Misa por su recuerdo perpetuo

La Catedral acoge una emotiva eucaristía por los fallecidos de la pandemia

23 jun 2020 / 11:58 H.

Era el día elegido para conmemorar a todas aquellas personas que la covid-19 ha arrebatado para siempre a sus familiares y seres más queridos. Era también el día de la fraternidad, de pensar en la situación que han vivido todos, tanto quienes han superado la enfermedad como los trabajadores que han combatido el virus al pie del cañón y toda la sociedad en general que, tal y como dijo el obispo de la Diócesis, Amadeo Rodríguez, no debe olvidar que el “bicho” sigue entre nosotros y por eso hay que mantener todas las precauciones en la nueva normalidad. Medidas que deben generarnos conciencia de la gravedad de una pandemia que ha dejado a la provincia con 187 personas menos.

La Catedral acogió ayer una eucaristía especial por el eterno descanso de aquellos que perdieron la vida a causa de la covid-19. Una eucaristía que se celebró a la misma hora en todos los templos de la Diócesis y bajo las más estrictas medidas de seguridad, cumpliendo con los protocolos en cuanto al aforo, dado que se podían sentar tres personas por banco como máximo, la instalaciones de varios dosificadores de gel hidroalcohólico como en el pasillo central de la nave central o distintas direcciones de entrada y salida para evitar cruces entre personas. La eucaristía comenzó la música interpretada por el órgano del templo catedralicio recordando así el carácter litúrgico que tenía esta celebración.

El carácter especial de esta eucaristía congregó a, entre otras autoridades de la ciudad y provincia como la Subdelegada de Gobierno, Catalina Madueño, el presidente de la Diputación provincial, Francisco Reyes o al alcalde la ciudad, Julio Millán.

Durante su homilía, el obispo, Amadeo Rodríguez, quiso recordar que esta pandemia ha hecho a todos iguales y las personas se han acercado más: “Somos más cercanos ante algo que nos amenaza y lo sigue haciendo”. Rodríguez también hizo mención algunos aspectos dolorosos de la pandemia, como aquellos familias que no pudieron despedirse de sus seres queridos: “Cuando no podemos consolar estar al lado de los seres queridos, el dolor ha sido especial”.

Aunque, dentro de la crudeza que provocó esta pandemia, el obispo quiso resaltar la solidaridad que se ha generado: “Se ha generado un clima de solidaridad maravilloso”. Una unión colectiva en la que la fe, ante el cierre de templos durante el confinamiento y aquellas fiestas en las que solo se pudieron celebrar eucaristías, la fe ha salido totalmente reforzada: “Cuando tenemos la suerte de conocer a Jesucristo, en Él encontramos la vida”.

Por último, Amadeo Rodríguez quiso lanzar un mensaje todos para generar una conciencia social y recordó que en un estado de bienestar que depende de tantas variables, una crisis sanitaria como esta puede derivar en otras crisis, como la económica. Por ello, el obispo quiso invitar a todos a la reflexión: “Habrá que hacer una reflexión serena sobre las otras crisis q hay detrás de la crisis sanitaria: espirituales, económicas, laborales y de pobreza: por ello es tiempo de fratenirdad, de pensar en los más débiles y pobres, en los más doloridos que padecen estar circunstancias que nos hacen sufrir”.

Una unión que se pudo ver, por ejemplo, en los instantes previos a la comunión, cuando prácticamente todos los presentes, al unísono, se limpiaron sus manos con sus propios geles dosificadores o los instalados en el templo. Por todo ello, fue una eucaristía para el recuerdo perpetuo.