El fraude a las aseguradoras, a la “orden del día” en la provincia

El gabinete de peritaje de Ceprinsa detecta casos cada vez más especializados

29 ene 2018 / 08:55 H.

Cada vez se defrauda más y mejor. El gabinete de peritación Ceprinsa, que atiende una media de entre cuatro y cinco mil siniestros al año en la provincia, afirma que en Jaén el número de estafas a las aseguradoras en 2017 fue de un 2,3 por ciento. En comparación con datos de 2016 sufre una ligera caída del 2,5 registrado entonces, pero la subida es más notable si se tiene como referencia el dato de 2015, del 1,8 por ciento. “Estos casos son fraudes en los que se consigue un ahorro absoluto por parte de la aseguradora, es decir, que se demuestra que fue un hecho intencionado y la póliza se anula, por lo que la media real es muy superior a la anotada”, explica Antonio Jesús Martínez, técnico de la empresa de peritaje. De hecho se podría hablar de entre un 5 y 6 por ciento de fraude auténtico en Jaén. “En ocasiones la compañía aseguradora no consigue pruebas suficientes o, incluso, prefiere llegar a un acuerdo con el cliente, a pesar de las sospechas”, anota.

El término correcto es presunción anomálica, “pues será el juez quien determine después si lo ocurrido es real o falso”, especifica Nieto Pérez, de la dirección técnica de Ceprinsa. Relata que es la misma empresa la que se pone en contacto con ellos para buscar un intermediario más “neutral” que no sea su propio perito. “Hay veces que intuyen alguna extrañeza en el caso y nos advierten de esa anomalía, por eso siempre hay que estar alerta a cualquier pista”, dice Pérez.

Los seguros de automóviles y de hogar son los más propensos a sufrir un “engaño”. “Es cierto que cada vez hay más fraude y en más sectores, pero es en estos donde todavía se nota un fuerte repunte”, recuerda Pérez, y añade: “Al fin y al cabo son los que mejor se conoce la gente y los que tiene más a mano”. El perito habla del “típico” golpe entre coches que, en realidad, se trata de un “simulacro de siniestralidad”. “Es ‘vox populi’ que algunos talleres de vehículos incitan o facilitan el fraude, tan solo hay que saber a quién acudir”. Otro de los reclamos que reciben para investigar son los partes de lesiones a causa de un accidente, que provoca un latigazo en las cervicales, que es el “más común, pues se trata de los más complicados de demostrar”.

Sin embargo, las compañías “aprenden”, toman medidas y se preparan con detenimiento para “protegerse”. Pérez comenta cómo el reciente cambio del baremo de lesiones ayuda a las empresas aseguradoras y ha reducido estas denuncias de siniestralidad en concreto. “La lucha contra el fraude es continua y se busca mejorar, pues son miles de euros los que se pierden con cada caso detectado”.

El perfil del asegurado es otra de las razones por las que también ha aumentado la cantidad de estafas detectadas. Antes, la mayoría de personas que lo hacían eran de una edad media alta, pero el sistema ha evolucionado y, en estos momentos, los casos que suelen atender de posible siniestralidad simulada suelen ser de jóvenes. “La media de edad ha bajado mucho, tienen acceso a las nuevas tecnologías y las controlan, así que consiguen mucha más información y se manejan con ella”, asegura el perito de Ceprinsa Niceto Pérez. “Un hombre o una mujer mayor de setenta años, por ejemplo, no suele acudir a estos métodos, mientras que un chaval ha escuchado que puede ir a tal sitio o hacer ciertas gestiones para conseguir el pago”.

Es más, las nuevas tecnologías están muy relacionadas con el aumento del fraude, tanto en la provincia como en el ámbito nacional. La facilidad de acceso a páginas web o videotutoriales en los que se explica detalladamente cómo cambiar una factura o qué pruebas presentar para hacer “más creíble” un golpe en el coche forma a jóvenes “especialistas” en el fraude. “Ya no es solo el boca a boca, el saber a dónde ir para hacer el apaño, ahora además se pasan vídeos o tienen guías completas en el ordenador o en el teléfono móvil, que son muy detallados y especializados”, manifiesta Pérez. Pero las novedades sirven para los dos bandos. Desde Ceprinsa explican cómo las compañías aseguradoras también hacen uso de las tecnologías para mejorar sus sistemas de detección. “Hoy en día es muy fácil conseguir información de cualquier persona, hay listas y páginas donde se apunta a las personas que ya han tenido problemas o se conoce rápidamente si han defraudado con anterioridad”.

Asimismo la innovación se refleja en los objetos asegurados. Hay más terminales móviles y productos similares protegidos por las compañías y de las que, después, se quiere “sacar provecho”. “Un móvil puede costar mil euros, así que se contrata un seguro, entonces el teléfono recibe un golpe, por cualquier razón, y se culpa al hijo del vecino o del amigo, que es menor y además no habla”, ejemplifica Pérez, y continúa: “Son situaciones muy habituales, estamos acostumbrados a que la gente busque cualquier resquicio y sepa, perfectamente, el tipo de seguro que contrata”. “Al final, se busca cualquier método para sacar dinero”, concluye.

Las compañías “low cost” son más fáciles de “engañar”

Desde el gabinete de peritaje Ceprinsa advierten que no hay que “fiarse” de las compañías de seguros que, en apariencia, son tan “baratas”. En el sector, las denominan compañías “low cost” o de bajo coste. Hace referencia a las que salen anunciadas en distintos medios de comunicación como la televisión o internet, con sencillos métodos de contratación de manera rápida y cercana, según comentan desde el gabinete.

“En ellas no existe ningún intermediario, nadie que esté entre la compañía y el asegurado”, explican, y añaden: “No tienen la oportunidad de verse y conocer su perfil, que es el mejor método para saber si alguien es un asegurable o no”. El hecho de que estas empresas de bajo coste puedan ofrecer esos precios, tal como explican desde el gabinete, es la ausencia de ese personal y ese “trabajo extra”. “Basta con llenar un formulario en internet, a veces desde una aplicación del móvil en un instante”. En consecuencia, también sufren mayor riesgo de fraude. “Es lógico, la gente firma la póliza después de al simulación del simulacro y lo presenta como si hubiera ocurrido ‘a posteriori’, algo muy difícil de demostrar”. En Ceprinsa informan que hay algunos puntos, como las faldas del Castillo, en los que son conscientes que, cuando van a investigar un caso, “hay un alto porcentaje que es para defraudar”.

De hecho, por ello, los informes que suelen presentar estas compañías de número de estafas son “muy altos”. Tal como detallan desde el gabinete de peritos, los bancos y las compañías más grandes tienen acceso a una mayor base de datos, con información de la persona que contrata el servicio, por lo que sabe rápidamente si pueden asegurarlo, mientras que este tipo de empresas no disponen de esos medios y su capacidad es más limitada, por lo que el perfil que hacen de su cliente es “escaso” y facilita que después sufran más “engaños” por parte de ellos. “A veces pasan de boca en boca los métodos para obtener el dinero, y para cuando la compañía lo descubre han podido pasar varios meses, tiempo en el que se pierden cientos de miles de euros, así que se debe tener mucho cuidado”.