Amistades tóxicas de la covid-19

Polución y enfermedad respiratoria

07 jun 2020 / 10:59 H.

Ya lo dice el refranero popular: “Dios los cría y ellos se juntan”. Ciertamente, no todas las relaciones son buenas y, en lo que respecta a la que mantienen la contaminación del aire y la covid-19, definitivamente es una de las tóxicas. La idea de que la evolución de ambas tenía una vinculación empieza a tomar aún más forma con los últimos estudios científicos publicados en el ámbito internacional y analizados por la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ).

En un webinario organizado por esta institución se presentó, concretamente, una ponencia que bajo el título “La pandemia de covid-19 y la contaminación”. Esta fue dada por la doctora Isabel Urrutia, neumóloga y coordinadora del Área de Medio Ambiente de la Separ, quien indicó sobre los estudios que, aunque por ahora se tratan de resultados preliminares, “las investigaciones que se realizan en diferentes entornos y países parecen confirmar que la exposición a corto y medio plazo a contaminantes puede aumentar la incidencia de la infección por covid-19 y la mortalidad de las neumonías asociadas”. En consecuencia, tal y como recoge el comunicado sobre el encuentro, la doctora apuntó que la calidad del aire “debe ser tenida en cuenta como medida de prevención para las epidemias”.

En esta línea, desde la Separ se explica que la contaminación crónica del aire facilita y contribuye al desarrollo de patologías respiratorias que están vinculadas a las tasas más altas de mortalidad por covid-19. De los diferentes estudios internacionales en los que sostienen tales afirmaciones surgen varias conclusiones como la resultante de una investigación italiana (“Air pollution and novel covid-19 disease: a putative Disease Risk factor”), por la que constatan que la presencia de compuestos de partículas sólidas y líquidas debida a la contaminación permite dejar flotar el virus en el aire más tiempo y que se mueva a distancias mayores. Asimismo, la tasa de activación del virus aumenta las zonas con mayor humedad relativa y disminuye en climas cálidos.

Por otro lado, los resultados de otra investigación italiana (“Can atmospheric pollution be considered a co-factor in extremely high level of SARS-CoV-2 lethality in Northern Italy?”) muestran que las personas que viven en un entorno con altos niveles de contaminación del aire son más propensas a desarrollar enfermedades respiratorias y más susceptibles a cualquier agente infeccioso. “Reducir los índices de contaminación y mejorar la calidad del aire no son solo medidas que contribuyen a frenar la expansión de la covid-19, sino que a largo plazo mejoran la salud respiratoria de la sociedad y nos ayudará a estar más fuertes y preparados frente a otras posibles pandemias”, expuso Isabel Urrutia.

Por su parte, el presidente de la Separ, Carlos Jiménez-Ruiz, declaró: “En España, la experiencia llevada a cabo en muchas ciudades para reducir el tráfico rodado ha dado como resultado una mejor calidad del aire que ha sido aplaudida desde las instituciones europeas, también el confinamiento nos ha permitido ver como en muy pocos días la calidad del aire mejoraba rápidamente por lo que respirar un aire más limpio es posible y debemos trabajar para ello como medida urgente de salud pública. Mejorar la calidad del aire contribuirá de forma relevante a evitar el cambio climático y esto mejorará la salud respiratoria de nuestra población”.

LA exposición aumenta la mortalidad

La exposición a la contaminación del aire urbano puede aumentar el riesgo de mortalidad a corto plazo, tal y como confirmó el año pasado un análisis epidemiológico internacional en 652 ciudades de todo el mundo (incluidas 45 españolas), dirigido por la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres (Reino Unido) y la Universidad de Fudan (en China) y en el que colaboraron investigadores españoles de la Idaea y el CSIC.