Antonio Cortés Fernández

Internos del Centro Penitenciario de Jaén lanzan mensajes valientes a la sociedad

07 abr 2020 / 13:00 H.

Siguen los internos del Centro Penitenciario de Jaén con una “terapia” muy especial. Se trata de escribir cartas, de puño y letra, mediante las que trasladan palabras de ánimo y esperanza para una sociedad que, como ellos, está privada de libertad. Aconsejan a los jiennenses que miren el lado bueno del confinamiento, porque estar en casa es un lujo que no está a su alcance.

Estimados amigos y amigas de todas las ciudades. Soy interno del Centro Penitenciario de Jaén, tengo el honor de escribir unas letras para todas las personas que hay en libertad para comunicarles que entre todos podemos superar este virus. Yo estoy casado y tengo una hija y una nieta y cada vez que yo llamo me dicen que ya están cansadas de estar en casa encerradas. Yo digo que tienen que ser fuertes y poner un poco de apoyo. Llevo muchos años en prisión, y para mí una cuarentena no es nada. Os pido desde la prisión a todos los ciudadanos que entre todos podemos superar este virus y, por favor, no salgáis de casa para tener el mínimo contacto con el virus. También os pido que busquéis en casa vuestro propio ocio para superar todo esto. Yo, desde la prisión, os pido la mayor colaboración y daros las gracias por su apoyo y, sobre todo, a todas las autoridades, médicos y funcionarios de la cárcel, que gracias a ellos lo estamos superando poco a poco. Muchas gracias.

