Un “convite” de fe a cubierto
La amenaza de lluvia deja los pasos de Jesús y sus discípulos y la Virgen en San Félix de Valois
La tarde se barruntaba incierta, con nubarrones sobre la iglesia de San Félix de Valois. A las cuatro y diez, la hora prevista para la salida de la procesión de la Santa Cena, el hermano mayor de la cofradía, Fernando Casado, anunció un periodo de cincuenta minutos para ver cómo evolucionaba el tiempo. El lapso se hizo eterno y no cesaban los comentarios entre costaleros y hermanos en general acerca de cuál sería la decisión más acertada. Finalmente, Casado volvió a comparecer e hizo público lo que se temía: ante la incertidumbre del pronóstico meteorológico la junta de gobierno había decidido, por unanimidad, suspender el desfile. Eso sí, con un viacrucis, a las seis, en el templo.
Los responsables de la Hermandad Sacramental de Jesús Salvador en Su Santa Cena y María Santísima de la Caridad y Consolación, salieron cabizbajo, aunque con la convicción de que se había hecho lo correcto, máxime cuando fuera de la iglesia lloviznaba y, ante la elevada probabilidad de precipitaciones, no era lógico arriesgarse, pues el horario en el que la procesión tenía que terminar su recorrido se situaba prácticamente en la madrugada. De manera automática, los costaleros de los pasos de palio y misterio, así como las mantillas y otros hermanos, se abrazaron y, en numerosas ocasiones, prorrumpieron en llanto. Acto seguido se abrió la puerta p rincipal de San Félix de Valois y una muchedumbre, que aguardaba en el exterior desde hacía más de una hora, penetró ávida, con intención de rendir sus respetos a las imágenes de Cristo acompañado de sus discípulos y de la Virgen de la Caridad y Consolación. Las muestras de devoción siguieron a cubierto con la esperanza de que en 2017 haya mejor suerte.
La procesión de la Santa Cena sobresale por la movilización de cientos de personas. Según el hermano mayor, estaba prevista la presencia en la calle de 365 cofrades. En cuanto a los tronos, el de palio iba a llevar sesenta y cinco costaleros y un centenar en el espectacular paso de misterio. A propósito del acompañamiento musical, como es habitual en los últimos años, la Banda de Cornetas y Tambores de la Expiración se disponía a desfilar junto al segundo y la Sociedad Filarmónica de Linares María Inmaculada tenía previsto debutar con la Virgen.
Una representación de mayores de la Residencia Caridad y Consolación se desplazó hasta la iglesia de la Avenida de Andalucía para hacer una ofrenda floral a la Santa Cena y de la Madre de Dios. Los achaques y las dificultades de movilidad —alguno de los presentes se encontraba en silla de ruedas— no fueron óbice para que el colectivo de la tercera edad mostrara su cariño a la imagen homónima de su residencia.