El agua salina, ¿futuro del riego?

Un estudio revela que el olivar aumenta la producción de aceitunas y el ácido oleico de estas con el agua salada

21 jul 2019 / 12:02 H.

Se abre un nuevo camino para los olivareros y sus cultivos. Ante la crisis climática y la falta de recursos para llegar a satisfacer las necesidades de riego del olivar, los científicos ya empiezan a buscar nuevas alternativas que ayuden a mantener “vivos” a los olivos. Dos investigadores del Instituto de la Grasa (IG), perteneciente al Centro Superior de Investigaciones Científicas de Andalucía (CSIC) participaron en un estudio elaborado por el Instituto de Ciencias de la Vida de la Scuola Superiore Sant’Anna en Pisa (Italia) en el que evaluaron los efectos sobre el fruto y el aceite de oliva cuando se usaba, para su riego, el agua salina. Un proyecto revelador, pues, en este primer paso, se vieron beneficios tanto en la producción de aceitunas del mismo árbol como en la calidad del fruto y el aceite, pues este presentan una mayor concentración de ácido oleico.

José Manuel Rivas, científico titular, y Laura Hernández, investigadora postdoctoral, fueron los dos españoles que participaron en este estudio. Así, Hernández explica que su colaboración con el centro italiano surgió porque desde el mismo requirieron su ayuda para analizar los efectos del riego con agua salina en las moléculas del fruto y, posteriormente, del aceite que este genera. Según detalla, en el país vecino ya trabajan con el riego salino en muchas de sus plantaciones de olivar y que, como su agua tiene una alta concentración de sal, el proyecto se centró en comprobar los efectos en la calidad del aceite de oliva. De esta forma, mientras que el equipo italiano se dedicó a estudiar los cambios en la planta, los investigadores del IG trabajaron en los mecanismo para determinar qué alteraciones podían aparecer en la calidad de los ácidos grasos que componen el aceite mediante un estudio molecular.

Con la pulpa de la aceituna como corazón de toda la investigación, Luisa Hernández declara que los resultados que obtuvieron fueron “sorprendentes”. “Vimos que el riego salino producía una serie de cambios en la planta y que en la aceituna aceleraba el proceso de maduración. Es por esto que podría tener numerosas ventajas para los agricultores porque, dependiendo de la variedad de olivo, se podría conseguir que produjeran aceitunas en diferentes fechas y la posibilidad de recolectar antes”, señala la experta. Asimismo, otras de las grandes ventajas que se ponen de manifiesto en el estudio que es aumenta el número de frutos que produce el árbol, lo que se traduce en un mayor rendimiento del olivar y en una consecuente mejora económica para los agricultores. “También vimos que, en cuanto a la composición de ácidos grasos, había un leve aumento del ácido oleico, el ácido mayoritario del aceite de oliva, lo que le da un mejor punto de vista si se analiza el componente nutricional. Esto, además, significa que son aceites que se producen de olivares regados con agua salina tienen una mayor calidad”, subraya Hernández.

Los contrapuntos de este estudio están en que, al ser el primer paso que se ha dado para analizar los cambios que se producen en el olivar con este tipo de riego, aún quedan muchas variantes que analizar. Por ahora, Luisa Hernández indica que solo se han estudiado los efectos en la variedad de olivo leccino y que, al ser una primera aproximación, aún no se ha realizado en campo, solo en árboles plantados en macetas. “El siguiente paso de este estudio sería hacerlo en cultivos reales. Son los primeros indicios que apuntan que sería interesante, pero habría que estudiarlo más a fondo pues los efectos podrían variar dependiendo del territorio”, expone. Con ello, apunta que sería necesario transportar la investigación a la variedad picual, la mayoritaria en Jaén y en España, así como hacerlo en un plantación que de Andalucía para comprobar si la variante medioambiental afecta negativamente a los buenos resultados obtenidos en el primer estudio. De hecho, la científica confiesa que ya hay interés en España por promover líneas de investigación sobre este asunto.

Entre otros beneficios que se derivan del regadío con agua salina, Hernández asegura que se ayuda a luchar contra la crisis climática. En este sentido, apunta que cada vez hay más problemas con el agua disponible para los cultivos, con lo que este cambio ayudaría a aprovechar el agua a la que no se le da utilidad. En relación a esto, podría suponer una gran alternativa para los olivareros jiennenses en épocas de sequía, lo que evitaría perspectivas tan negativas como la que actualmente se tiene de la próxima campaña de aceituna en la provincia, para la que organizaciones agrarias como UPA auguran una cosecha medio-baja.