Los estancos afrontan su periodo más determinante
El sector trata de remontar durante el mes y medio de confinamiento en el que estuvieron abiertos
Remontada. Este es el propósito que han adoptado en el gremio de los estanqueros, al menos esas son las sensaciones que transmiten trabajadores de la capital jiennense.
La situación que está viviendo el sector es especial. Durante el confinamiento —segunda mitad de marzo y el mes de abril casi al completo—, permanecieron abiertos al ser considerados establecimientos de primera necesidad. Todavía recuerdan ese periodo con mucha tristeza: “Yo abría cada día y al estar en una zona pura de comercio, había días en los que prácticamente no veía a ninguna persona”, asegura Carmen Pérez mientras atiende a varios clientes en el estanco número 13 en la carrera de Roldán y Marín. Como consecuencia de ello, las ventas se resintieron de manera estrepitosa en un sector ya castigado no solo por la gente que está optando por desengancharse: “El contrabando también no está haciendo mucho daño”, insiste Pérez.
Los guantes de nitrilo son una de las medidas de seguridad que emplean los estanqueros, además de las pegatinas indicativas de mantener el metro y medio de distancia. Para algunos, las mamparas les han venido como anillo al dedo y no solo a los puestos instalados en plena calle. Es el caso de Susana Minerva cuyo establecimiento se encuentra en el Paseo de la Estación. Es un local pequeño, por lo que la cola directamente tiene que hacerse fuera. “La mampara la instalé hace varios años y por suerte, me ha venido bien”, reconoce Minerva.
Esta trabajadora espera que la apertura del comercio permita un repunte de las ventas y el presente ejercicio pueda salvarse, aunque reconoce que será complicado: “Ahora estamos arrancando porque la gente se está animando a salir aunque sigue siendo un poco reacia; en el centro la gente se mueve mucho por la Estación de Autobuses, al estar cerca para los viajeros, y al no haber desplazamientos pues la venta ha sido mínima, por lo que las pérdidas han sido importantes”.
Martínez quiso lanzar una crítica hacia las medidas que se están imponiendo en estas fases de desescalada: “En el confinamiento nos consideraron negocio de primera necesidad, pero ahora están poniendo restricciones para los fumadores, lo veo absurdo porque el aire no lo expulsamos más que cualquier otra persona”.
Hay algunos estancos como el estanco número 30 de la avenida Eduardo García Maroto, que ofrecen otras alternativas como el tabaco de cachimba: “Este producto quizás haya aumentado su consumo al pasar más tiempo encerrado en casa”, asegura su empleado Jesús Martínez, quien sí ha instalado mamparas. El tiempo determinará el futuro de un sector que, como confiesa Martínez, ya tenía una tendencia a la baja.