Un viento feroz se lleva la lluvia

Rachas de 80 kilómetros/hora arruinan un día en la que se esperaba más agua

07 mar 2019 / 08:30 H.

Llovió, pero ni como se esperaba ni como se desea. La culpa fue de un viento feroz que hizo que los nubarrones negros pasaran por la capital y su provincia a una velocidad de vértigo. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) indica que se alcanzaron los 80 kilómetros por hora en algunas rachas —de 9 a 11 horas y a las 15:30— en el centro de Jaén, mientras que en Villarrodrigo se registraron 78 kilómetros por hora, lo que fue un auténtico sufrimiento cuando se caminaba por las calles y, también, en las carreteras de la provincia, en la que había que agarrar con fuerza el volante, sobre todo, cuando el viento soplaba de costado.

En cambio, en el campo fue bastante decepcionante. Se esperaba que el cielo fuera generoso y se comportó de una manera algo rácana. Los 17 litros por metro cuadrado de Mengíbar se convirtieron en el registro más alto, según la red de pluviómetros de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. En la capital se registraron 12 y en la mayor parte fue lo equivalente a algunos chaparroncillos intermitentes que mojaron la tierra, pero no regaron las expectativas de miles de agricultores de la provincia.

Además, la jornada de ayer deja un sabor bastante amargo. Por un lado, los olivareros esperaban más agua y más jornadas lluviosas. Sin embargo, la Agencia Estatal de Meteorología indica que, por el momento, no hay más. Al menos, en la próxima semana, que es hasta donde llegan los cálculos que acaba de publicar. Por el otro, están los cofrades. Aquí no hay ley escrita, pero los amantes de la Semana Santa saben que no es un buen augurio que llueva un Miércoles de Ceniza. Y ayer Jesús de la Piedad se trasladó desde su templo del Convento de La Purísima hasta la Catedral. Ahí ya tuvo que sortear la lluvia. Al final, se quedó dentro de la Catedral, donde se celebró el viacrucis. Estadísticamente, cuando llueve en el inicio de la Cuaresma, este fenómeno se suele repetir en la Semana Santa. No es nada científico, pero sí un temor habitual.

Incidencias. Para la fuerza que demostró el viento, tampoco hubo demasiadas incidencias en la provincia. El Servicio de Emergencias 112 de Andalucía contabilizaba —a las 21:30 horas de ayer— tan solo cuatro avisos destacados. Los vecinos de la capital avisaron por la caída de ramas en la calle Santa María del Valle. También se intervino en la calle Emperador Trajano de Andújar por la caída de cascotes, al igual que en la Plaza del Ayuntamiento de La Carolina, donde se cayó la luminaria de una farola. Quizá lo más llamativo fue la intervención de los Bomberos de Jaén en la Plaza de San Roque, donde se partió una palmera. Cayeron al suelo importantes restos vegetales, lo que asustó —por el golpe y porque colisionaron con el centro de la plaza— a algunos de los vecinos. Antonio Guerrero es uno de ellos: “No ha matado a alguien porque Dios no ha querido. La palmera se ha partido porque tenía muchas ramas arriba. Llamo al Ayuntamiento todos los años para que vengan a podarla y no me hacen ni caso. Me dicen que no tienen la escalera disponible o me ponen otras escusas. Si estuviera en condiciones, no habría pasado”.

Ahora bien, los jiennenses sí que notan un cambio brusco en la temperatura, que ha hecho que muchos hayan tenido que acudir al armario en busca de los abrigos, pese a que llevaban algunos días sin contar con ellos. Lo peor es que no existen expectativas de precipitación para los próximos días y al campo le hace mucha falta. Mejor es lo de ayer que nada, pero las precipitaciones solo sirvieron para aliviar un poco al olivar después de soportar largos meses con kilos de aceituna encima y un aluvión de palos para tirar el fruto al suelo. Habrá que esperar a los próximos días para ver si vuelven a aparecer los nubarrones negros, pese a que los intereses de los agricultores y los de los cofrades no coincidirán dentro de 39 días. No obstante, parece evidente que nunca llueve a gusto de todos. Y menos, aquí, en Jaén.