Hola, muy buenas a todo aquel que desee leer esta carta. Mi nombre es Álvaro García-Valdecasas Anillo, soy uno de los tantos presos que estamos con doble confinamiento. Me dirijo en especial a Diario JAÉN para mostrar todo mi apoyo a la ciudadanía y contaros cómo está siendo mi vida en estos últimos años para que veáis que hay algo más, que por estar encerrados en casa no se va a acabar el mundo, sino todo lo contrario, el mundo se va a renovar después de todo esto que está pasando. Mi historia se remonta a algo más de dos años y medio, particularmente me dedicaba a la ganadería y al mundo de la hostelería, adquiriendo un bonito bar en pleno centro de mi ciudad natal, Algeciras, el cual iba de manera favorable. El tema de la ganadería era más bien como una afición, la cual se me fue de las manos por la pila de cabezas que tenía que alimentar, pues tenía cerca de treinta caballos y yeguas de pura raza española, de pelaje negro y buenas genealogías. Para poder alimentar a dichos animales accedí a la guarda de hachís, que tan solo sería una semana, accediendo a dicho delito, pues tres chavales llegaron a la finca, quedándose en ella para guardar dicha mercancía. De repente, después de llevar eso al interior de la finca varias semanas, me hacen una redada, en la que encontraron a los tres individuos con 2.475 kilos de hachís y 4 armas preparadas para su detonación, siendo una de ellas un arma de guerra, por ser un fusil de asalto. Me entrego doce horas después a las autoridades sin resistirme al arresto; una vez me cogieron en el municipio de Jimena, me desplazaron al puerto de Algeciras, llevándome hasta Ceuta, ingresándome en la prisión de Los Rosales. Se pueden imaginar mi situación. Yo jamás había conocido este lado de la ley, nunca he tenido vínculos con gente que hubiera estado en prisión. Para mí fue muy duro a la vez que doloroso para mí familia, ya que toda mi familia son gente de bien y les asusta todo lo relacionado con lo ilegal. Una vez conseguí integrarme en la población reclusa, conocí a muchísimas clases de personas, asesinos, violadores, pederastas, pedófilos, ladrones, mangantes, chivatos... La lista es muy larga para poner todo tipo de clase de personas que pude encontrarme aquí dentro, después de nueve meses de dar tumbos de prisión en prisión, de módulos, de celdas, por fin me dejaron sentado en un sitio y ese sitio fue Jaén II. Por fin dejaron de darme tumbos, aunque empezaron a aplicarme un régimen mediante el que en vez de tener diez llamadas tendría ocho, y tan solo podría mandar dos cartas a la semana, aunque recibir podría recibir tantas como se pueda. Al poco tiempo de llegar a este Centro Penitenciario enfermó mi padre, una persona inmejorable, amigo de sus amigos, no podría existir una persona en este planeta que pueda decir nada malo de él, y el señor injustamente se lo llevó de un mes para otro, quedándome destrozado por no haber podido despedirme de él. Era una persona muy respetada, por lo que tuve que renunciar a poder ir a visitarlo. Me dieron un permiso extraordinario, pero tuve que renunciar con todo el dolor de mi corazón, ahora me encontraría un poco más solo de lo que ya estaba antes de comenzar esta pesadilla, pero aún estaba mi madre, que ha pasado por dos situaciones muy duras y dolorosas, ver cómo toda tu vida se desmorona en un corto periodo de tiempo. Por eso mismo le digo, entre rejas llevo años, una juventud perdida, que ya nunca podré vivir, no me duele no vivirla, sino quien la tiene que sufrir, que es mi pobre madre al separarse de mí, pero yo siempre le digo que no llore más por mí, que pronto estaré a su lado para hacerle feliz. Yo sufro más por toda la gente que no tiene la culpa de pequeños errores que pasaron de ser un grano de arena a una montaña. Estar encerrado tanto tiempo, sin ni siquiera saber cuánto te van a condenar, cuánto más sufrimiento queda por soportar sabiendo qué clase de persona soy, yo no bajo los hombros ni la cabeza, yo lucho porque todo esto acabe de la mejor manera posible y de que mi gente deje de sufrir, uno se cansa, pero no se rinde, se decepciona, pero no se hunde, solo con pensar la vida que llevamos desde hace años, nos levantamos a las 7:45 horas con el recuento, a las 8:30 nos abren para bajar al comedor para tomar el desayuno, ya nos quedamos por el patio o por el interior del módulo, a las 12:30 nos abren las duchas y a las 13:00 horas comemos. Sobre las 13:30 nos suben para el chabolo hasta las 16:30 que nos bajan para echar el resto de la tarde y, después, abren las duchas a las 18:30 y la cena a las 19:00 y, sin tardar mucho, de nuevo para el chabolo o celda hasta las 20:45, que nos hacen el recuento y hasta el día siguiente. Por eso mismo vuelvo a recalcar que tenemos doble confinamiento, el no poder salir de aquí y no poder ver a ningún ser querido, tan solo poder escuchar su voz sin saber cómo está realmente, pues si pasa algo no te cuentan preocupaciones para que uno aquí no se venga abajo, que ya es duro estar aquí y tratan de que no nos preocupemos, pero preocuparse es humano, cómo no preocuparse por la gente que uno quiere, sería algo inhumano. Mi historia no será la peor que se haya escuchado, pero hay que vivirla estando atado de pies y manos, dejando de lado por todo por todos los medios todas las cosas que pudieran perjudicarme, a pesar de saber que o eres mala persona, de que las armas ni siquiera sabía que existieran, tan solo sabía que la droga estaba ahí, y por todo esto quieren imputarme 23 años, haciéndome una conformidad de siete años y medio, una pasada, la verdad. Por eso mismo digo que, a veces, pensamos mal y lo vemos diferente, dudamos de cualquiera, aunque sea inocente, Justicia y jueces en la cárcel me quieren ver, y a toda la sociedad queréis caerles bien, cuáles son los delitos que me queréis imputar, estáis buscando cosas que no son la realidad, pero algunos con dinero y poder la pueden comprar, y así se llama, se llama mi libertad, después de todo lo que es injusto, después de no poder hablar, de tanto dolor recibido, de tanto sufrimiento, no permito venirme abajo, pues la vida sigue, solo debo pensar que si yo he cometido errores, cualquiera puede cometerlos, aunque destrocen a una familia por tan solo quedar bien ante sus superiores. Yo he decidido perdonar a todo aquel que haga cosas indebidas e inconstitucionales, el rencor no te deja avanzar, hay que ser fuerte, asimilar, perdonar y seguir con tu vida de la mejor manera posible, sin mirar atrás y tratando de mirar a tu alrededor para valorar quién verdaderamente merece ser digno de estar en tu presencia y, el que no esté a la altura, pues que siga su camino. Yo no quiero ser más ni menos que nadie, simplemente quiero ser yo mismo y luchar por mi bienestar y por el de los que me rodean, y ustedes deben hacer lo mismo, no dejéis para mañana lo que pudiste hacer hoy, porque después vienen las lamentaciones. Ahora más que nunca es cuando uno debe ser más humano y cuidar de nuestra humanidad, si uno se contagia todos lo hacemos. Por eso mismo, debemos quedarnos en casa sin poner en riesgo tu vida ni la de los que te rodean, pasando la cuarentena todo se habrá acabado, tan solo debes estar en casa sin salir, es algo que se puede hacer fácilmente, no te hace falta dinero para quedarte en casa. Yo llevo desde el 15 de agosto de 2017 y no me he muerto por no poder salir de aquí, así que si llevo yo tanto tiempo aislado, tú puedes hacerlo. Uno más en casa es uno menos de contagio. Os deseo todo el ánimo del mundo y a ser fuerte por los que no han podido seguir luchando.

