWorld, danesa, la reivindica hoy como un instrumento de ayuda al aprendizaje en plena era digital. La empresa advierte, en esta línea, que ha recopilado un estudio del que se deduce que cada vez más jóvenes estudiantes tiene problemas para aprender “por la falta de la escritura como mecanismo de ayuda a la memorización”. La empresa refiere que la primera patente de un lápiz con una pequeña goma de borrar en su base fue del estadounidense Hymen L. Lipman en 1858. SproutWorld es conocida por haber dado un paso más al sustituir esta pequeña goma de borrar en sus lápices por una pequeña cápsula de semillas que pretende darle al lápiz una segunda vida, como portador de un reciclaje natural. Sus “lápices sostenibles” se pueden plantar cuando terminan su vida útil para convertirse en hierba, flores, otros vegetales e incluso árboles; depende de las semillas que lleve la cápsula. Fundada en 2013 por Michael Stausholm, la compañía ya ha vendido más de 70 millones de estos lápices plantables en 80 países. En el vídeo se explicar el proceso de fabricación moderno en una empresa también clave en la historia del lápiz, la alemana Faber-Castell. Comenzó siendo un taller de carpintería fundado por Kaspar Fabell en 1761 y hoy es un gigante de la fabricación de lápices y otros útiles escolares. Asegura que en su manufactura utiliza procesos y materiales ecológicos, sostenibles. Fabrica más de 2.000 millones de lápices al año, líder mundial en la fabricación de lápices de madera.
Lápices solidarios de Diario JAÉN
No faltan en su mochila, en la de Diario JAÉN, implicado en acciones solidarias como apoyo a ONGs jiennenses, desde países suramericanos hasta otros del África subsahariana. Dentro de pequeñas mochilas escolares, en cajitas rotuladas con el nombre del periódico, de esta provincia, han viajado como material escolar en varias misiones. Tampoco faltan en las mismas mochilas de regalo para proyectos del periódico como el concurso de redacción Prensa-Escuela, que ahora está desarrollando su 35ª edición.