El “patito feo” del aceite se ahoga con patios y balsas llenas de orujo

Las extractoras avisan que pararán la campaña oleícola si no hallan soluciones

11 oct 2016 / 11:18 H.

Las orujeras se sienten como el “patio feo” del aceite. Allí va el alperujo que sale de las fábricas oleícolas, que cada vez están más centradas en la calidad y en ofrecer la mejor imagen del producto. Cuando salen los camiones cargados de este subproducto, las almazaras se “sacuden” un gran problema, que generó escenarios difíciles de asimilar vinculados a la contaminación en años pasados para esta tierra. El alperujo llega a la extractora y allí se consigue el aceite de oliva más barato del mercado, que es el de orujo. Además, los sobrantes sirven para elaborar orujillo, una biomasa interesante por su poder calorífico. No obstante, todo se gestiona con férreos controles por parte de las administraciones y con un rechazo de parte de la población que en numerosas ocasiones se quejan de los olores que emiten el vapor de agua que sale de sus chimeneas —obligadas a rígidas revisiones para supervisar el estado de los filtros—.

En cambio, el “patito feo”, al que casi nunca se le escucha decir “ni pío”, lanza la voz de alarma. Hay orujeras que tienen los patios hasta arriba de este subproducto. Incluso, ven cómo sus balsas —donde reciben el alperujo para tratarlo— están hasta arriba, por lo que avisan de que muchas no podrán gestionar el subproducto que le llegará en cuanto que comience la campaña de producción de aceite de oliva.

Tienen tanto orujo porque el mercado británico, que era su principal comprador, se ha resentido. Por eso, le han escrito al Ministerio de Medio Ambiente para preguntarle qué hacen. La solución no es nada sencilla. La Asociación Nacional de Empresas de Aceite de Orujo (ANEO) asegura que existen 450 millones de kilos de orujillo acumulados en las extractoras. “La gran acumulación de reservas de orujillo afectará directa y negativamente a la campaña oleícola debido a que las plantas extractoras, por falta de espacio de almacenamiento, no podrán recibir más alperujo proveniente de las almazaras y cooperativas. Ello se debe a que muchas de las extractoras tienen sus patios colmatados de orujillo y a que utilizan las balsas destinadas a la recepción de orujo graso húmedo, alperujo, como almacén del orujillo”, afirma la ANEO en un comunicado.

Bajada en las ventas. Gran Bretaña está sustituyendo calderas, por lo que cada vez compra menos este tipo de biomasa. La disminución progresiva de las salidas de orujillo se ha convertido en un grave problema de “stock” estructural en las extractoras, que se remonta a varias campañas y que ha dado finalmente la cara en la campaña pasada. Tiene su origen en causas dispares y heterogéneas. Por un lado, el invierno de 2015 fue muy cálido. Además, el derrumbe del precio del petróleo, del coque del carbón y del gas natural han hecho que se compren más estos combustibles que el orujillo. Precisamente, Gran Bretaña está sustituyendo sus calderas por otras que se inspiran en el modelo canadiense, por lo que necesitan otro tipo de biomasa. De ahí que los barcos que salían rumbo a las islas británicas.

“Hay un stock muy importante que se vendía en el Reino Unido. El invierno ha sido menos cálido. Además, muchas plantas que usaban carbón y orujillo han cambiado su planificación, por lo que tenemos dos serios problemas. Por un lado, de rentabilidad de las propias fábricas, ya que tienen un producto sin vender para el que antes sí que encontraban compradores. Por el otro, se trata de una cuestión de espacio. No sabemos dónde meter el alperujo que nos llegará porque hay muchas extractoras que se encuentran hasta arriba”, afirma Joaquín López, director general de la Asociación Nacional de Empresas de Aceite de Orujo.

Asimismo, ANEO afirma que ha enviado al Gobierno de España un catálogo de soluciones ante este grave problema. “Hemos pedido que se permitan más horas de generación de energía al año a través de la biomasa para intentar consumir el importante volumen de orujillo. También que se considere un producto agroenergético para encontrar una mejor venta, al igual que se debería fomentar la puesta en marcha de nuevas plantas”, indica Joaquín López. Además, matiza: “No solemos hablar mucho, pero esta situación resulta realmente insostenible. Si no se toman medidas urgentes, estamos convencidos de que le afectará a toda la cadena del aceite de oliva y, al final, acabará perjudicando a los propios agricultores”. Sin duda, un problema añadido en las semanas previas a la recolección.