Carta. “El siguiente paso es promover un crecimiento y desarrollo personal integral”

11 may 2020 / 21:52 H.

Señor director, a nivel profesional, todos estamos en un proceso de cambio forzado por el uso que se está haciendo de internet y eso, cuanto menos, es desestabilizador, rompe con muchas expectativas creadas y genera inseguridad.

Sin embargo, creo que la red está aquí para quedarse, por las ventajas que también aporta, así que tendremos que adaptarnos a este cambio tecnológico, como hemos tenido que hacer con otros cambios que se han producido a lo largo de la historia y que también han transformado bruscamente nuestra civilización.

Da buena cuenta de ello el descubrimiento de los metales, la penicilina, la electricidad, el tren, el coche o, más relacionado con los medios de comunicación social de los que estamos hablando, la imprenta, el telégrafo, la fotografía, el cine, el teléfono, la radio, la televisión...

Al margen de todos los inconvenientes que tenemos en mente, esta nueva tecnología de la información y la comunicación, que es internet, sobre todo, nos conecta, creando redes, más o menos colaborativas y participativas, que facilitan el desarrollo de proyectos y la consecución de intereses, de todo tipo.

Algunos de estos proyectos e intereses son buenos para garantizar una convivencia pacífica, próspera y sostenible para todos y otros no tanto, lo sé, pero, por ahora, pesan más las oportunidades que, en este sentido, ofrece internet que el riesgo o la amenaza de que, por ejemplo, algún grupo terrorista organizado, también a través de la red, pueda causar algún atentado o un cataclismo universal.

Señor director, hace ya un tiempo, me acerqué a una ponencia que usted impartió en la sede de su periódico, en la que, en parte al menos, hablaba sobre los cambios que estaban generando las nuevas tecnologías de la información y la comunicación y, al final de la misma, recuerdo que, exponiendo una vitrina en la que había una colección de teléfonos móviles de diferentes generaciones, usted se dirigió al público asistente lanzando una pregunta al aire: “En muy poco tiempo, hemos pasado del teléfono fijo, a un teléfono móvil, cada vez más pequeño, ¿cuál será el siguiente paso?”...

Esto ocurrió hace ya unos años, así que, al margen de que hoy podríamos hablar del auricular inalámbrico, el smartwatch, el anillo electrónico o, incluso, de implantes que, voluntariamente, algunos deciden insertarse en el cerebro, yo añadiría algo que considero mucho más importante.

El siguiente paso, señor director, si queremos garantizar nuestra supervivencia y prosperidad y la del entorno natural que nos rodea, es promover un crecimiento y desarrollo personal integral, desde el punto de vista emocional, social, intuitivo y espiritual, que nos permita madurar y, como se decía en las antiguas películas de jueces y abogados, distinguir intuitivamente, entre lo que está bien y el mal, para promover lo primero.

Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación responden a un anhelo histórico, existencial y natural, propio del ser humano y necesario para su supervivencia, que es la necesidad de conectarse “con uno mismo y su circunstancia”, conocida y desconocida, para adaptarse, sobrevivir, evolucionar y desarrollarse prósperamente dentro de ella o, como dirían la mayoría de las tradiciones espirituales que conocemos, al margen de las equivocaciones y corrupciones en las que hayan podido caer a lo largo de su historia, estas nuevas tecnologías de la información y la comunicación responden al anhelo ancestral que tiene el ser humano, no solo de comunicarse, sino de ser más consciente y trascender...