El sueño de llevar el caso a la política y el código samurai

La sesión se abre con los saludos de Junqueras y otros acusados a Torra

13 feb 2019 / 12:10 H.

La sesión de la mañana del juicio en el Tribunal Supremo por la organización del referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017, estuvo marcada por algunas peticiones de los abogados de la defensa, como las del letrado de Oriol Junqueras, quien ha reclamado a la Sala que hagan realidad su “sueño” de ceder el caso a la política o que apliquen el Código Samurai de “juego limpio”. Las defensas que han intervenido esta mañana —cuatro en representación de seis de los 12 acusados— se han fajado en reclamar la anulación del juicio en base a la vulneración de derechos fundamentales, incluso el de culto, por no permitir a Junqueras ir a misa. Para ello han cargado, no solo contra la “parcialidad” del propio tribunal, sino contra la instrucción que se ha llevado a cabo en el Juzgado 13 de Barcelona y muy especialmente, contra el teniente coronel de la Guardia Civil, Daniel Baena, que ha sido objeto de multitud de críticas por sus informes sobre la organización del 1-O y la creación de estructuras de Estado.

La jornada da comienzo tras un par de horas de espera para que la prensa pudiera acceder al Tribunal Supremo, y también el público asistente, muchos de ellos simpatizantes de VOX, quienes desde la cola que formaban se han afanado en llamar “golpista” al presidente de la Generalitat, Joaquim Torra, a su llegada a la Plaza de la Villa de París, donde se encuentra el alto tribunal. La prensa, los familiares y el público accedieron a la Sala después de que tanto el tribunal, como los acusados, los letrados, la Fiscalía, la Abogacía y la acusación popular ya hubieran ocupado sus puestos. También lo estaba Torra, acompañado de la Consejera de Justicia Esther Capella y del de Territorio, Damiá Calvet. Así como los diputados Ana Caula y Albert Batet, detrás de dos diputados del Parlamento vasco que han dicho desconocer. Había dudas sobre si los acusados estarían sentados o no junto a sus letrados, ya que el tribunal les había dejado libertad para hacerlo, pero finalmente estaban ubicados en el banquillo central, distribuidos en cuatro filas de tres personas. En la primera, Junqueras, Romeva y Forn, le seguían Sánchez, Turull y Rull. Detrás, Cuixart, Forcadell y Bassa y en el último banco, los procesados que se encuentran en libertad, Carles Mundó, Santi Vila y Meritxell Borrás.

La normalidad ha sido la tónica que ha presidido la jornada, todos han guardado las formas durante las cuatro horas que ha durado la vista de la mañana. Tan solo algunos comentarios entre Junqueras, que iba pertrechado de documentación y se quitaba y ponía las gafas en continuación para echar un vistazo, y el exconsejero de Exteriores, Raúl Romeva. O entre este último y Turull, que también intercambió impresiones con Jordi Sánchez. Casi todos, menos Junqueras y los tres exconsejeros que están en libertad, se han ido dando la vuelta en algún momento de la sesión para ver a sus familiares o hacerles algún gesto de complicidad o cariño. El más expresivo e inquieto parecía el presidente de Ómnium, Jordi Cuixart, que se ha vuelto en numerosas ocasiones muy sonriente hacia los familiares, que se encontraban colocados tras la prensa, aunque a ratos se restregaba la cara o miraba hacia el techo de la sala. De vez en cuando tocaba la rejilla del sistema de refrigeración de la sala y finalmente se ha pegado, por el frío, a Carmen Forcadell, con la que se le ha visto hablar en numerosas ocasiones. Todos ellos han saludado a Torra en el receso que ha habido hacia la una del mediodía y después, al terminar la sesión de la mañana. En ese momento, Junqueras ha repartido el saludo con el presidente de la Generalitat y con su mujer, presente en la sala y que se ha acercado a darle un abrazo antes de que se lo llevaran con el resto de los procesados. El color amarillo sí ha hecho acto de presencia en la sala, algunas bufandas y pañueldos, algúna chaqueta y muchos lazos en la solapa, todos más o menos discretos, salvo el de Torra que era XL o el de la consejera de Justicia, a modo de broche en forma de flor. Los acusados, sin embargo, se han limitado a lucir un diminuto escudo de la Generalitat en el ojal de la americana.