Multitudinario recibimiento al obispo número setenta y cinco

Amadeo Rodríguez pide a los jiennenses “unidad” en su toma de posesión

29 may 2016 / 12:16 H.

La sucesión apostólica ya es una realidad: monseñor Amadeo Rodríguez relevó a Ramón del Hoyo a la cabeza de la Diócesis de Jaén. El nuevo obispo disfrutó de su primer encuentro con más de dos mil jiennenses. La ceremonia en la Catedral brilló tanto por el respaldo de religiosos como de representantes de la sociedad civil. Llamó la atención la presencia de las hermanas (Estrella y Jacinta Rodríguez) y los cuatro sobrinos del protagonista de la jornada. Acudieron también el alcalde, Javier Márquez; el subdelegado del Gobierno, Juan Lillo; el teniente coronel jefe de la Guarda Civil, Luis Ortega, y el jefe de la Policía Nacional, Jesús Herranz, entre otras autoridades.

Eran las diez y media de la mañana cuando el ambiente, en la Plaza de Santa María, revelaba la trascendencia de la cita: una línea de autobús urbano estaba habilitada para transportar a decenas de sacerdotes. Asistieron veintisiete obispos, arzobispos y cardenales. La organización preparó con decoro el pasillo por el que Amadeo Rodríguez y su predecesor en la diócesis jiennense, Ramón del Hoyo, pasarían más tarde, rumbo hacia la Catedral. Fue uno de los momentos más estéticos y simbólicos.

El templo mayor estaba prácticamente abarrotado media hora antes del comienzo de la histórica eucaristía. En los laterales del altar se colocaron decenas de sacerdotes de la mayoría de los municipios jiennenses. Esperaban en los bancos. A su disposición tenían, como el resto de los asistentes, el libro de la “misa estacional en la recepción e inicio del ministerio episcopal” de monseñor Amadeo Rodríguez. Merecía la pena levantar, cada cierto tiempo, la mirada del texto porque había imágenes, intervenciones y música que enriquecieron la atmósfera del día. Corría un aire fresco fuera, cuando aún no estaban cerradas las puertas del templo y los miembros de la organizaban daban las últimas instrucciones para que todos ocuparan los asientos. Minutos antes del inicio de la misa, los prelados, con sus ornamentos, salieron en procesión desde el Obispado. En la puerta del Perdón los recibieron el Cabildo de la Catedral, el órgano colegial de la Catedral y el Colegio de Consultores. Sonaron las campanas a las once. Los monitores de la televisión daban cuenta a los fieles de lo que estaba por ocurrir: la entrada al templo mayor de Amadeo Rodríguez. Poco después se cerraron las puertas. Llegó el gran momento.

El Nuncio, Renzo Fratini, intervino: “Os presento al que desde ahora presidirá vuestras celebraciones en esta Catedral como obispo de la Iglesia de Jaén: Monseñor don Amadeo Rodríguez Magro”, dijo. La primera alocución fue pronunciada por Ramón Del Hoyo. Tuvo palabras de respaldo y apoyo para su sucesor: “Bienvenido, Amadeo. Pastor elegido para esta Iglesia de Jaén, ‘pueblo santo de Dios entre olivares’, como canta su himno”, expresó. “Desde este momento le abrimos nuestros corazones que, como tierra labrada, quiere recibir las semillas del Evangelio”, de un nuevo sembrador enviado por el Señor”, añadió.

El prelado número setenta y cinco de la historia de Jaén agradeció el apoyo recibido. “Vengo a vosotros para seguir amando”, dijo en “El perfume del obispo”.

El nuncio alaba a los dos prelados
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Mensajes en pasado y en presente. El nuncio, Renzo Fratini, alabó la trayectoria de Ramón del Hoyo, el obispo dimisionario: “Traslado la gratitud del Papa Francisco al obispo emérito por sus casi once años al frente de la Iglesia en Jaén”, señaló en su breve intervención. Después llegó el momento de hablar del protagonista de la cita, Amadeo Rodríguez. “Su misión es acercarse al hombre para que este viva su lado más profundo”, señaló el nuncio.

Fratini sacó a colación el “llamado” a los obispos por parte del Pontífice, al tiempo que alabó la figura de quien ya es “la cabeza” de la diócesis jiennense: “Desde que fue elegido, ha mostrado el deseo de estar con todos, en especial con los más débiles”, indicó. “Tengo que dar de comer a quienes son pobres como yo”, dijo, en clara cita de San Agustín. Fratini concluyó su intervención con una invocación a la Virgen de la Cabeza y auguró un futuro “resplandeciente” para los jiennenses y el obispo.

Palabras afectuosas de Ramón del Hoyo

“Bienvenido, don Amadeo. Pastor elegido para esta Iglesia de Jaén, “pueblo santo de Dios entre olivares”, como canta su himno. Esta grandiosa catedral, “poema de piedra” y sus “buenas gentes”, que llenan las naves y plaza de Santa María, están proclamando la unidad de su fe y sentimientos compartidos, con la esperanza, de verle ocupar la Cátedra de este primer templo diocesano y dar así inicio a su ministerio episcopal en estas tierras de Jaén. Juntos le decimos: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!

Desde el mismo instante en que conocimos la alegre noticia de su envío a esta Sede del Santo Reino, por su S.S. el Papa Francisco, todos, al unísono, hemos venido pidiendo insistentemente ante el Señor por su nuevo Pastor.

(...)Don Amadeo, los poblados grandes y pequeños de Jaén, las nobles ciudades de esta geografía, le abren el corazón y le dan la bienvenida más cariñosa a estas tierras que han pisado miles de generaciones de cristianos, tierras de santos y de mártires que han sido luz y sal, y que han regado con su sangre en todas las épocas de su historia este suelo, desde su primer Pastor y padre San Eufrasio, hasta s. Pedro Poveda y su Obispo D. Manuel Basulto y compañeros, en nuestros días”.

“Os pido que os unáis a este proyecto espiritual”
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“Para esta primera homilía, en la que me presento como vuestro obispo y pastor, he querido entrar en la Palabra de Dios y buscar en ella inspiración para lo que me rondaba en la cabeza y el corazón que tenía que compartir con vosotros. Y la Palabra que hoy hemos escuchado juntos me ha llevado a encontrar algunos rasgos esenciales para mi ministerio episcopal en esta muy querida Diócesis del Santo Reino de Jaén, a la que vengo a ejercer el ministerio apostólico, como “apóstol de Jesucristo” (1 Cor 1,1; 2 Cor 1,1), para actuar en su nombre y con la impronta de su corazón.

Os pido a todos que, al escuchar mis palabras, os unáis este proyecto espiritual que voy a formular, tras meditarlo profundamente delante del Señor. Lo que deseo para mí me gustaría que fuera para vosotros y con vosotros. A mis queridos hermanos sacerdotes os pido que me escuchéis con la sintonía sacramental y ministerial que vamos a compartir; a los consagrados y consagradas os ruego que aceptéis mis palabras con el tono de profecía que os es propio; y a los fieles laicos, Pueblo Santo de Dios, os animo a acoger mi reflexión en lo que más os fortalezca como testigos del Evangelio en medio del mundo. Ante todo lo que propongo me siento débil, pero recoge la ilusión renovada con la que vengo a vosotros; está en sintonía con lo que he aprendido”, señaló Rodríguez.