Un triunfo para quienes luchan contra la pandemia

Alfonso López Gómez logra superar el covid-19 con 103 años y regresa a la residencia de Villanueva de la Reina después de 20 días ingresado

14 may 2020 / 12:09 H.

Cuando se arrancó con un fandango en una de las habitaciones del Hospital Alto Guadalquivir de Andújar, los profesionales sanitarios lo dieron por curado. Alfonso López Gómez consigue superar el coronavirus nada más y nada menos que con 103 años. Representa el verdadero triunfo para quienes luchan contra una pandemia convertida en algo parecido a una lotería. No hay más criterio. Nadie está libre de contagios y, aunque los mayores son los más vulnerables a la enfermedad, está comprobado que siempre hay excepciones.

Con los brazos abiertos recibieron en la residencia Reina Sofía de Villanueva de la Reina a un usuario que, sin lugar a dudas, no es uno más. En realidad, todos ocupan su lugar, pero el de Alfonso López resulta privilegiado. Quienes lo conocen saben de su bondad, su alegría constante, su devoción por la Virgen de la Cabeza y esa afición por los fandangos capaz de amenizar cumpleaños y fiestas de guardar. No hay efeméride que no se festeje sin su arte, porque así es él, una persona cariñosa, amable y siempre dispuesta a conseguir una sonrisa de la persona que está a su lado. Algo cansado llegó al centro en el que reside desde hace seis años. Ha permanecido durante veinte días en el centro hospitalario de referencia en la comarca y, después de una dura batalla contra el virus, vuelve a la que considera su casa con enormes ganas de vivir.

No hay palabras que puedan describir la dedicación y la entrega de quienes cuidan de él en la residencia y quienes hicieron posible que a ella regresara desde el hospital. Alfonso López es la medalla de los corredores de fondo de una carrera que no termina.

su vida. Nació el 2 de marzo de 1917 y, un año después, estalló la conocida como Gripe Española, por lo que ya lleva en su historia dos pandemias vividas, una de ellas en primera persona. Su infancia, su adolescencia, su juventud y su madurez transcurrieron en Villanueva de la Reina, un municipio donde es querido y conocido, porque quién no ha trabajando con el capataz Alfonso López...

Tres hijos tuvo con su mujer, Catalina Moriano Sánchez, con quien, por cierto, no pudo celebrar su boda, porque se enamoraron en los tiempos de la Guerra Civil y se casaron, una mañana bien temprano, después de unos cuantos años de convivencia. Tuvo la mala suerte de ver a su único hijo varón morir, con 70 años. También despidió para siempre a su mujer, inseparable, cuando los dos tenían 92 años.

Dos hijas velan por su existencia desde el País Vasco. Mariana y Dolores López viven en Lasarte desde hace más de cuarenta años y, aunque sus vidas discurren por el norte, siempre que pueden viajan al sur, a la calle Hornos de Villanueva de la Reina, donde está la casa en la que se criaron. Cuenta la más pequeña, que ya tiene 70 años, que no tuvieron más remedio que ingresar en 2014 a Alfonso en la residencia que gestiona la empresa jiennense Entrepinares del Mercadillo, una decisión más que acertada para tranquilidad de la familia y para beneficio de su padre; no hay más que verlo para darse cuenta de la salud de la que goza.

Mariana López, lo mismo que los trabajadores del centro, estaban convencidos de que, a sus 103 años, tenía fuerzas suficientes para vencer al coronavirus. Son tantas sus ganas de vivir, que tenía que salir del hospital para contar, en primera persona, que sobrevivió a la pandemia. Pronto volverá a cantar un fandango, con innovadoras letras que nunca repite, porque tiene dificultades para caminar y para oír, pero no sufre deterioro cognitivo, conoce perfectamente a quienes le cuidan y, eso sí, no deja nunca nada en el plato. Abrazar a sus hijas, a sus cinco nietos y a sus cuatro bisnietos está cada vez más cerca. Todos tienen motivos para celebrar un triunfo, el de un hombre con 103 años lleno de vida.