Un día para honrar la memoria de quien se quiere con el alma

Jiennenses de toda la provincia acuden al cementerio para arreglar los nichos

02 nov 2019 / 11:12 H.

No es un día especial para Gracia, una vecina de la capital que asegura ir todos los días —desde que falleció su marido— al cementerio de San Fernando, donde descansan los restos de su esposo. Reconoce que el Día de Todos los Santos tiene algo especial y que el camposanto se ve “más bonito” por la cantidad de personas que colocan cuidadosamente adornos florales en los nichos de sus seres queridos. Ella, sin embargo, acude todos los días a su floristería de confianza, donde le preparan los arreglos “exactamente como ella los quiere”. Asegura, ya con la lágrima saltada, que su vida no es lo mismo desde que no está “su Pepe” y que los días se le hacen cada vez más largos. “Lo hacíamos todo juntos”, asegura una mujer que se siente afortunada por la familia que tiene. “Son estupendos, mis hijos están muy pendientes de mí desde que ocurrió. Casi me tuvieron que consolar más a mi que yo a ellos”, dice, al mismo tiempo que reconoce: “Ellos tienen su vida, su familia y sus trabajos, pero me apaño bien sola”. Gracia y Pepe llevaban más de cincuenta años casados y el fallecimiento de este —en 2013— fue un duro golpe para toda la familia.

Diferente es para Trinidad, una jiennense que vive en el extranjero pero que intenta volver a la capital cada 1 de noviembre para “poner bonitos” los nichos de sus padres. No puedo venir todos los años, pero siempre lo intento porque mi madre tenía un gusto especial por el Día de Todos los Santos y acudía para que la sepultura de mis abuelos “fuera la más bonita de todas”. “Por eso intento venir, porque sé que ella, si me ve desde donde esté, sabe que recuerdo bien sus palabras”, afirma con una sonrisa, seguro, provocada por la alusión a su madre Soledad, que murió tres años después que su marido hace ya siete. “Yo trabajaba ya fuera y aún recuerdo la llamada de mi hermano, un escalofrío me recorrió todo el cuerpo”, asegura Trinidad, que cuenta que sus padres vivían solos y que era otra hermana suya, que reside en la capital, la encargada de “hacerles los recados, pedir las citas médicas y asistirlos en lo necesario”.

El cementerio de San Fernando se convirtió en un hervidero durante la jornada de ayer con motivo del Día de Todos los Santos. Casi todo el que pasaba por allí llevaba consigo un buen ramo de flores, escaleras para acceder a los nichos más altos y bolsas con útiles de limpieza para dejar las lápidas, como suele decirse, como los chorros del oro. No hace falta un día especial para honrar a los muertos —al menos así lo piensa Gracia—, pero la jornada de ayer sirvió a los jiennenses de la capital para tomarse un respiro y compartir —solos o junto con familiares o amigos— el recuerdo de los que, por desgracia, ya no están con ellos. Los dos cementerios de Jaén se convirtieron en el escenario donde se vieron representadas las muestras de cariño más sincero e incluso algunos detalles de donde se desprende un amor que ya es eterno. Los fallecidos están diariamente en la memoria de sus seres queridos, pero cierto es que cada año se vive un ambiente especial con motivo del Día de Todos los Santos en los cementerios de San Fernando y San Eufrasio.

Concepción, conocida por su entorno como Conchi, también acude habitualmente al camposanto para visitar la tumba de su marido. No lo hace todos los días, pero va “lo necesario” para que la sepultura no quede “descuidada”. Han pasado once años desde que falleció su esposo y admite que sigue vivo en su cabeza, pero sobre todo en su corazón. “Hay ocasiones en las que no me recordaba, puesto que él tenía demencia senil y no sabía cómo hacer ya algunas cosas. Me encargué de cuidarlo hasta su último día”, puntualiza Conchi, que destaca que al principio iba al cementerio con más asiduidad, dice que con el paso de los años dejó de ir diariamente porque no era bueno para su salud. “No significa que no me acuerde de él todos los días, pero el ir al cementerio hacía que todo el proceso fuese más cuesta arriba”, afirma.

El Día de Todos los Santos es, tradicionalmente, una jornada para pasar en familia y comer todos juntos en honor de los que ya no tienen su cubierto en la mesa. Se trata de un día para recordar que nunca se olvida a quien se quiso y aún hoy se quiere. Lo saben bien los cientos de jiennenses que pasaron por los camposantos de toda la provincia, donde se vieron lágrimas, abrazos de consuelo, gestos de complicidad y cariño y personas comprometidas con los suyos por el cuidado con el que limpiaban las lápidas, encendían las velas, colocaban las flores y estaban pendientes de que no se escapara ni un solo detalle.

El cementerio de Linares, el conocido como “el viejo” por su antigüedad, fue otro de los lugares donde se vivieron momentos en los que los sentimientos estaban a flor de piel. Francisca María, a la que desde siempre han llamado Paquitina —para no confundirla con su madre, que era Paqui— fue a este camposanto de la Ciudad de las Minas para “arreglar” el nicho de su Manolo. Según cuenta, no va mucho al cementerio por ser una mujer bastante ocupada, pero el Día de Todos los Santos es una cita que no se pierde por nada del mundo y, además, cuando va, hace ruta para visitar las sepulturas de los seres queridos que allí yacen. “Me gusta venir sola, aunque a veces vengo con mi nieto mayor y pasamos por todos los nichos de familiares que ya no están entre nosotros”, puntualiza.

Este mismo nieto es el que le descubrió Coco, una de las últimas películas de Disney que trata sobre el Día de Muertos —por estar ambientada en México— y el amor de un nieto por su abuela, enferma de alzhéimer, que consigue recordarlo antes de morir. Una película con la que Paquitina no puede evitar emocionarse.

TRABAJOS PARA QUE ESTÉ TODO A PUNTO

flores. Los cementerios de la capital y de toda la provincia se convirtieron en un hervidero de personas que, todos con flores en mano, se dedicaron a limpiar y adornar los nichos de sus seres queridos. Una costumbre muy extendida en España con motivo del Día de Todos los Santos.

COSTUMBRES QUE TODAVÍA PERDURAN EN EL TIEMPO

SANTOS. En Jaén, como en el resto de Andalucía y España, es tradición acudir al cementerio el Día de Todos los Santos para arreglar las sepulturas de los seres queridos. También es costumbre celebrar comidas y reuniones familiares para recordar todos unidos a los que no están.

NO HAY EXCUSAS PARA UN DÍA ESPECIAL
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ARREGLOS. Los jiennenses de toda la provincia sacaron ayer un hueco para ir al cementerio y poner a punto el lugar donde descansas los restos de las personas que ya no están entre los vivos.

historias de vida que nunca se olvidarán
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RECUERDOS. Dicen que no hay nada imposible y que, si uno se lo propone, es capaz de todo. Pero seguro que cualquiera está de acuerdo en que olvidar a un ser querido es del todo imposible.