Adolescentes y niños, un grupo en el que centrarse
La educación sexual es esencial para ayudar a conciencier a los jóvenes de los riesgos de la hepatitis
La hepatitis A se transmite principalmente cuando una persona no infectada (y no vacunada) ingiere agua o alimentos contaminados por el virus. Según explica la Organización Mundial de la Salud (OMS), la enfermedad está estrechamente asociada a la falta de agua salubre, un saneamiento deficiente y una mala higiene personal. Sin embargo, a diferencia de las hepatitis B y C, la hepatitis A no causa hepatopatía crónica y rara vez es mortal, pero puede causar diversos síntomas debilitantes.
Entre los grupos de riesgo que pueden verse afectados por ella se encuentran los niños, aunque Rafael Martínez, presidente de la Asociación Andaluza de Medicina Preventiva y Salud Pública, y facultativo del Servicio de Medicina Preventiva del Hospital de Jaén, asegura que está “realmente bien controlada” en este caso. Esto se debe a que, normalmente, no están expuestos a situaciones de riesgo de contagio de esta enfermedad reciben su vacuna para protegerlos, principalmente, de la hepatitis B. En el grupo de edad donde Martínez señala que hay que centrarse es en la adolescencia.
Sobre esto, señala que la Organización Mundial de la Salud está ayudando enormemente gracias a la “Estrategia Mundial para la Salud de la Mujer, el Niño y el Adolescente”, un plan que está enfocado para los años 2016-2030 bajo el lema de “Sobrevivir, prosperar y transformar”. En él se incluye una novedad muy importante y es que, por primera vez, hablan como tal de un grupo en concreto: los adolescentes. “Siempre han estado un poquito olvidados y en esta estrategia quieren conseguir eliminar la mortalidad y prevenir la enfermedad en madres, niños y adolescentes”, sostiene Rafael Martínez. La OMS se centra así en vacunas sistemáticas, donde están recogidas las vacunas frente a la hepatitis B y la A; así como en la promoción de comportamientos saludables, una nutrición adecuada, la actividad física y la abstinencia del consumo de alcohol. “Otro aspecto muy importante para prevenir la propagación de estas enfermedades, es la educación íntegra sobre la sexualidad, ya que sabemos que, tanto la hepatitis A como la B, y muy poco la C (aunque también podría ser), se pueden transmitir por vía sexual”, manifiesta el experto.
Uno de los grupos de riesgo que se contempla en la hepatitis son los viajeros que se desplazan a países de moderada o alta endemicidad de hepatitis A. Ante esto, Martínez remarca que los adolescentes y adultos jóvenes son cada vez más viajeros: “Se van a otros países por estudios, donde están temporadas largas, hacen más turismo del que se hacía antes y van a países que podríamos considerar más exóticos”. Por este motivo, estos adolescentes y jóvenes viajeros deben ir protegidos correctamente frente a la hepatitis A. “Ya los estamos vacunando según calendario oficial de la Junta de Andalucía frente a la hepatitis B, pero la vacuna frente a la A debe ser una opción más que valorable para esos adolescentes que salen del país o van a zonas endémicas de la enfermedad”, dice. Añade, también, que es necesaria la implicación de los padres, ya que en este grupo de población va a ser más difícil controlar sus conductas o hacerles que acudan por iniciativa propia a consulta para vacunarse.