“El riesgo es que una generación crea que no merece derechos”

La líder andaluza de Podemos se planta ante el clientelismo y defiende el proteccionismo

20 jun 2018 / 09:03 H.

Teresa Rodríguez, política de Rota, municipio de Cádiz más conocido por su base militar yanqui que por su bella costa, lleva media vida dedicada a la política, literalmente, porque a sus 36 años ya va para 19 que se afilió a IU y, tras formar Izquierda Anticapitalista, se puso al frente de Podemos en la comunidad andaluza. De la mano de Antonio Maíllo, líder regional de IU, con el que le unen, además de sus ideas, amistades comunes, lanza Andalucía Adelante. La confluencia tiene nervioso al aparato del partido morado, que dirige Pablo Iglesias, su “jefe”, al que no dudó en afear que se comprara un chalé a las afueras de al capital de España. La nueva marca, que quiere presentar candidatos a las municipales y las autonómicas, previstas para el próximo año, nace de una convicción, en palabras de Rodríguez, “el proceso de reconocimiento de nuestras propias dificultades”; de certezas, “de media un andaluz tiene 5 años menos de esperanza de vida que uno que vive en otros territorios”; de necesidades, como dice; “la brecha, lejos de cerrarse, se abre”, y de temores, “el riesgo más importante es que la siguiente generación se acostumbre a vivir sin derechos”.

Frente a esta realidad que la preocupa sobremanera, de la mano de Maíllo, del que aplaude su generosidad y su falta de cinismo, algo que es más normal de lo que parece, sostiene, busca llegar al Palacio de San Telmo, para acabar con el clientelismo. Esta palabra, a su juicio, es sinónimo de decadencia para el sur porque, como explicó, y para ello citó al político, historiador y periodista sevillano, Jesús Pabón, “articula la vida y es el favor, lo contrario de la justicia”. “Los males de Andalucía tienen que ver con algo que lo que no se habla, de los 25 años de Gobierno andaluz sentado en el banquillo. ¿Quién lo va a hacer? ¿El PP, el PSOE?”, insistió y aseguró que la gestión de un partido y otro se asemeja al método de clavar una sombrilla, se mueve a derecha e izquierda para, al final, hundir el palo en la arena. El palo, en su metáfora, es cualquier andaluz. Eso sí, quiso dejar claro que, aunque unos y otros son corruptos, sus métodos no son iguales y, ahí, citó a otro autor al que también recurre en sus intervenciones públicas, Paco Garrido, que fuera parlamentario de Los Verdes, que considera que los conservadores se mueven como “vampiros” y los del puño y la rosa como “la mafia”. “Los primeros chupan de lo público, pero no viven en tu barrio. La mafia es distinta, reparte más lo malversado, con el interés de mantenerse en el poder”, razonó ante un público en el que, había, en su mayoría, “compañeros y compañeras”, a los que se refirió así durante su discurso, en el que también salió a colación la famosa grabación de la socialista Irene Sabalete, exdelegada de Empleo, en 2012. “Les pidió a los trabajadores que abandonaran la gestión y buscaran a los empresarios para recordarles quien le dio las ayudas. Aquello no fue corrupción, pero duele en lo más profundo del alma”, dejó claro, convencida de que se trata de una lacra que hay que combatir, de que se trata de “una corrupción que sí vive en tu barrio” y que supone un modelo productivo que es imposible que despegue. “Es un sistema que derriba la frontera entre el partido, la administración y el gobierno”, se mostró convencida y, para ello, buscó otro mediático hecho relacionado con esta práctica, como el de los cargos que estaban al frente de los centros andaluces de flamenco y la filmoteca. “No es corrupción, porque son cargos discrecionales, pero ni nosotros mismos tendríamos a tanta gente de confianza para colocar a dedo, como hace el PSOE. No, es mejor que sean personas con capacidad”, se preguntó, convencida de que esta forma de operar en la comunidad autónoma da lugar a “una generación que se esfuerza en lograr un puesto de trabajo y que ve que no hay más fruto que tener cercanía con el poder”. “El clientelismo mata el cambio y se alimenta de la necesidad y mata la igualdad”, apuntó y, otra vez, buscó la inspiración en otro autor Carlos Arenas, además de desvelar que pudo comprobar de cerca que de lo que habla no es un mito. “Veo a personas acercarse al alcalde de la ciudad para pedirle trabajo, que le pague las facturas, la luz, es muy fácil casi caer en la tentación, disponer recursos públicos para repartir favores”, confesó, tras aclarar que le ha ocurrido a su compañero sentimental, José María González Santos, “Kichi”, al frente del Ayuntamiento de Cádiz o que es habitual que, cuando alguna empresa se hace con una concesión en una administración local, se le deje claro al regidor: “Estos veinte puestos de trabajo puede repartirlos a discreción”. “Nos puede pasar a nosotros y hay que buscar soluciones globales”, admitió, para ahondar en esta idea y, de paso, recordar su postura en la crisis surgida en el partido morado, tras la adquisición de la nueva vivienda de Iglesias: “Es necesario que los servidores se parezcan a la gente a la que sirven, con limitación de mandato, para que sean como sus representados y huir de espacios que los vincula a otros espacios de poder económicos”. Su fórmula: la limitación de mandato, sueldos y tener clara la revocabilidad.

