La valiente “Estrella” que más brilla
en toda Jaén

El cielo “empieza a llorar” al ver a la Virgen, pero los cofrades se armaron de valor y se abrieron paso entre los asistentes en un recorrido, al final,
sin agua

26 mar 2018 / 09:02 H.

El sonido del replique de los tambores en las calles próximas a la Catedral ya anunciaba que La Estrella se preparaba para salir a lucirse por la capital jiennense. La Plaza de la Purísima Concepción se abarrotó, en tan solo unos minutos, de personas esperando a que el Cristo de la Piedad y la Virgen María Santísima de la Estrella salieran de la casa de hermandad. Pero todas tenían algo más en común: el miedo de que la lluvia arruinase ese momento.

Ese temor estaba infundado por las nubes que cubrían el cielo, razón de más cuando la lluvia ya hizo de las suyas durante la mañana. Por ello, la cautela fue máxima. Amador Morillas, vocal de Comunicaciones de la Hermandad de la Piedad y Estrella, aseguró haberse coordinado con el resto de cofradías para evitar que el agua también se cebase con ellos. Así, se acordó retrasar la hora de salida hasta las 18:30 horas. Sesenta minutos de más que pusieron a todos los presentes en tensión. Sin embargo, toda preocupación no tardó en desaparecer con los primeros rayos de sol. Las nubes decidieron retirarse, un motivo más que suficiente para que los aplausos de felicidad se sucedieran en la plaza, pues ahora, definitivamente, La Estrella volvería a brillar en Jaén.

Con una alegría desbordante, los fieles recibieron al Cristo de la Piedad entre aplausos. “Es algo que trabajamos día a día y que requiere mucho esfuerzo”, comentó Morillas sobre la dedicación que mostraron todos y cada uno de los que acompañaban al paso. Algo que demostraron con su acompasado paso al ritmo del himno de España mientras sacaban al Cristo de su refugio.

Tras él esperaba la Virgen María Santísima de la Estrella, que se encontró a su salida con una desagradable sorpresa. Tal y como dijo el capataz, el cielo empezó a llorar por ver a su Virgen. Las gotas se precipitaron sobre los nazarenos, pero eso no evitó que La Estrella se armara de valor y se abriera paso entre eternos aplausos.

Así, comenzó el periplo de una cofradía que no tuvo miedo, que arriesgó y salió victoriosa, pues la lluvia no volvió a aparecer en todo el recorrido, el cual, además, no hizo sola en ningún momento. Centenares de devotos acompañaron a sus santos por las calles de Jaén. Tanto fue su calor, que el frío de la noche jiennense no llegó a rozar ninguna de las imágenes.

Y, aunque a veces no se desee, todo tiene un final. La Piedad y La Estrella debían volver a la Casa Hermandad. Los pasos bailaron por sus fieles una última vez en la plaza y, entre aplausos, cerraron las puertas hasta el próximo año.