Cambil, un pulmón de la provincia en plena Sierra Mágina
El municipio se conforma como uno de los más bonitos de la comarca con relevantes e históricas fortificaciones

La historia de Cambil es un tanto peculiar, su fortaleza, junto con el castillo de Alhabar, fue conquistado a los musulmanes granadinos por el infante Pedro de Castilla, hijo de Sancho IV y hermano de Fernando IV, por tanto, se sitúa como un parada indiscutible para todos los enamorados de la historia antigua de Jaén.
Entre sus edificios religiosos, destaca la Iglesia Parroquial de la Encarnación, como la parroquia del municipio, situada en la Plaza de la Constitución. En ella, se encuentra el popular Cristo del Mármol, una imagen que congrega una gran devoción. Por otra parte, la casa de los Aranda o Ermita de Cambil, que es la ermita local y está situada en la Calle Real. Pero, para los menos dados a los signos religiosos, su ruta para por el Antiguo Hospital, un edificio construido en la segunda mitad del siglo XVIII, con una magnífica portada, es un punto imprescindible. A ello, hay que añadirle el Castillo de Cambil, el de Mata Bejid y la Casa del Condestable, con una puerta relacionada con la del Hospital de la misma villa; vano adintelado, flanqueado por pilastras dóricascajeadas con pinjantes; a ambos lados, grandes alerones sostenidos por placas de pinjantes recortadas.
Entre su gastronomía, resaltan platos tan exquisitos como el carnerete, la almoronía, la sobrehúsa o las habas Marrones con Chorizo. En lo referente a los postres, hay que probar las tortas gachas, las gachas dulces o las guindas en aguardiente. También se puede disfrutar de su fe religiosa, ya que los vecinos se vuelcan con su patrona y con cada una de las festividades que se organizan a lo largo de todo el año.
Y quien visita Cambil, no puede dejar de pasar por Arbuniel, que limita al sur con la provincia de Granada. Pero también es un destino idílico para los aventureros y amantes de la naturaleza. Por una lado, por su fauna y flora, en las que se han catalogado más de mil especies, con autóctonas. Entre su fauna, se pueden encontrar numerosas especies de roquedos como el águila real o el halcón peregrino, y la cabra montesa o el corzo entre los mamíferos. Y, por el otro, sus paisajes naturales, entre los que disfrutar de enormes encinares y abundantes romerales, tomillares y otros arbustos. De gran importancia ecológica son los quejigales y sabinares de “sabina mora”, por constituir unos ecosistemas raros, singulares y muy llamativos.