Dispuesta a trabajar por un cambio de modelo que huya de las medidas cortoplacistas, métodos de trabajo que hacen que la comunidad, en su opinión, se haya “convertido en el cuarto trastero” del desarrollo, una tierra en la que, como denuncia, se pone en marcha una “agricultura intensiva que piensa poco en la sostenibidad” y la industria que, tal y como denunció, “nadie quiere”, como el refinado de petróleo o brindar el suelo para ser, dijo, “el cementerio de residuos de toda Europa”. “Hay una chirigota que dice exportamos mucho e importamos muy poco”, bromeó, para criticar el error garrafal que supone avanzar hacia un modelo productivo como el de Bangladesh, basado en la lucha por la reducción de salarios y “regalar lo nuestro a cualquier que venga de fuera”. “Preferimos modelo de desarrollo de Dinamarca”, apuntó, como entusiasta de un desarrollo que se base en el aprovechamiento de los recursos endógenos, del fortalecimiento del pequeño y mediano comercio, que no dependa de los vaivenes de las inversiones y que permita salir de una situación que, tal y como apuntó, viene de unos “recortes sociales que viene de un rescate bancario, que no tuvo que hacerse”. “Soy proteccionista, soy muy antigua, frente al Cabifay, prefiero al taxi”, proclamó, sin ocultar ni un ápice su animadversión por las grandes multinacionales que solo se basan en la búsqueda de beneficios económicos, sobre todo, en un contexto como el actual en el que la posición de trabajador, como cree, está muy debilitada y en la que hay que hacer frente a hecho como que, por la desigualdad imperante, “tres personas tenga lo mismo 14 millones en España”. El 96% de los contratos son temporales, con datos de precariedad, denunció, que se asemejan a los de principios de la década de los 70 del siglo pasado. “El tren va para un lado que no es el conveniente”, razonó.

Todo su discurso da sentido a las declaraciones que hizo antes de participar en la serie de Encuentros “Jaén, Nuevo Milenio”, organizados por Diario JAÉN y que tuvo como escenario la Sala 75 Aniversario del periódico. “El problema de los reglamentos es menor en relación a todos los problemas que debería resolver una fuerza política que plantea un futuro diferente”, precisó, tras saber que el secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, haya dicho que, sobre la confluencia con IU, en su opinión, todavía quedan “detalles importantes” por dilucidar. “Una discusión sobre una cláusula de un reglamento, pues parece, honestamente, anecdótico y se resolverá”, dijo, segura de que todo se aclarará. “Seguramente, cuando pasen unas semanas, nos acordaremos de ello como una anécdota, y enfrentaremos los verdaderos problemas, que son los que nos mandatan a plantear una alternativa deseable, creíble y confiable”, zanjó Rodríguez sobre esta polémica.

Durante su paso por la Sala 75 Aniversario, Rodríguez se mostró muy agradecida tanto con el recibimiento dispensado por el periódico como por las palabras que le dedicó su compañero en el proyecto Andalucía Adelante. “Es muy temprano para sonrojarse tantas veces”, admitió. También recogió el guante sobre la presentación que hizo de ella el redactor jefe, José Manuel Serrano, que le recordó su afición por el baloncesto. “Mi lugar es bajo la canasta, para ayudar a marcar dos puntos”, recordó, convencida de que ese tiene que ser, en el futuro, su papel político, para ayudar a su relevo.