Patrullas nocturnas para vigilar la aceituna

Olivareros de la capital crean cuadrillas de vigilancia para proteger la cosecha y duermen en los coches junto a los olivos

16 nov 2016 / 12:20 H.

Ellos, al igual que los ladrones, también se esconden. “Por la noche, el oído lo es todo. Yo me pongo en un tronco de un olivo y comienzo a escuchar. Si dan palos, se nota el sonido de la vara contra las ramas. Me paso toda la madrugada de un lado a otro. Llego hasta la vía verde, que sale de Las Fuentezuelas, y bajo otra vez. No quiero que se lleven mi aceituna. Mis hijos y yo la necesitamos para comer porque no tengo otro trabajo”. Así de claro y rotundo es el relato de uno de los agricultores que duermen o deambulan por el campo. Los propietarios de los olivares que hay desde la fábrica de cerveza hasta el Bulevar están cansados de que les roben. Ya existen cuatro denuncias en la Comisaría durante este año. Por eso, se han organizado para constituir cuadrillas de vigilancia. Incluso, han registrado un escrito en la Subdelegación del Gobierno de España para informar de que “patrullarán” los olivares ante el aluvión de robos que sufren.

“Pasa todos los años. Estamos hartos. Esto no se puede permitir. Al final, lo único que hacemos es dar viajes a la Comisaría. Creemos que es mejor quedarnos en el campo y defender lo nuestro. No nos queda otra porque necesitamos la cosecha para nuestras familias”, cuenta otro. Existen dos cuadrillas de vigilancia. Cuando descansa una, la otra está con los ojos y los oídos puestos en los olivares. Anoche, a las nueve y media de la noche, cinco agricultores formaban la “patrulla” que se encargaba de evitar los robos en el campo.

Subían desde el Bulevar hacia la Carretera de Fuerte del Rey. Las fincas son suyas, por lo que conocen bien el terreno. Saben dónde estacionar los coches para hacer recorridos a pie y luego subirse en otro vehículo para recorrer un nuevo tramo dentro de la labor de vigilancia.

eL PROCEDIMIENTO. No quieren que se les reconozca. “Más o menos, sabemos quiénes vienen a quitarnos la aceituna. También estamos orientados sobre el lugar donde la llevan. Hemos estado en la Comisaría de la Policía Nacional y allí hemos dado toda la información. Esperamos que la investigación avance y que se anulen los puntos de compra”, cuenta uno de ellos. Sin embargo, creen que desvelar su identidad les puede ocasionar problemas, ya que tienen claro que los que se llevan la aceituna son, al igual que ellos, vecinos de Jaén.

De hecho, narran que creen que existe un intermediario, que es el que tiene contacto con algunos puntos de compra de fruto que, al parecer, hacen la “vista gorda”. El sistema resulta sencillo. A veces, la aceituna llega con la propia “Guía Conduce”, el documento que avala la procedencia del fruto y dice de quién es y en qué finca se ha recogido. Sin embargo, son datos falsos, es decir, que esa finca no existe o no es capaz de producir tanta aceituna como se dice en la documentación. En cambio, en otras ocasiones, estos agricultores sospechan que llega hasta sin este documento. No obstante, consideran que el intermediario lo único que aporta es el contacto. Afirman que los que roban son otros, que salen al campo y le llevan a este la aceituna. “Si en la fábrica te dan 60 céntimos, por ejemplo, pues los ladrones cogen el fruto y a lo mejor se lo pagan a 30. Y el resto se lo lleva el que tiene el contacto”, afirma uno de estos agricultores.

“Tenemos miedo”. “No sé cómo reaccionaría si encontrara a una persona llevándose mi aceituna. Muchas veces lo he pensado y creo que es mejor que nunca lo pillara”, manifiesta uno de los agricultores. “Estar en el campo solo o con un compañero por la noche te hace sentir miedo. Yo lo tengo en muchas ocasiones porque sabes que te puedes ver envuelto en una situación de peligro”, argumenta otro. Asimismo, también añade: “Yo creo que es mejor que, si pillamos a algún ladrón, que siempre sea en la finca de otra persona. Es duro ver cómo se llevan el trabajo de todo un año. Y lo peor no solo es lo que cogen, sino el daño que hacen”.

Hay olivareros que forman parte de esta cuadrilla que aseguran que, por el momento, este año no han sufrido ningún robo. “Estoy aquí para defender lo mío. Todavía no me han robado, pero no lo voy a consentir”. Otros sí que han pasado por esta experiencia: “El otro día, fui a Comisaría. Me quitaron unos 400 kilos y me hicieron polvo unos cuantos árboles. Van con prisa y lo que hacen es florear”.

Teléfono Móvil. Estas cuadrillas dicen que su única “arma” es el teléfono móvil. “Lo llevamos siempre en el bolsillo. Sabemos que vienen con furgonetas y con coches particulares. También hemos visto rastros de remolques. Por eso, si los pillamos, marcaremos el 091 para que venga la Policía Nacional y los pille con las manos en la masa”, manifiestan. Precisamente, estos agricultores explican que tienen que comenzar a recoger el fruto antes de que madure. “Vemos que, poco a poco, se lo llevan, por lo que tenemos que comenzar la recogida con unos rendimientos muy bajos. Si no, cuando te das cuenta, te han quitado un montón de olivos”, señalan.

No obstante, saben que todavía les quedan bastantes noches al raso. Algunos de estos agricultores son mayores, pero duros y hechos al campo. Otros, bastante más jóvenes. Cuentan que sus familiares los llaman y que, en ocasiones, les dicen que se vayan para casa y que confíen en la fortuna. “No puedo hacer esto. No tengo trabajo. La supervivencia de mi familia está aquí”, cuenta uno. Mientras, confían en que la Policía vigile las entradas y las salidas y que investigue los puntos en los que se entrega el fruto. Si nadie compra la aceituna robaba, se deja en el campo. Pero, por desgracia, muchas noches se va de las fincas envueltas en cortinas que sirven de fardos.

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