Llevo 17 meses en prisión y me quedan 3 meses para salir a la calle. Esto es mucho más duro para nosotros, los internos de prisión, que para toda la gente que está en libertad. Vosotros estáis con vuestra familia y no os falta en la nevera la comida, nosotros tenemos que conformarnos con lo que nos dan. Los días para vosotros no es nada comparado con el tiempo que tenemos que pasar encerrados nosotros, de 24 horas que tiene un día pasamos 16 horas encerrados en una celda. Espero que lo paséis lo más llevadero posible y pronto se haya solucionado todo. Un saludo desde Jaén II.

Me dirijo a este periódico para decir que en esta cuarentena que estamos viviendo no os preocupéis, puesto que los que estamos cumpliendo condena lo aguantamos y yo, personalmente, llevo pasados unos 15 años de privación de libertad, lo cual no entiendo por qué en estos momentos tan difíciles para la salud no hacen caso algunos inconscientes y siguen saliendo a la calle, poniendo en riesgo a todos, especialmente a los ancianos. Desde Jaén II agradezco a todo el personal, tanto médicos como enfermeros, celadores, policías, guardias civiles, Protección Civil y en general a todos los que están velando por nuestra seguridad. A mí, personalmente, me queda hasta junio de este mismo año, ya que ahora solo he entrado a pagar una condena de cuatro meses y le rogaría que le pegaran un toque a la comisión disciplinaria o al director del Centro Penitenciario de Jaén, ya que a los del tercer grado, a nivel nacional, les han mandado a casa. Podían hacer conmigo lo mismo, dadas las circunstancias que estamos pasando con el coronavirus, ya que solamente me quedan dos meses para la libertad total.

Les mando ánimo y entre todos venceremos al coronavirus, pero siempre cumpliendo las indicaciones de las autoridades sanitarias, etcétera.

Solamente poneros en mi lugar, aunque sea un minuto. Pensad que si saliendo de vuestras casas vais a conseguir algo beneficioso... no, al revés, que habrá más contagiados y más muertes.

Yo sé perfectamente lo que es estar todo el día en casa, puede ser agobiante, pero estáis con vuestra familia, que es lo más importante. Entonces, si no aguantáis encerrados en casa, menos vais a aguantar aquí, donde yo me encuentro, sin mi familia, sin mis hijos y, encima de todo, encerrados. Así que pensad las cosas muy bien, porque yo daría lo que fuera necesario por estar con mi familia, solamente en casa.