Virgen del Rosario en La Guardia: Cantos de madrugada y procesión

Culto y patronazgo tienen su origen en la fundación del convento dominico en el siglo XVI
Vecinos en los balcones al paso de la procesión de la Virgen del Rosario. / Nacho Guzguti / Diario JAÉN.
Diario de Jaén

Las fiestas patronales de La Guardia de Jaén, en honor de la Virgen del Rosario, no son unas celebraciones al uso. Con un contenido puramente religioso, tienen un encanto especial por la presencia de los auroros, músicos que cantan coplas al son de los platillos, el triángulo y guitarras, a la vez que visitan las casas de los hermanos para invitarlos a la oración. El despliegue ocupa la madrugada previa a la procesión, aunque estos hombres también interpretan las piezas en el desfile. Una vez terminado el canto de la Aurora, se ofició el domingo una misa matinal en la iglesia conventual de Nuestra Señora de la Asunción. Al término de la ceremonia, los devotos salieron para reunir a amigos y familiares. A las 13:00 horas el Ayuntamiento ofreció la Fiesta del Ibérico, en el que pudo degustarse el jamón serrano en un ambiente distendido y alegre, emplazado en el Polideportivo Municipal. Además, se dispuso de una barra en la que también se dieron cuenta de aperitivos y viandas. Un ambiente familiar que sirvió de perfecto preludio para las últimas actividades incluidas en los actos por Nuestra Señora del Rosario, que volverían a iniciarse por la tarde.

Origen del culto

El origen del culto y patronazgo de la Virgen del Rosario en La Guardia de Jaén se remonta a la fundación y construcción del convento dominico en el siglo XVI, donde tuvo su primitiva capilla y altar. Asimismo, la tradición del rezo del Rosario que nació de manos de Santo Domingo en el siglo XVI, se inició en La Guardia de Jaén con los frailes dominicos, tal y como demuestran los primeros documentos alusivos a esta Cofradía, fechados en 1563. Por ser una de las tradiciones más antiguas e intimas del municipio, el Ayuntamiento pidió respetar su idiosincrasia y celebración, rogando silencio a todas las personas asistentes al Canto de la Aurora.