Las facturas zancadillean el plan para la reactivación del tranvía
El optimismo municipal y de la Junta no suple la falta el desacuerdo económico
Cómo Sísifo, condenado eternamente a empujar una roca cuesta arriba para, una vez en la cima, ver cómo el peñón cae por la ladera, la historia del tranvía de Jaén tiene aire de maldición. Cuando todos los implicados en poner en marcha el tren ligero, paralizado desde 2011, hablan de que están casi de acuerdo, la mole cae cuesta abajo y da la sensación de que nada está hecho. Y es que, casi al mismo tiempo que el consejero Felipe López se mostraba optimista en que el medio de transporte puede echar a andar después del verano de 2018, tal y como apuntó también el alcalde, Javier Márquez, el Ayuntamiento emitió un comunicado en el que advertía que cualquier conversación sobre este asunto pasa por que la Junta de Andalucía salde la deuda por el sistema tranviario y que no sea gravoso para los jiennenses.
Se refiere el Gobierno local a un exceso en el pago a la Administración andaluza por los equipos móviles del sistema y el 50% de la dirección de obra, una suma que está, conforme a los cálculos municipales, entre 4 y 6 millones de euros. Para concretar la devolución, el máximo responsable municipal solicitó una reunión con la Consejería de Hacienda, aún no mantenida. El consejero, preguntado por ello, consideró que lo primero que hay que descubrir es si esta deuda existe. El alto cargo del Ejecutivo andaluz mantiene el mismo tono que otros compañeros de filas, como, por ejemplo, el parlamentario andaluz y secretario de la agrupación socialista, Julio Millán, que abogó por desbloquear la puesta en marcha del sistema tranviario, sin vincularlo a esta deuda que, eso sí, no renunció a reclamar para la ciudad si es preciso.
El coste excesivo, que repercutió en una reducción de la participación de ingresos autonómicos que reciben las arcas municipales, está reconocido en el anteproyecto del Tribunal de Cuentas sobre la fiscalización del proyecto, un documento que, como se conoció ayer también, ya es definitivo. El órgano, en su dictamen, razona que no consta la existencia de antecedentes ni la realización de estudios previos para la puesta en marcha del servicio ni por parte de la Junta de Andalucía ni del Ayuntamiento. “Tampoco consta que se realizaran informes en los que se comparara el transporte tranviario con otros medios alternativos”. Ello, según el tribunal, “pone de manifiesto que no se llevó a cabo planificación alguna para el desarrollo de esta iniciativa”.
En sus recomendaciones, el Tribunal de Cuentas pide a la Consejería de Fomento y a la Administración local que implanten mecanismos y protocolos que aseguren el pago en plazo de sus obligaciones, para, de esta forma, se eviten intereses de demora y revisen sus relaciones financieras mutuas tras la construcción, puesta en explotación y mantenimiento del tranvía. Hoy, está previsto que el Gobierno local valore con detalle este documento en el que también se cuestiona el proceder de Sevilla en cuestiones como la fiscalización de las cuentas o el modo de adjudicar contratos para el proyecto. Los nuevos nubarrones se cernieron sobre el “lagarto mecánico” en una jornada que el consejero de Fomento y Vivienda, Felipe López, explicó a la Federación Empresarial Jiennense de Comercio y Servicios y a la asociación de los polígonos de Los Olivares y Nuevo Jaén y a los consejos económico y social local y provincial la propuesta de la Junta para sacar al tren ligero de las cocheras.
Para lograrlo es importante un hecho, y es que, conforme a los datos preliminares del chequeo del sistema, parece que, aunque sin uso desde hace seis años, no presenta daños excesivos. El plan de Sevilla, que Felipe López y el presidente de la Diputación, Francisco Reyes, explicaron al alcalde, pasa por repartir el déficit entre la Junta, el Ayuntamiento y la Administración provincial, esta última, no incluida en las primeras negociaciones. El Gobierno andaluz está dispuesto a asumir un 40% de las pérdidas; igual porcentaje que saldría de las arcas municipales, mientras que la Diputación, en forma de patrocinio del tranvía con la marca “Jaén, paraíso interior”, pone dinero encima de la mesa para asumir lo que quede. La derrama hay que calcularla sobre unas pérdidas que están entre los 1,3 y el 1,8 millones de euros. Este montante sale de una previsión de un millón y medio de usuarios anuales, a los que se cobraría un billete de 0,82 centímetros y una frecuencia de paso de 10 minutos en jornadas laborales. “No pretendemos sustituir, lógicamente, al Ayuntamiento, que es el que tiene la última palabra”, dejó claro el consejero que justificó que, para poder hacer una propuesta así, hay que barajar números aproximados para los que se tomó referencia los sistemas tranviarios de Granada, Málaga y Sevilla.