Abrazo multitudinario a don Ramón
La Fiesta de la Misericordia se convierte en una cariñosa despedida al pastor





Una multitudinaria cita para ensalzar al amor y a la misericordia coincidió con la anunciada despedida de Ramón del Hoyo como obispo jiennense. El jubileo puso color —concretamente azul, rojo y verde— la Plaza de Santa María, llena de católicos.
Aún no eran las siete de la tarde cuando un grupo de menores ensayaba un “flashmob”. Los padres vigilaban de cerca la coreografía de los menores, lista para dar estreno a una cita familiar, de comunidad, al fin y al cabo.
La canción “Be exalted” sonó —era el momento de escenificar la “multitud relámpago”— después de que se reunieran junto a la Catedral tres “procesiones” que provenían, cada una, de las parroquias de San Bartolomé, San Ildefonso y la Merced. Los últimos, que fueron los primeros en llegar, portaban una pancarta que rezaba “Jesús, rostro de la Misericordia”. Eran los que llevaban, también, globos rojos, símbolo de la encarnación de Cristo. La comitiva de San Ildefonso lució el mensaje “María, madre y misericordiosa”, y los que iniciaron su recorrido desde San Bartolomé aludieron a la “Iglesia, rostro de Jesús Resucitado”. Francisco de la Torre, arcipreste de El Valle, explicó a Diario JAÉN el trabajo realizado por todas las parroquias de la capital “desde hace meses”, con charlas en la Cuaresma.
Después del “flahsmob” hubo una representación de jóvenes que acabó con el mensaje “La misericordia de Dios es eterna”. Ricardo Cobo e Isabel Sánchez, esta última del proyecto Raquel, dieron testimonios de la idea central del jubileo. Ella recordó el caso de una mujer que abortó.
Amalia Vela, catequista de San Pedro Poveda, mencionó una actividad en la que presos de la cárcel intercambiaron misivas con estudiantes. Pedro Pancorbo, seglar, leyó un comunicado que explicaba el sentido del jubileo. “Supone unas gracias especiales, un regalo a sus fieles. Es muy especial”, comentó Julio Segurado, párroco de San Pedro Poveda, quien hizo de maestro de ceremonias con la ayuda de Aniceto Hidalgo. Uno de los momentos más especiales fue la aparición, a los pies de la Catedral, de Ramón del Hoyo. En el sentir de los presentes había un latir: la gente lo miraba con cariño pues sabía que, desde las doce del mediodía, ya tenía sucesor como obispo. “La misericordia es la única puerta para la salvación”, dijo Del Hoyo. Y todos pasaron por la puerta santa.

La sacristía de la Santa Iglesia Catedral acogió el solemne acto de apertura del proceso de beatificación de ciento treinta fieles de la Diócesis de Jaén, que murieron en defensa de su fe, desde 1936 hasta 1939. Entre los incluidos bajo el nombre de “Proceso del Martirio de D. Manuel Izquierdo Izquierdo y 129 compañeros” se encuentran 109 sacerdotes, una religiosa de clausura, un matrimonio, 17 varones seglares y un sacristán con discapacidad intelectual, según señala el Obispado.