Libros nuevos en Secundaria

A las puertas de un nuevo curso, las familias preparan los últimos detalles en un septiembre que más bien parece julio. Más allá de las condiciones meteorológicas, el calendario acerca al inicio de las clases y con ello la recogida de los libros, a quienes les toque estrenar. Y es que, si el año pasado fue el alumnado de Primaria el que pudo disfrutar del olor de un libro nuevo, este curso serán los estudiantes que comiencen primero y tercero de Secundaria. Dependientes de la agilidad que se dieron los centros educativos para solicitar las publicaciones a la Administración autonómica, los progenitores se acercan a las papelerías para recoger los libros de texto a cambio de sus cheque-libros. “Hay centros que los sacaron antes de que su plantilla se fuera de vacaciones, por lo que algunos padres ya los estaban pidiendo, pero todavía hay quienes los están recibiendo estos días, a falta de que comience el curso”, explica Francisco González Espinar, presidente de la Asociación de Libreros, quien destaca que en el momento que se demore el reparto de estos talones y no circulen se provoca un retraso en la entrega. “Digamos que hay quienes han hecho sus deberes antes y otros que no”, apunta el comerciante.

Además de primero y tercero de la ESO, González añade que también cuentan con cheque-libros en algunas materias de segundo y cuarto de Secundaria. De hecho, el representante de los libreros indica que es en este nivel educativo donde más desconcierto hay entre las familias sobre la implantación de la Lomce.

Tal y como estableció la Junta de Andalucía, las familias cuyos hijos estén matriculados en centros educativos públicos durante Primaria y Secundaria, no invertirán un solo euros para la compra de libros de texto. De ahí que para Infantil, el material —que es fungible y no sirve para otros cursos— sí haya que comprarlo, al igual que en el caso de los estudiantes de Bachillerato. “Tanto en primero como en segundo estamos observando cierta ambigüedad en cuanto a la venta de los libros de texto, también originada por la implantación de Lomce. Algo que no ocurre en el resto de España donde sí hay una renovación general”, subraya González. En este sentido, indica que el problema surge en el momento que algunos centros piden libros que quedaron anticuados y prescribieron en las editoriales. “En estos casos, hasta que no se incorpore el alumnado a las clases, no se sabe qué libro o material utilizarán”, explica el empresario.

Con el alumnado adaptado a las nuevas tecnologías y estas integradas totalmente en las aulas, el representante de los libreros considera que no es un escollo a la hora de hacerle merma en sus negocios. No en vano, sí que destaca el impacto de la reducción de los cuadernos complementarios a los libros de texto. Y es que muchos de los ejercicios los realizan gracias a las pizarras digitales u otros dispositivos. Lo que sí deja claro Francisco González es la defensa de su mercado. “No queremos abrirnos a las nuevas tecnologías, en cuanto a la venta de electrónicos, porque nuestra prioridad es defender nuestro negocio que son los libros”, asevera.

Por otra parte, en cuanto a los principales competidores ante los que se ven expuestos, el librero destaca las “agresivas” campañas de los grandes centros comerciales. “Ya no recogen los chequelibros, aunque utilizan las publicaciones como reclamo. Nosotros ofrecemos servicio y calidad”, manifiesta.

Asimismo, como ya advirtió el portavoz del colectivo el año pasado, vuelve a denunciar la intromisión de las ampas de los centros concertados por abastecer a su comunidad educativa de los chequelibros. “Intentan servir ellos mismos el material”, critica.