Una ruta conmemorativa de los cañones secos hasta Otíñar

La asociación vecinal Puensi muestra en una visita su rico patrimonio

16 ago 2019 / 11:17 H.

Pese a los cuantiosos daños materiales que produjeron las inundaciones del 15 de agosto de 1996 en el Puente de la Sierra, no se registraron personales, lo que supone un motivo para festejar entre los residentes en la zona, al tiempo que fomentar la convivencia entre las personas que residen en el emplazamiento durante la temporada estival. Eso sin olvidar la oportunidad de mostrar el rico patrimonio histórico y artístico que se encuentra en las inmediaciones.

Esos son tan solo algunos de los fines por los que la Asociación de Vecinos Puensi organiza tradicionalmente diferentes actividades. Citas que comenzaron en la noche del miércoles, con la tradicional cena y convivencia que arrancó después de la Santa Misa que se celebró en la parroquia de Santa Cristina. En ella se dieron cita aproximadamente unas cuarenta personas, que portaron los platos de comida elaborados por ellos mismos y que luego degustaron entre todos, mientras que la bebida corrió a cuenta de la asociación, que para ello puso precios populares.

Por su parte, la mañana de ayer comenzó con una ruta de senderismo muy tempranera, ya que a las 9:30 horas de la mañana arrancó desde el campo de fútbol y que discurrió por lo que se conoce como los cañones secos, hasta el antiguo poblado de Otiñar. “Hemos estado en torno a unas treinta personas, entre ellos muchos niños, y algunos de los que han participado llegaron procedentes de Jaén, que estaban realizando una ruta por la zona. Una jornada para conocer más sobre la historia de un paraje natural como el del Quiebrajano y los cañones, con la subida del río”, explicó el presidente de la Asociación de Vecinos Puensi, Francisco Ramírez.

Y a que fuera más agradable aún también contribuyeron las temperaturas suaves que se registraron a primera hora de la mañana, lo que animó a muchos a participar de la ruta. Pero también es cierto que entre los cañones apenas penetra el sol, por lo que el ambiente era mucho más fresco que en la capital, donde al mediodía ya se registraban más de treinta grados centígrados.

El trayecto en ocasiones discurrió paralelo al río, mientras que en otras se hacía necesario entrar en él, lo que por otra parte agradecieron los participantes en la iniciativa porque suponía la oportunidad perfecta para refrescarse. “Nos ha hecho un día espléndido, en el que hemos disfrutado mucho”, indicó Ramírez. El trayecto por los cañones fue, sin duda, lo que más llamó la atención de los asistentes: “Hay mucha gente que no se atreve a hacer la ruta de forma individual, así que supuso la oportunidad perfecta para dar a conocer la zona”, aseveró Ramírez.

Ya en Otiñar visitaron las pinturas rupestres —precisamente esta semana se dio a conocer el nuevo abrigo rupestre encontrado en la zona— y conocieron la historia del espacio natural, que cuenta con un complejo paisaje cultural construido por la superposición de ocupaciones diversas a lo largo de 6.000 años de historia.

“Es una oportunidad también para la convivencia, para hacer algo conjunto entre todos los que vivimos en el barrio”, manifestó Ramírez. Y es que pese a que durante todo el año hay gente que reside en la zona, es en la temporada estival cuando más gente vive de forma continuada, sin olvidar los que aprovechan para visitar el entorno y alejarse, aunque sea por unas horas, del calor