La fiesta del orgullo aceitunero se reinventa para el oleoturismo

El refrán dice que el muerto al hoyo y el vivo al bollo. Pero, esto vale de poco en Martos. Aquí los vivos cogen el bollo, le hacen un hoyo y se lo comen con orgullo después de regarlo con su aceite. Se repartieron 8.500 lotes con pan, aceite, bacalao y aceituna, que en manos de marteños y visitantes valieron para que los vivos se fueran al hoyo y se comieran un buen bollo. Ocurrió después de la ofrenda al monumento de los aceituneros y de que los maestros de las almazaras de este municipio jiennense apilaran capachas llenas de pasta de aceituna para que el oro líquido saliera de ellas después de que una prensa monumental demostrara que aún sabe hacer buen aceite y les diera un buen apretón.

El alcalde, Víctor Manuel Torres, se encargó de colocarle el emblema de la ciudad a Laureano Fernández, que dirigió la prensada. Es el maestro de la almazara Pidasa, que se jubila esta campaña. El regidor sabe que esta fiesta tiene un tremendo potencial para atraer a visitantes, por lo que mira de frente al oleoturismo. “Somos una ciudad acogedora con bondad y generosidad que queremos que nuestros invitados se sientan marteños, como nosotros”, dijo al final de un discurso que comenzó así: “Antonio Villargordo, hace 35 años, puso en marcha esta fiesta. Marcaba el inicio de la campaña, que ahora se adelanta para buscar más calidad. Queremos promocionar la Fiesta de la Aceituna para encontrar más riqueza por medio del oleoturismo y servirá para enriquecer la oferta de cortijos, almazaras y olivos de singular belleza”.

El presidente de la Diputación Provincial, Francisco Reyes, fue el encargado de pregonar la celebración. “Hoy estoy aquí como Paco Reyes”, dijo en el comienzo para dejar claro que sus palabras tendrían una vertiente más personal y que narrarían vivencias. Afirmó que Martos se adelantó a su época con esta celebración y evocó los pueblos aceituneros, que se quedan vacíos para poblar los olivares. Habló de sus progenitores, de sus recuerdos en Sierra Mágina y de que el olivar le ha marcado como persona y como político. En el tramo final, sí que aludió al olivar en pendiente, a la reforma de la PAC y a la apuesta por la riqueza del aceite y, también, por la diversificación dentro de un discurso algo más político que terminó aseverando que el olivar une a los jiennenses. La Agrupación Musical Maestro Soler puso música de pasodoble al acto festivo.

Elegantes. Después del pregón, miles de marteños esperaban elegantes el aceite de la tradicional prensada para celebrar 35 años de una fiesta que se reinventa. La consejera de Agricultura, Carmen Ortiz; el consejero de Fomento, Felipe López; la delegada del Gobierno andaluz, Ana Cobo —arropada por bastantes delegados—, o el vicepresidente de la Diputación, Manuel Fernández, marcaban el protocolo de autoridades. También estaba la presidenta del Partido Socialista Obrero Español y candidata por Jaén, Micaela Navarro.

Por otro lado, se encontraba otro candidato al Congreso por Jaén, José Enrique Fernández de Moya, y el aspirante a senador Gabino Puche, que resaltaban que el PP es el partido del olivar y ensalzaban la PAC que consiguió el Gobierno de Mariano Rajoy. Lo hacían en una celebración que quiere “volar más alto” y atraer a los amantes de la gastronomía y del oleoturismo. Parece claro que la fiesta de los hoyos atraerá a más vivos y tendrá más bollos.