La comunión, ¿ahora o en otoño?

Nunca llueve a gusto de todos” o “con la Iglesia hemos topado”. La verdad es que la ley no escrita que marca el refranero español sirve para casi cualquier situación cotidiana y la verdad es que ambos dichos se pueden aplicar a la polémica de esta semana: las comuniones en Torredelcampo.

La pandemia obligó a cancelar muchas cosas, pero sobre todo se tuvo que prohibir la celebración de actividades que congregaran a un buen número de personas —procesiones, misas y, por supuesto, bodas, bautizos y comuniones—. Decisiones comprensibles en un contexto de emergencia sanitaria.

Los pasos hacia la “nueva normalidad” que da el Gobierno de Sánchez con las fases de la desescalada permite ya la celebración de acontecimientos como las comuniones, que dependen directamente de la apertura de las parroquias —lo hicieron en la Fase 1—, de los restaurantes —lo hicieron en la Fase 2 con un tercio del aforo normalmente permitido (sin hablar de terrazas)— y, si se pretende que después del convite continúe la fiesta, de las discotecas o bares nocturnos —lo iban a hacer en la Fase 3 con limitaciones de aforo, pero el Gobierno todavía no se ha pronunciado al respecto—.

El párroco de San Bartolomé, Pedro José Martínez, vio a bien comunicar la posibilidad de celebrar en junio las comuniones que se habían aplazado en Torredelcampo por la situación de crisis sanitaria.

Este anunció provocó un fuerte revuelo entre las familias, que amenazaron incluso con protagonizar concentraciones contra lo que definían como una decisión unilateral del cura. ¿El motivo? Entre ellos destaca que, en caso de celebrarse las comuniones la semana que viene —como propuso el párroco— iban a ser muy solitarias y sin presencia de los familiares.

Por este motivo, en principio, se convocó una concentración en la Plaza del Pueblo de Torredelcampo, muy próxima a la parroquia de San Bartolomé, que finalmente no llegó a producirse por lo que muchos consideran un paso atrás del propio cura, que emitió una carta dirigida a las familias en las que abría la posibilidad de, además de que quien quisiera celebrara la comunión de su hijo en junio, también pudiera realizarse en septiembre. De este modo, la polémica por las comuniones en Torredelcampo quedaron en nada a pesar de que para Martínez lo realmente importante de este sacramento es que los niños reciban por primera vez el cuerpo de Cristo.