Sobremesa sangrienta en una bocatería de Valdepeñas

Un policía local acaba presuntamente con la vida del dueño del local y la suya

26 jun 2017 / 10:51 H.

El tranquilo municipio de Valdepeñas sufrió un duro golpe con el dramático suceso que se vivió en el interior de la Bocatería Mis Chiquitines, ubicada en la Plaza de la Constitución. Según indican fuentes de la investigación, al mediodía, el policía local Francisco Castro, de 53 años, entró en el establecimiento valdepeñero y fue directo a las cocinas. Al aproximarse salió a su encuentro Joaquín Torres, de 51 años y propietario del local, pues se trata de un conocido negocio familiar. Castro sacó una pistola y le disparó dos tiros a “bocajarro”. La víctima falleció prácticamente al instante. A continuación, uno de los testigos trató de arrebatarle el arma y, en el forcejeo, esta se disparó, con la mala fortuna de que la bala dio de rebote en el hombro de uno de los clientes que se encontraba presente en el lugar de los hechos. En ese momento, Castro extrajo otra arma de su bolsillo y, sin dar tiempo a reaccionar, se disparó a sí mismo y murió.

Varios particulares avisaron, a partir de las 15:15 horas, al Centro de Coordinación de Emergencias sobre un varón que había entrado en un local y había comenzado a disparar con un arma de fuego. Las mismas fuentes indicaron que a consecuencia de los tiros algunas personas habían resultado heridas. Los gestores del 112 informaron, a la vez, a la Guardia Civil, a la Empresa Pública de Emergencias Sanitarias (EPES), así como a la Policía Local acerca de este suceso. Sanitarios confirmaron al 112 el fallecimiento de dos personas “in situ”e informaron de una persona herida de bala.Los asistentes quedaron impactados por el incidente.

La Cofradía del Cristo de Chircales de Jaén se encontraba, en ese momento, de celebración en el establecimiento por la convivencia y la tradicional romería tras la misa donde juran los nuevos hermanos todos los años. Habitualmente la comida se realizaba en la misma ermita, pero en esta ocasión el propietario los animó a festejarlo en su local. Bruno Expósito, hermano mayor de la cofradía, declara que anímicamente están “hechos polvo”. “Ha sido una desgracia muy grande y estamos muy mal, pero debemos asumirlo”, declara Expósito. Entre veinticinco y veintisiete cofrades se encontraban en ese instante en el interior, y los agentes hablaron con varios de ellos, alguno “muy impactado”, sobre todo por el “caos” creado tras el primer disparo, pues la mayoría de los clientes se levantó y gritó, sin saber exactamente qué sucedía. El hermano mayor afirma que, tras el suceso, unos amigos del municipio les ofrecieron amablemente, un lugar donde, “quedarse y descansar” durante la tarde, para calmar “los nervios”. La investigación apunta a rencillas familiares en el pasado como causa del tiroteo, a raíz de una multa puesta hace cuarenta días, en Semana Santa.

Según fuentes oficiales, el presunto tirador se encontraba de baja laboral por lesiones sufridas en un altercado con un familiar del fallecido y se adentró en el establecimiento vestido de paisano. Ambos vecinos eran conocidos en el municipio. La plaza, precintada por los agentes de seguridad, se llenó rápidamente de curiosos y el miedo y la preocupación se extendieron entre los habitantes. La Guardia Civil, encargada del caso, continúa con la investigación.

Durante la tarde se procedió al levantamiento de cadáveres y prosigue el trabajo con el equipo de criminalística. Hay indicios que apuntan a que una de las armas utilizadas por Castro era la reglamentaria de la Policía.

Por su parte, el herido, natural de Valdepeñas y residente en Jaén, fue atendido inicialmente en el consultorio del propio municipio, pero después él mismo solicitó que se le trasladara al Hospital Neurotraumatológico de la capital. Se indica que sus lesiones no revisten gravedad y se encuentra en observación.