“Firmes sin violencia...”

    13 may 2020 / 13:23 H.

    Hoy, 13 de mayo, se cumple el 176 aniversario de la creación de la Guardia Civil. Quiero, desde esta página que me brinda Diario JAÉN, rendir un sencillo recuerdo para aquellos hombres que se echaron a andar para hacer camino y trazar historia con sus luces y sombras, muchas más luces que sombras en cuanto historia gloriosa escrita a pulso con sangre y honor de aquellos que salieron a los caminos de España con sólo una “Cartilla” de preceptos morales, sabiamente concebidos por su fundador.

    Fue en enero de 1844, reinado de Isabel II, cuando el gobierno liberal de los moderados decide organizar la Policía del Estado. El primer paso lo da el ministro de la Gobernación, Marqués de Mataflorida, que el 26 de enero del mismo año presenta al Gabinete un Decreto que firman todos, por el que se ordena “la organización de una fuerza armada especial destinada a proteger eficazmente las personas y propiedades”, ya que “ni el Ejército ni la Milicia Nacional desempeñan en la fe necesaria el servicio enojoso de la Policía, que aquellos cuerpos miran con cierto desvío por las preocupaciones vulgares que sólo se presentan a sus ojos como obligaciones pasajeras...”.

    En esta exposición de motivos podemos observar que el Gobierno trataba de organizar una fuerza policial de ámbito nacional para prescindir del Ejército y la Milicia, que hasta entonces empleaba en estas funciones. La Guardia Civil se ponía en marcha, y el 28 de marzo, apenas dos meses después, el cuerpo policial con este nombre quedó constituido en el seno del Ministerio de la Gobernación, encomendándose su organización al Duque de Ahumada, un hombre de milicia preocupado por los problemas de seguridad en España, y a quien se le previene “debe tener en consideración que del acierto de su primera planta depende su porvenir y el que produzca el feliz resultado a que se le destina”.

    Un nuevo decreto, esta vez firmado sólo por Narváez como presidente del Gobierno el 13 de mayo de 1844, va a dar con la creación real de la Institución que puso bajo la dependencia del Ministerio de la Guerra en cuanto a su organización, personal, disciplina y material; del de Gobernación en lo referente a la distribución de sus efectivos; y el servicio peculiar bajo la dependencia de los jefes políticos provinciales. De esta forma la antigua fuerza civil con organización militar se transforma en fuerza militar que presta un servicio civil.

    Hoy, tal vez externamente, la Guardia Civil no sea lo mismo que hace ciento setenta y seis años; tal vez sea verdad. Una serie de circunstancias externas, una evolución histórica a nivel humano y social nos la presenta con una imagen rejuvenecida y puesta al día, pero en el rincón interno de los hombres y mujeres que la forman siguen rigiendo los conceptos inalterables que le han permitido vencer al tiempo, soportando en la soledad, hecha estampa clásica de “la pareja”, su permanente servicio al pueble español.