04 jun 2020 / 08:42 H.

José Manuel Vera Carrillo - Operario en una empresa de perfiles de aluminio de Mancha Real

Pepe es un camarero de oficio, con sabiduría tras la barra de un bar, reconvertido ahora en operario de una empresa de perfiles de aluminio de Mancha Real, va y viene desde Los Villares, su pueblo. Fue antes de la pandemia. “Conocí a los dueños y me ofrecieron el trabajo. En julio haré un año con ellos”, explica. ¿Ganas de volver a la hostelería ahora que hay desescalada? “Me gusta mucho el oficio, pero es muy sacrificado. Aquí estoy muy bien y mi familia ha ganado calidad de vida”, precisa. El nuevo trabajo le llevó, precisamente, a uno de los epicentros de la pandemia en Andalucía, la provincia de Málaga. “Estuvimos un mes en Fuengirola, después de Semana Santa, poniendo ventanas y cristales. Medidas de seguridad y trabajo desde las ocho hasta la tres con mascarilla, se hacía más penoso desde luego. Pero lo que hacíamos era ir del trabajo a la casa alquilada por la empresa donde nos alojábamos y así hasta que volvimos”, relata. “No había nadie por las calles, sólo los que trabajábamos”, recuerda. ¿Cómo observa la situación ahora? “Se ve más movimiento de trabajo, que esto tira más”, valora. ¿Impresionado? “Sí, todavía me dura, pensamos que no iba a llegar y nos sorprendió, la gente sin salir, la cantidad enorme de muertos. Todo ha sido tremendo, pero la gente es responsable. Menos algunos que siempre hay, la mayoría se ha portado bien”, responde. ¿Y cómo ve la hostelería? “Va a remontar seguro, despacio, eso sí. Los camareros no van a cambiar con los clientes, no se darán abrazos, pero serán lo mismo de profesionales”, asegura. ¿Y el futuro? “Algo cambiaremos en responsabilidad y la gente joven, yo tengo tres hijos, que estudien, que sean buenas personas y miren todo esto porque no sabemos lo que nos queda por ver. Ellos tienen que mover el país”.