¿Tengo coronavirus o soy alérgico?
La Organización Mundial de la Salud invita a no confundir la sintomatología


Mucosidad, picor de ojos, tos, dificultad al respirar o estornudos continuos. No, no tienen por qué ser síntomas del coronavirus, lo más común a estas alturas de mayo es que se trate de la enfermedad primaveral por excelencia: la alergia.
De esta forma lo indica la Organización Mundial de la Salud (OMS), que junto con la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic), indica que las enfermedades alérgicas en España afectan a un 30% de la población total, un dato que se traduce en 16 millones de personas.
Entre los alérgicos, aproximadamente la mitad, lo son a pólenes de plantas. En la provincia de Jaén, los afectados sufren, sobre todo, durante la floración del olivo, que ahora está en su máximo apogeo, por lo que desde la OMS se invita a identificar claramente los síntomas de la alergia para no confundirlos con los del coronavirus.
Por ejemplo, tal y como se explica en la infografía de la derecha, con la alergia no aparece fiebre y tampoco dolor de cabeza, siendo estos síntomas claros de la covid-19. La tos, si se trata de una alergia, es poco común, mientras que si se ha contraído el virus, la tos que aparecerá será muy seca. Otro punto de diferencia entre la alergia y el coronavirus son los vómitos o diarreas. En el primer caso, no están asociados con ninguna alergia —excepto las alimentarias— y, en el segundo, no es habitual pero puede darse ese caso.
En cuanto a la alergia, las gramíneas, el plátano de sombra y el olivo son los tres enemigos que se lo van a poner difícil a más de 8 millones de alérgicos al polen durante los meses de abril, mayo y junio. En esta ocasión, las alergias respiratorias convivirán con el coronaviru, por lo que, según el Ministerio de Sanidad, cuando los alérgenos ingresan por primera vez en el cuerpo de una persona predispuesta a las alergias, “se produce una serie de reacciones y se generan anticuerpos específicos contra esa circunstancia”. Una vez que se crean los anticuerpos, estos van hasta unas células que se llaman mastocitos, que son particularmente abundantes en la nariz, ojos y pulmones. Los anticuerpos se adhieren a la superficie de estas células y la próxima vez que una persona alérgica tome contacto con los alérgenos a los cuales reacciona, se inicia la liberación de sustancias conocidas como “mediadores de la inflamación”, entre los que se encuentra la histamina, que producen los síntomas propios de la alergia”.