Les da igual qué camisa ponerse
Cuentan que Coca de la Piñera, gobernador civil de Jaén entre 1941y 1943, tenía en su despacho una gran fotografía de José Antonio Primo de Rivera; y que en el envés tenía otra de Manuel Hedilla, uno de los camisas viejas de la Falange que Franco vistió de camisas nuevas. Según quién entrara al despacho, le daba la vuelta al cuadro. Algo parecido sucede hoy, como apuntaba el director, Juan Espejo, el domingo. Socialistas fieles a Susana Díaz, se han vuelto ardientes defensores de Pedro Sánchez, pese a su deriva suicida catalana. Viejos militantes de Alianza Popular, turiferarios de Casado, alaban en público al tándem Rajoy-Santamaría, padrinos del nuevo inquilino de San Telmo. Votantes de la poliédrica agrupación de Podemos, se arriman a Errejón, lamentándose algunos de cómo Pablo Iglesias ha logrado en cinco años, lo que Franco no pudo en cuarenta, acabar con el Partido Comunista. De los conversos a Ciudadanos y Vox, mejor no hablar. Y es que, como dice en la “Verbena de la Paloma” Don Hilarión: “Los tiempos cambian que es una barbaridad”; y, como lo primero es comer, hay a los que les da igual si la camisa es nueva o vieja.