Fuego peligroso en la sierra

Ochenta personas desalojados y 150 en el monte para tratar de frenar las llamas

04 ago 2017 / 11:11 H.

Mal, muy mal, así está la cosa”. Sin ocultar la crudeza de la situación, el alcalde de Orcera, Sergio Rodríguez, hacía este análisis del incendio que, sobre las siete menos cuarto de la tarde, comenzó en el paraje de La Trujala, en la vecina Segura de la Sierra. María Esperanza Chinchilla, la alcaldesa de este bellísimo municipio, escenario del Festival Internacional del Aire de El Yelmo y una de las joyas turísticas de la provincia, nerviosa, explicaba por teléfono que las llamas estaban justo enfrente del casco urbano de su pueblo, a unos veinte kilómetros más o menos.

“El fuego, después de subir hasta la cumbre de El Yelmo, por la zona más escarpada, volcó hacia El Campillo y Río Madera”, precisaba la regidora. La cosa pintaba bastos desde el primer momento, ya que la zona cero de las llamas, sin controlar al cierre de esta edición, estaba en un punto de dificilísimo acceso. Una prueba de la magnitud de lo que ocurre está en la información de medios que luchan contra el fuego que facilitaron los portavoces del plan andaluz contra incendios forestales, el Infoca. Si a las siete y diez había 9 aparatos aéreos, minutos más tarde ya eran 13 y, al ocaso, eran 16. En ese momento, los pilotos tuvieron que retirarse, ya que su vida corre riesgo si vuelan de noche y entre el humo, como sí tuvieron que hacer mientras hubo sol, cuando apenas se venía a los aviones y helicópteros entre la humareda. Un descomunal hongo blanco, como el de una explosión, era visible en 50 kilómetros a la redonda, desde Castellar a Villanueva del Arzobispo. Había tres hidroaviones del Ministerio de Medio Ambiente, los de mayor capacidad que existen, que se unieron a las primeras naves, desplegadas por la Administración autonómica, y a los dos que aportó Castilla La Mancha. Sobre el terreno, en una labor crucial, unas 150 personas entre bomberos forestales, apoyados por agentes de Medio Ambiente y otros especialistas, se enfrentan a las llamas muy de cerca. Como en 2015, en el fuego de Quesada, y en 2005, cuando ardió buena parte de la masa forestal que rodea el Pantano de El Tranco, la Junta decretó el Nivel 1 de Alerta. Es el primero de los tres previstos, que, eso sí, ya establece la necesidad de desalojar a las personas que puedan verse afectadas. Eran unas ochenta. El mayor grueso, medio centenar de menores, de la provincia de Cádiz, junto a sus monitores, que estaban en el campamento conocido como Los Negros. Unas sesenta personas en total que salieron a toda prisa en tres vehículos de la Guardia Civil y una decena de coches particulares, como confirmó un portavoz del Cuerpo. Los menores fueron conducidos al polideportivo de Segura de la Sierra. Además, fueron puestas a salvo 15 personas, de la aldea El Moralejo, dos responsables del campamento de Río Madera y cuatro personas que había en el Centro de la Oveja Segureña.

La Comandancia explicó también que el incendio sobrepasó la antigua carretera autonómica A-317, de Hornos a Santiago Pontones, lo que obligó al corte de esta vía, al igual que la JV-7032, la de acceso a Segura de la Sierra, como precisó el 112. Quedó incomunicado el núcleo matriz de este término, que se reparte por varias aldeas y Cortijos Nuevos. En este momento, hay pocas certezas sobre el incendio, solo que tiene todos los visos de ser muy importante y difícil de parar y que afecta al corazón del Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas. No hay causas para explicar lo ocurrido aún, pero se habla de dos focos y que el lugar donde prendió presentaba tremendas dificultades para llegar, indicios que hacen pensar que se trata de un fuego provocado. También se elucubró sobre un posible accidente aéreo, extremo que desmintió la Benemérita. La noche se presentaba tensa y, para ayudar a los que trabajan en las duras labores, ayuntamientos, como el de Orcera, abrieron el colegio y pusieron la gasolinera y las balsas de agua a disposición de los que luchan contra las llamas.